Especiales Semana

"LA BELLE EPOQUE"

En el baile de fantasía las candidatas rindieron homenaje a los años 20. Con ello recordaron la época del corsete y de las cinturas de avispa. Fueron los años de la revolución en el ropero de las mujeres que encabezó Coco Chanel.

11 de diciembre de 1995

EL TURNO FUE PARA los diseñadores. Para la aguja y el dedal. Para darle rienda suelta a la imaginación y a la creatividad. Frente a ellos estaba el reto de rendirle tributo a una de las épocas más interesantes de la moda: los años 20, la belle epoque. Fueron los años dorados de Coco Chanel, quien revolucionó el ropero de las mujeres. De las prendas recatadas que cubrían del cuello a los tobillos se pasó a los corsetes, a la falda ceñida estilo portafolio que entallaba la cintura de la mujer.
Chanel, considerada como una hereje en esa época, vestía de pantalón y de camisa. Como los hombres en un tiempo donde todo era prohibido. A ella la llamaban la mujer antimoda. Pero poco o nada le importó. Su legado es de gran trascendencia, especialmente en los diseños para mujer. En las mejores pasarelas del mundo los más importantes diseñadores siempre le han rendido tributo. Todos están de acuerdo en que los años 20, sin lugar a dudas, fueron la belle epoque de la moda femenina.
Eran los años del cine mudo, de la revolución. Fue una época esplendorosa y por eso las candidatas que asistieron este año a Cartagena decidieron rendirle un merecido homenaje. Para ello escogieron una de las noches más mágicas del concurso: el baile de fantasía. De la lentejuela, el payé, la seda y los flecos. De las diademas y los tocados. De las plumas de avestruz. Fue la noche de los diseñadores, quienes descrestaron con sus 'obras de arte'. Las candidatas lucieron hermosos trajes de los años 20, la mayoría de los cuales tenían un nombre. Unos para recordar los personajes de la época, otros para revivir las historias de Chanel y unos más para recordarnos el nacimiento del cine mudo.
Así transcurrió quizás la noche más alucinante del concurso. Parecía un cuento de hadas con mujeres radiantes repletas de penachos y plumas. Fue una celebración inolvidable que se prolongó hasta la madrugada en los salones del Club Cartagena. Fueron las reminiscencias de la belle epoque.-