Especiales Semana

La construcción y sus complementos

10 de mayo de 1993

¡A DECORAR PAREDES!
PARA CAMBIAR EL ASPECTO DE LAS PAredes de la casa ya no basta recurrir a los profesionales de la brocha gorda. La decoración de los ambientes se toma incluso los viejos muros y hace con ellos milagros. Es la última tendencia . La que se impone entre aquellos que realmente sienten el espacio en que viven como algo muy personal y se atreven a colocarse el delantal e intentarlo.
Lograr los mejores resultados en esta nueva aventura no siempre es fácil. Pero con una mínima asesoría profesional, creatividad, la metodología del ensayo y el triunfo, y buenas dosis de paciencia, se puede llegar a la meta. Lo mismo en tono que en textura. Son estos los dos ejes básicos de la nueva experiencia y están al alcance de la mano.
Así lo señala Fernando García, un joven decorador de interiores que trabaja con la convicción de que cada quien, como amo y señor del ambiente en que vive, debe procurarse, por todos los medios que estén a su alcance, comodidad, confort, tranquilidad y elegancia.
Las actuales culturas occidentales son particularmente reacias a dejar su sello en esas desalentadoras superficies lisas. Entre más blancas mejor. Por esto, resulta bueno aclarar que la tarea no es innovadora.
Hace siglos, la antigua cultura egipcia perfeccionó, muy a su modo, la técnica de preparación de superficies con gesso, un recubrimiento que hoy se usa como base para la gran mayoría de acabados de muebles, pisos y paredes. Ademas ensayó la simulación del mármol e integró el aserrín a su trabajo. Los egipcios eran también maestros en el arte del dorado. Aquella maravilla que, ni con el paso del tiempo, la pintura ha incorporado por completo.
En cuanto al uso de plantillas, estas alcanzaron gran sofisticación durante el siglo XIX en el norte de Europa y Estados Unidos dentro del dominio del gremio de los decoradores.
MANOS A LA OBRA
Aunque las posibilidades son realmente infinitas, es bueno tener en cuenta algunas recomendaciones para que la labor sea siempre divertida y enriquecedora. SEMANA revisó libros y catálogos de tendencias, con la colaboración de Fernando García, y extractó algunos de los principios de la decoración de paredes made in home.
Todas las personas se aproximan de un modo diferente a la pintura. Algunas son vigorosas, otras delicadas. Existen clásicos e innovadores. En consecuencia, hay que preguntarse desde el principio "¿qué tipo de decorador de paredes soy yo?". A medida que la experiencia y la confianza se vayan acumulando, la individualidad comenzará a notarse. Aunque en todas las etapas del proceso sigue siendo indispensable no sobreactuar.
Es que este trabajo puede convertirse también en una explosiva variación de arte étnico. Todo depende de los tonos y diseños elegidos. Arena, ocre, óxido y rojo indio, aplicados teniendo en cuenta drama, peso, profundidad y sentido del movimiento, darán a la sala de la casa un toque muy africano. Si eso es exactamente lo que se quiere, no hay problema.La clave es ver las paredes terminadas antes de dar el primer brochazo.
O si se quiere, antes de lanzar por primera vez el trapo, antes de pasar la primera cepillada, antes de estampar el primer "esponjarazo" o antes de sacudir la primera pincelada.Aquí, cada quien escoge las herramientas y va aprendiendo los secretos según el efecto perseguido.
Por ejemplo, en la técnica de peinado se pueden usar cepillos de cartón fabricados en casa y peinar un color en una dirección y otro en dirección contraria creando un diseño ajedrezado. La variación tonal entre uno y otro no debe ser muy grande, pues se perdería la profundidad y el look final sería tremendamente pesado. Siempre hay que trabajar lentamente, presionando de manera constante el cepillo y sin olvidar que la segunda mano predominara en la composición final.
Desde luego, hay técnicas que requieren mayor destreza. Una de ellas es la imitación del mármol, donde intervienen desde el trapo y el balde hasta los más finos pinceles de artista. También el gesso que es, en pocas palabras, una mezcla de carbonato de calcio molido y pegante de origen animal. Hay que aplicar como mínimo cuatro capas y está prohibido acelerar el secado por medios artificiales. Entonces se lograra una base lisa, suave y tan fría como el mármol real, sobre la cual pintar.
Los ingredientes básicos para cualquier acabado son: glaze -sustancia gelatinosa y casi transparente elaborada con aceites de semilla, blanqueadores y secantes- disolvente, que se usará en cantidades importantes, y pinturas de aceite para arte.
Esas últimas son mejores para la decoración que las pinturas de agua (emulsiones) porque secan más lentamente permitiendo corregir errores, ofrecen una amplia gama de tonos para sutiles combinaciones y proporcionan brillantes terminados. Fernando García aplica, finalmente, cera emulsionada para dar aún mayor brillo.
Es probable que después de una intervención de este tipo los pisos y muebles requieran también una "buena mano". Pero entonces será mucho más fácil porque ya se ha dado el primer paso en apropiación del ambiente.
CONSTRUCCIONES IMPOSIBLES
"ES UN JOVEN OBSTINADO, CON PREdominio de intereses literario filosóficos y falta de ideas propias". Eso fue lo que dijeron los maestros de Maurits Cornelis Escher cuando estudiaba grabado en madera en la Escuela de Arquitectura y Artes Decorativas de Haarlem (Holanda).
Y en lo que a obstinación se refiere, no se equivocaron. Es que este grabadista cultivó su arte pacientemente hasta convertirse en un mago del engaño a través del dibujo. A tal punto, que sus obras son consideradas como inteligentes burlas a la bidimensionalidad del papel.
Estrictamente, son pocas las que pertenecen a la clasificación de mundos imposibles. Una es "Belvedere" (1958). En ella, la escalera que parte del primer piso del castillo se recuesta en la fachada cuando primera y segunda plantas tienen los mismos puntos de apoyo. Intentar algo así arquitectónicamente no es viable.
¿Otra? "Escaleras arriba y escaleras abajo" (1960), una de las litografías que aparece ilustrando esta página. En lo alto del castillo los monjes de la formación interior siempre bajan y los de la formación exterior siempre suben. Imposible en un espacio completamente cerrado.
La composición del resto de la escena, aunque sencilla, está igualmente meditada: la terraza se roba toda la atención del observador desde el primer acercamiento y uno de los dos monjes de afuera mira atentamente el espectaculo de la torre invitando al espectador a imitarlo.
Con el antecedente de aquella, un año más tarde Escher diseñó su "Cascada": el agua que la alimenta para hacer girar el molino cae no sólo por los aires, también en el tramo de ascenso. Sin embargo, en composición circular se mantiene alimentada.
¿NADA ESPEIAL?
Bruno Ernst, el autor de "El espejo mágico de M.C. Escher", comenta que el grabador nunca colgó sus trabajos en las paredes de la casa. "Lo que hago no es nada especial -decía Escher-. No comprendo por que no lo hace un mayor número de personas. Mientras estoy ocupado con una obra particular me parece que estoy haciendo lo más bello del mundo. Si me sale bien, me paso la tarde sentado allí, enamorado de ella. Este enamoramiento es mucho mayor que el que me puede inspirar un ser humano. Al día siguiente, sin embargo, vuelvo a ver las cosas claramente".
Pero más que a sus propias palabras hay que atender a la constancia y el rigor de su producción. Cada obra Darece un informe de hallazgos y, aparte de una serie de estampas que tratan el paisaje del sur de Italia recorrido a pie con sus mejores amigos (el pintor Giuseppe Hass Tiverio y Robert Schiess, otro artista suizo), dejó unos 70 trabajos de inspiración matemática.
La línea predominante fue la de dibujos compuestos de figuras uniformes. A partir de 1936 llenó los planos con animales claro oscuro que se cruzaban. Y años más tarde fue integrando a estas compsiciones una sugerencia de infinito, variando en cada diseño los tamaños.
Claro que en Escher también hay obras ingenuas y divertimentos.
Uno de ellos se titula, como el libro arriba mencionado, "El espejo mágico" (1946). Se trata de una litografía en la cual hay múltiples sorpresas: los perros alados (primera) nacen del marco del espejo (segunda), lo recorren y salen de él (tercera). Pero no sólo los perros, también los reflejos (cuarta). Unos y otros se van multiplicando a lado y lado (quinta), convirtiéndose lentamente en figuras planas (sexta) y finalmente, integrandose al piso blanco (séptima). Siete descubrimientos a primera vista ameritan detenerse en el cuadro, que también está en este artículo.
A partir de 1960 y hasta su muerte en el 72, Escher pudo vivir holgadamente de su trabajo. Y al menos en apariencia, a él poco le importaba el dinero. En alguna oportunidad le dijo a su entrevistador de turno: "¿Recuerda usted que trabajé durante años diseñando un billete de 100 florines por encargo del banco central holandés? Al final lo rechazaron, pero ahora imprimo billetes con mi propio método".