Especiales Semana

HIZO LAS COSAS BIEN

8 de enero de 1990

ADOLFO CARVAJAL
En un país donde el producto nacional ha sido mirado siempre por encima del hombro, es muy raro que una compañía nativa le dé sopa y seco a las multinacionales. Más aún, no es normal que una empresa colombiana vaya a otras naciones a enseñarle a los demás cómo se hacen las cosas.

Pero lo cierto es que ese ejemplo existe. Se trata de Carvajal y Cía., una firma caleña que en 1988 ocupó el puesto 16 dentro de las más grandes del país.

Todo ese emporio que se precia de que "hace las cosas bien", está comandado por un ejecutivo tímido y discreto, Adolfo Carvajal Quelquejeu, quien se ha ganado el titulo de empresario de la década. Al frente de una nave con 10.400 empleados, Don Adolfo--como se le llama coloquialmente--ha probado ser el capitán adecuado para la travesía por las inciertas aguas del mercado internacional. Mucho antes que en Colombia se comenzara a hablar de apertura y eficiencia en los mercados externos, Carvajal y Cía. había empezado a franquear las fronteras del país. Esa estrategia se intensificó en la década actual, con lo cual esta empresa se ha consolidado como la multinacional colombiana por excelencia. La internacionalización emprendida por su actual presidente se manifiesta fundamentalmente en dos vertientes: por una parte, el incremento de la exportación de los productos elaborados en Colombia y por la otra la creación de empresas filiales en el exterior con la participación, en cada caso, de inversionistas locales.

En cuanto al primer rubro, ya desde 1972 Carvajal había comenzado a exportar libros tridimensionales, los conocidos en el país bajo la marca "Libros animados". Pero de un comienzo relativamente tímido se llegó en la década de los 80 a la situación, increíble en otras áreas, de que Carvajal y Compañía domine el 60's o del mercado mundial de ese producto, con exportaciones que llevaron libros en 18 idiomas a 50 países por un valor de US$13 millones en 1989. Para ello la empresa añadió a la planta de Popayán, creada en 1972, dos fábricas adicionales en Roldanillo (Valle) y Santander de Quilichao (Cauca), y creó hace un año una nueva en México a la que, en una exportación sin precedentes de know how nacional, envió 30 operarias payanesas a realizar allí labores temporales de instrucción a sus compañeras "manitas".

En esa línea, el conglomerado industrial dirigido por Adolfo Carvajal Quelquejeu ha llegado a tener un nombre internacional determinado por el número e importancia de sus filiales en el exterior: en México, Tecarsa S.A. y Formas Eficientes; en Guatemala, Publicar de Guatemala--que edita los directorios telefónicos de ese país--;en Panamá, Editorial Norma, Formas Eficientes y Electrodata; en Puerto Rico, Carvajal Internacional; en Venezuela Moldeados Andinos C.A. y Aba de Venezuela (sistematización de oficinas), en Ecuador, Offsetec S.A. y Ditempo, y en Brasil, Editora de Catálogos Telefónicos de Brasil S.A. Editel, que elabora los directorios telefónicos de los estados de Parana, Bahía, Espíritu Santo, Alagoas y Sergipe, en cada uno de los cuales atiende con sucursales propias y personal local.

A nivel nacional el conglomerado adquiere características de imperio, pues sus múltiples actividades relacionadas con las artes gráficas, los empaques comerciales, la edición de libros y los productos de tecnología avanzada para oficinas (citadas a modo de ejemplo), son desempeñadas por 14 empresas distribuidas en todo el país. Pero lo más llamativo es que quien lo dirige, así como sus hermanos y los demás descendientes que hoy forman la familia Carvajal, no son, ni mucho menos, emperadores.

Y es que Adolfo Carvajal, el gran artífice del desarrollo de la empresa en los años 80 es según los conocedores del tema, el exponente típico de esa estirpe de empresarios. Nacido el 6 de noviembre de 1931, luego de adelantar estudios universitarios en Montreal, Canadá, y en Rochester, Estados Unidos, ingresó a la empresa de sus mayores en 1954 y sólo 8 años más tarde logró un cargo de primera importancia, la dirección de la filial que la empresa había establecido en Puerto Rico, por invitación del gobierno de la isla.

Pero hoy, 27 años más tarde. cuando tiene cumplidos prácticamente todos los sueños de un empresario, Adolfo Carvajal sigue siendo el mismo. Descrito como un hombre tímido y reservado, Carvajal tiene el perfil típico del gran industrial a quien sus colaboradores deben hablarle rápido y conciso, pues no le gusta perder tiempo en que le repitan ni en repetir. A pesar de su enorme poder, no es un hombre de gustos sofisticados, sino más bien un caleño hasta la médula. Se dice que en su juventud frecuentó mucho los toros y el fútbol --hincha del Deportivo Cali--, pero ahora todos sus hobbies se reducen a trabajar en actividades diferentes a las propias de la empresa (como el Instituto de Estudios Superiores ICEST, uno de sus amores), pero siempre trabajar.

Casado desde 1958 con la ex directora de Colcultura Amparo Sinisterra de Carvajal, tiene dos hijas y un hijo, el único casado, con quienes desarrolla domingo a domingo su principal gusto de fin de semana: "Misa y piza". A falta de aficiones conocidas, sus amigos saben que la mejor manera de complacerlo en sus regalos es darle largos tabacos, que saborea con fruición.-