Especiales Semana

La fuerza de las palabras

José Alberto Gutiérrez rescató tantos libros de la basura que hoy tiene 15.000 distribuidos en cinco bibliotecas comunitarias.

18 de junio de 2011

Los salvó de morir sepultados entre la basura. José Alberto Gutiérrez, conductor de un camión de recolección de residuos, encontró entre los desechos más de diez mil libros a los que les dio un lugar en su casa. Descubrió su vocación de bibliotecario cuando trabajaba en el gremio de 'los escobitas'. En una de tantas noches en las que manejaba su vehículo, se topó con una caja repleta de libros abandonados. Pese a que las normas de su trabajo le impedían apropiarse de lo que otros desechaban, tomó la caja en la que había títulos como Ana Karenina. Desde ese momento supo que ya no recorrería las calles de Bogotá de la misma manera. Muchos libros, huérfanos, en cajas o bolsas de polietileno, estarían esperándolo en cada esquina. Poco a poco, los libros se tomaron su casa y su vida. Cuando su colección alcanzó los 800 ejemplares, le pareció egoísta no compartir su buena suerte. Entonces se le ocurrió crear su propia versión del paraíso: la primera biblioteca comunitaria del barrio la Nueva Gloria, en el suroriente de la ciudad.

Los cómplices de esta aventura fueron su esposa, modista de oficio y restauradora de libros por vocación, y sus tres hijos, convertidos en talleristas y asesores de tareas. Así nació en 2004 La Fuerza de las Palabras, un oasis de historias y conocimientos en medio de la indiferencia, la violencia y la inequidad. Este proyecto hoy cuenta con tres sedes en la localidad de Sumapaz, una de ellas manejada por una niña de 12 años, y dos más en la localidad San Cristóbal. Don Alberto, incansable, continúa recibiendo donaciones y sembrando semillas de esperanza. Les pide a los bogotanos no volver a tirar sus libros a la caneca, "pues son el mayor tesoro de una sociedad, por eso no deberían estar en la basura. Siempre habrá alguien que esté dispuesto a recibirlos, a leerlos", enfatiza.