Especiales Semana

LA GENERACION DEL FIN DE SIGLO

Al acercarse el siglo XXI, Colombia se prepara a ser gobernada por una nueva generación ¿Quienes son estos personajes, qué piensan y hacia dónde van?

25 de abril de 1988

Dentro de 12 años será el año 2000. Y aún en un país donde todo el mundo siente siempre que la política está manejada por "los mismos con las mismas", es previsible, y sano, que los destinos nacionales no estén para entonces en las manos de quienes hoy lo rigen. La primera elección de alcaldes de la historia de Colombia, más que ningún otro evento, ha abierto algunas compuertas en la anquilosada política nacional por las que pueden entrar algunas caras nuevas, que producirán un relevo generacional. Así como existió la generación de la guerra (Rafael Uribe Uribe, Benjamín Herrera, etc.), la del centenario (Alfonso López Pumarejo, Laureano Gómez, etc.) y la del medio siglo (los Lleras, Echandía, Gaitán, Gabriel Turbay, etc.) y la generación del 48 (Virgilio Barco, Otto Morales, Augusto Espinosa, Alvaro Gómez, etc.), hoy se puede hablar de la generación del fin de siglo.
SEMANA en este número ha intentado, a la luz de las realidades políticas de hoy, trazar un boceto de lo que puede ser el grupo de colombianos que jugarán papeles importantes en lo que queda del siglo XX. La selección, como cualquier otra, es arbitraria. Se decidió circunscribir la lista a personas en ejercicio activo de la política, teniendo así que dejar por fuera a múltiples contemporáneos que se han destacado en otras esferas como el periodismo, la ciencia, la industria y la cultura. También se decidió establecer una línea divisoria de esta generación, que consiste en no tener hoy más de 45 años. Esto sacó "de una" a personajes como Rodrigo Marín Bernal, Rodolfo González García, Gabriel Melo Guevara, Carlos Holguín Sardi, Jaime Castro, Eduardo Mestre Sarmiento, William Jaramillo Gómez..., quienes muy probablemente estarán al frente de los acontecimientos nacionales en este lapso. Quedaron en consecuencia como los "viejitos" de esta generación, los hoy símbolos del relevo generacional como Luis Carlos Galán, Rodrigo Lloreda etc etc.
Lo que es curioso es el aparente machismo de la selección final que no incluye ningún representante del llamado "sexo débil". Esta omisión no fue para nada voluntaria. Un vistazo al abanico de mujeres que se mueven en política, llevaría a la no muy caballerosa conclusión de que el elemento femenino en esta materia tiene más pasado que futuro. A pesar de que entre el sexo débil hay tanto o más talento y capacidad de trabajo que en su contraparte masculina, lo que falta es fuerza política independiente y autónoma. Las posiciones que tendrán las mujeres de aquí al año 2000, que serán muchas, dependerán en gran parte de las decisiones y nombramientos de los hombres.
Como Colombia es Colombia, la cuota de delfines es considerable. No es exagerado afirmar que al lado de algún relevo generacional muchas de las caras que hacen parte de esta lista son más nuevas que sus apellidos.
Hechas estas salvedades, SEMANA presenta a sus lectores en orden cronológico, un punto de vista sobre lo que puede considerarse la generación del fin de siglo. A todos ellos, con excepción de tres que no pudieron ser contactados por encontrarse fuera del país, les formulamos las siguientes tres preguntas.
1. ¿Cuál es su máxima aspiración política?
2. ¿Cuál es el personaje, preferiblemente contemporáneo, que más admira?
3. ¿Cuál es la reforma que considera fundamental para que Colombia sea un país mejor en el año 2000?

Alberto Santofimio Botero · Senador por el Tolima.45 años.
Es paradójico asociar a Alberto Santofimio con la generación del fín de siglo, ya que ha sido protagonista de las generaciones de los años 60s, 70s y 80s. Sin embargo, el dirigente tolimense tiene hoy solamente 45 años y aunque varios han tratado de acabarlo muchas veces, nadie ha podido hacerlo hasta ahora. No obstante esto, el senador tolimense tiene un solo problema político y éste no parece tener solución: su imagen. A pesar de su inteligencia y don de líder, sus líos jurídicos y sus malas compañías del pasado se han constituído en un veto contra sus aspiraciones de llegar a la Presidencia de la República. Es un veto abstracto e intangible, pero ahí está y sólo su juventud permite especular teóricamente sobre la posibilidad de que se levante. Pues al fin y al cabo, en el año 2001, cuando muchos ya no se acuerden de sus errores de juventud, Alberto Santofimio no tendrá más que 59 años. Seis años menos de los que tenía Barco cuando llegó a la presidencia. En todo caso, aun cuando esto no suceda y aun cuando los ministerios y embajadas le son esquivos, cada vez que aparezca en la tribuna habrá silencio e interés en el auditorio. SEMANA no logró encontrar al doctor Santofimio, que se hallaba fuera de Bogotá, para que contestara las preguntas formuladas.

Horacio Serpa Uribe. Senador por Santander. 44 años.
Es el típico izquierdista del Partido Liberal. Fogoso parlamentario y abanderado de las negociaciones de paz. Este perfil probablemente lo adquirió por el hecho de haber nacido, crecido y desarrollado políticamente en una de las zonas más violentas del país el Magdalena Medio, en donde formó su propio movimiento político, el Fila. Quienes lo conocen aseguran que es una reserva del partido, aunque le falta mucho roce político a nivel nacional. Serio y juicioso representante de su región en el Congreso, vive tan preocupado por los problemas locales, que en ocasiones pierde la perspectiva nacional. A pesar de su radicalismo ideológico, es considerado un buen componedor y, en alguna medida, se le atribuye la derrota a la llave Contralor-Mestre en la elección de alcaldes. Aunque nunca ha ocupado ningún cargo público importante y no suena para ningún ministerio, muchos aseguran que de crearse el Ministerio de la Paz, él sería el primer candidato.

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1. Contribuír desde la posición que ocupe, en el Congreso o en el gobierno, para que en Colombia haya un cambio fundamental en lo social y en lo económico dentro de los marcos de la democracia.
2. Ernesto Samper Pizano.
3. La reforma más urgente es la de democratizar la economía, para que la clase trabajadora y los sectores medios de la población colombiana tengan acceso a los medios de producción.

Alvaro Leyva Durán Senador conservador por Cundinamarca. 45 años.
Hijo del fallecido dirigente conservador Jorge Leyva y delfín no sanguíneo de Pastrana. Comenzó su carrera a la sombra del ex presidente, pero ha adquirido vuelo propio y se ha convertido en la cara de mostrar del pastranismo. A pesar de su filiación conservadora, es un hombre de ideología progresista y desempeñó un papel importante durante el proceso de paz del gobierno de Belisario Betancur. Aunque cuenta con una buena hoja de vida, incluyendo la secretaría privada de la Presidencia de la República y el Ministerio de Minas, su talento se ubica más del lado de la política que de la administración. Considerado precandidato seguro a partir de 1994.

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1. Ser ex presidente de la República.
2. Lucho Herrera y Fidel Bassa, porque son el símbolo del esfuerzo nacional.
3. Consolidar una política de paz exitosa y preocuparse por el progreso integral del ciudadano.

Carlos Rodado Noriega Representante conservador a la Camara por el Atlántico. 44 años.
Aunque su paso por el Ministerio de Minas como parte del último gabinete del presidente Julio César Turbay, resultó bastante polémico, este ingeniero y economista de Sabanalarga sigue siendo muy respetado en su partido y en la Cámara. Su condición de tecnócrata proveniente de una región más bien especializada en caciques electorales, le puede garantizar un papel de importancia en el futuro de la política conservadora. Además de ello, se le considera un protegido del ex presidente Misael Pastrana y un hombre que ha logrado una imagen de serio y estudioso, gracias a sus artículos sobre temas económicos, que se publican periódicamente en El Espectador.

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1. En política todo se puede perder menos las ganas. Mi máxima aspiración coincide con la máxima exaltación que ofrece nuestra democracia.
2. Manuel Elkin Patarroyo, porque es un colombiano que tiene fe en nuestras propias posibilidades.
3. Rehacer completamente el estado de derecho que está hecho pedazos, debido a los profundos desequilibrios económicos y sociales.

Alberto Montoya Puyana Elegido alcalde de Bucaramanga. 44 años.
En un departamento donde, a diferencia de lo que sucede en otras regiones del país, han surgido en la última década muchos dirigentes nuevos (Galán, el contralor, Serpa, etc.), ser joven no es suficiente para destacarse en política. Y para Alberto Montoya, en efecto, no ha sido fácil. A pesar de contar con la bendición de la muy cerrada oligarquía bumanguesa, tuvo que esperar la elección de alcaldes para brillar por sí mismo. Primero tuvo que lograr, alrededor suyo, el consenso de un grupo muy disímil que iba de la derecha del ex ministro Arias Carrizosa, a la izquierda de Serpa Uribe. Pero esto no era suficiente. Tenía que ganar las elecciones, y ganárselas, ni más ni menos, que a la poderosa Confederación Liberal de Santander, del contralor y Eduardo Mestre. Con las virtudes de un buen administrador demostradas en la gobernación de su departamento hace más de 10 años y con las calidades académicas probadas como rector de la Universidad Autónoma de Bucaramanga, Montoya tendrá que vérselas en el Concejo, en un terreno que no es precisamente su fuerte: la maquinaria política. Sin embargo, quienes lo conocen afirman que es un buen gallo de pelea y que cuando lo requiere, saca la espuela. De la forma como salga librado en este reto, dependerá en buena parte el futuro de su carrera política.
SEMANA no logró encontrar al doctor Montoya, que se hallaba fuera de Bogotá, para que contestara las preguntas formuladas.

Jaime Arias Ramírez Ex ministro, representante a la Cámara concejal por Bogotá. 44 años.
A primera vista, la carrera política de Jaime Arias parece haber tocado techo. Un hombre que a los 44 años ha sido dos veces ministro, con un perfil relativamente bajo y más bien distanciado del ex presidente Pastrana, su antiguo protector, aparentemente no tiene mucho futuro político. Sin embargo precisamente este hecho, el haber formado toldas aparte de la casa Pastrana en momentos en que dentro del Partido Social Conservador todo el mundo lo que busca es acercarse al ex presidente, a Arias el alejamiento le ha producido buenos resultados. En las últimas elecciones parlamentarias, su Movimiento Acción Cívica le dio un escaño en la Cámara de Representantes. En la elección de alcaldes, conservando su independencia, apoyó la candidatura de Andrés y el resultado electoral volvió a estar de su parte. Y en un electorado independiente como el bogotano, cualquiera que logra hacerse elegir por fuera del oficialismo de su partido merece respeto. Detrás de una imagen relativamente pasiva, en Jaime Arias se esconde un hombre trabajador, sagaz y muy ambicioso.
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1. Mi meta es la de tratar de servirle al país y a la gente que me ha servido, ya que no está en mi agenda ser Presidente. Ya ocupé las demás posiciones y no quiero volver a ser Ministro, ni Embajador.
2. Misael Pastrana Borrero, pero si se quiere uno más joven, Rodrigo Lloreda Caicedo.
3. En mi concepto no se necesitan reformas, lo que hay que reformar es a la gente.

Luis Carlos Galán Sarmiento. Senador liberal por Bogotá. 44 años
Probablemente es el número uno de la generación del fin de siglo. Su nombre se asocia inmediatamente con candidatura presidencial. Hombre inteligente, preparado y responsable con dimensión de estadista y grandes dotes de liderazgo. Su fuerza política, que era muy promisoria cuando comenzó en 1982 contra López Michelsen, se ha ido evaporando. De ser el contra-hombre a nivel nacional de todos los caciques sumados, pasó a ser el gran cacique de Bogotá. Su fuerza electoral, aparte de Bogotá y Bucaramanga, es casi insignificante y se puede afirmar que el Nuevo Liberalismo, como fuerza política prácticamente ha dejado de existir, a pesar de que el prestigio personal de Galán es inmenso y se mantiene intacto. Aunque fue uno de los derrotados en las últimas elecciones, aún se habla de él como posibilidad presidencial para el 90. Inclusive algunos de los que creen que no llena las condiciones políticas para llegar a ser candidato del partido, consideran que es el hombre adecuado para el momento histórico. El sentimiento general es que si Víctor Mosquera Chaux no es el candidato, Galán lo sería, pero no se sabe cómo.

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1. Lograr la unión de América Latina.
2. Daniel Samper Pizano por su honestidad y capacidad periodística. Por sus calidades humanas y profesionales. Ha sido líder del periodismo moderno en Colombia.
3. Lo fundamental, la condición sine qua non, lograr un sistema electoral que garantice elecciones libres y competitivas para que haya una verdadera democracia política.

Juan Martín Caicedo Ferrer. Ex candidato a la Alcaldía de Bogotá. 44 años.
Derrotado electoralmente y victorioso moralmente en las pasadas elecciones de alcaldes. Su triunfo sobre Carlos Ossa fue el gran "palo" de las elecciones del 13 de marzo, y esto lo convirtió, por lo menos momentáneamente, en una mini-revelación política. Continúa con una larga tradición colombiana de personajes que hacen el trance del mundo gremial al de la política. Su principal fuerza radica en su identificación como hombre de centro-derecha, su habilidad para manejar la televisión y el hecho de estar de moda. Hoy en día suena para todo: desde ministerios, hasta como cabeza de lista para Bogotá en las próximas elecciones parlamentarias. Por ahora parece más posible lo segundo que lo primero, ya que la capacidad de arrastre electoral que demostró, garantiza que su nombre será buscado para consolidar fórmulas políticas en el futuro para las listas de Bogotá. A pesar de su asociación con el sector privado, su experiencia administrativa es en cierto modo limitada, pues las posiciones gremiales dependen más del buen manejo de imagen que de otros factores.

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1. Responderle a un electorado con el cual ya me he comprometido. Quiero servirles como alcalde a esas más de 300 mil personas que votaron por mi. Ya lo he empezado a hacer desde la Fundación Pro-Bogotá.
2. Si pudiera mezclar el espíritu renovador de Galán y el ímpetu juvenil de Fernando Botero...
3. Las reformas que requiere el país tienen que ver necesariamente con el frente social, que sería lo único que podría acabar con la inseguridad y la inmoralidad que existe hoy en Colombia.

Rodrigo Lloreda Caicedo. Ex canciller de la República. 44 años.
Es el precandidato conservador que más suena. Desde el mismo momento en que hizo parte del gobierno de Belisario Betancur, primero como ministro de Relaciones y luego como Designado, entró a hacer parte de las ligas mayores. Aunque todo el mundo le reconoce su calibre presidencial y su candidatura está prácticamente asegurada si no aspira ningún ex presidente de su partido, su poco carisma pone en tela de juicio sus posibilidades de ganar una elección a nombre de un partido tradicionalmente minoritario. El Partido Liberal con sus masas y su maquinaria puede darse el lujo de llevar al Palacio a Virgilio Barco, a Mosquera o a cualquiera, mientras no haya división. Los godos parecen necesitar ex presidentes gigantes en la plaza pública o estrellas de televisión, para compensar esta deficiencia. Sin embargo, los partidos no siempre cuentan con cartas ganadoras seguras y tienen que ofrecerle las candidaturas a los mejores. Lloreda es uno de ellos.

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1. La aspiración de todo político que ha logrado determinados escaños es la Presidencia. Lo que pasa es que no hay que confundir aspiración con obsesión.
2. Manuel Elkin Patarroyo y en el campo político, aunque puede llegar a ser rival mío, al que mejor conozco y admiro es a Luis Carlos Galán.
3. Restablecer la credibilidad en el sistema democrático, haciéndolo más justo y respetable.

Guillermo Perry Rubio. Ministro de Minas. 43 años
A pesar de que es senador suplente de Ernesto Samper, Perry es considerado más que un político, uno de los grandes tecnócratas de su generación. Experto en materias tributarias y energéticas, fue el autor de la controvertida reforma tributaria de 1974 y hasta hace poco era considerado la estrella del gabinete, a la cabeza del Ministerio de Minas. Sin embargo, en las últimas semanas su aureola se ha ido opacando un poco, en medio de una pugna interna tanto dentro del gabinete como del Ministerio, hasta el punto de que se ha rumorado insistentemente en los últimos días sobre su retiro. Dos conceptos contradictorios se oyen de él: gran brillantez intelectual y una falta de manejo de situaciones. Aún siendo esto cierto, su primera condición le garantiza un papel de primera linea hasta fin de siglo.

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1. Mis aspiraciones políticas se han ido desarrollando en la medida en que se han presentado las posibilidades.
2. A Ernesto Samper por su capacidad de interpretar políticamente los nuevos desarrollos de la realidad colombiana.
3. Hay que hacer dos tipos de reformas: una que le de mayor profundización a los sistemas de democracia directa (elección popular de gobernadores, revocatoria del mandato, plebiscitos etc.); y otra, una reforma que promueva la democratización de la propiedad.

Alfonso López Caballero. Representante a la Camara por Cundinamarca. 43 años.
Un anacronismo en política. Hombre con temperamento intelectual, aparentemente tímido y distante, es al mismo tiempo un trabajador político infatigable. Llegó a la Cámara en el 86 y pasó raspando para Concejo de Bogotá en el 88. Los que no saben de política no entienden por qué tiene tan pocos votos, y los que saben no entienden de dónde saca tantos. La explicación parece ser que quienes lo conocen piensan que debe llegar muy lejos, mientras que los que no lo conocen, no lo tienen entre sus cuentas. Jefe de Insurgencia Liberal, un movimiento político no muy significativo pero autónomo, actúa como si fuera jefe a nivel nacional, aunque sus fuerzas no corresponden aún a ese perfil. Se esfuerza para que su carrera política no cuente con los privilegios de su apellido tratando de crear un nuevo lopismo en lugar de heredar el viejo. A pesar de que se inició en política después de los 40 años, no refleja tener mucha prisa.

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1. Cada día tiene su afán y yo quisiera ser senador en el próximo período.
2. Kataraín.
3. Rectificar el modelo de desarrollo económico que ha concentrado la inversión pública y los beneficios del crecimiento en el sector urbano industrial moderno, y que ha generado un conflicto entre éste y el sector rural tradicional, una de cuyas expresiones es la guerrilla campesina.

Daniel Mazuera Gómez. Senador conservador por Cundinamarca. 42 años.
Tiene un perfil muy parecido al de su tío Alvaro Gómez Hurtado. Es decir, que todo el mundo lo considera un hombre muy importante que estará en primera línea hasta el año 2000, pero que se ve difícil que llegue a ser Presidente de Colombia. Esto obedece a que es el representante de su generación de la derecha doctrinaria y esta tendencia siempre cuenta con un espacio político de mucho peso, pero raramente llega al poder. Es un parlamentario muy respetado y un especialista en asuntos económicos. A diferencia de su tío, lo que sí se espera de Mazuera es que sea ministro, y muchas veces. En la línea de sucesión de los alvaristas puros, está detrás de Rodrigo Marín, ya que sus otros rivales como Carlos Holguín y Gabriel Melo, se están convirtiendo en alvaropastranistas.

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1. Yo pienso llegar hasta donde se me acabe la cuerda. Desde luego, como todo el que se mete en política la pretensión mía es la de llegar a la cumbre.
2. De la generación anterior a Lleras Restrepo, a Gómez y a López. El hombre más brillante de mi generación es, sin duda, Luis Carlos Galán.
3. El país necesita reconstruír su ordenamiento jurídico, tener capacidad para hacer leyes, es decir, reformar el Congreso. Y tener capacidad para hacerlas cumplir, es decir, reformar la justicia.

Diego Pardo Koppel Concejal de Bogotá. 34 años.
Diego Pardo tenía una meta inmediata en la vida que era sacarse un clavo, y se lo sacó. A pesar de que no llegó a la Alcaldía de Bogotá por voto popular, su elección al Concejo con una votación más que decorosa, archivó el bochornoso episodio de la "maleta de Fonseca". Su hoja de vida, su imagen juvenil y su demostrada audacia lo han convertido en una figura con proyecciones dentro del Partido Social Conservador. Su ostensible ambición, lejos de ser negativa, le da impulso a su imagen y es seguro que en las próximas elecciones parlamentarias se jugará la carta para encabezar alguna lista de Cámara o Senado. Su evidente capacidad de obtener votos permiten darle un buen pronóstico.

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1. Impulsar desde el puesto que sea necesario la renovación total de la clase política.
2. Andrés Pastrana y Fernando Botero.
3. La reforma municipal que ya empezó. Si funciona va a permitir que haya país. Lo demás viene por añadidura. Ojalá la clase dirigente se ponga a la altura.

Carlos Ossa Escobar. Ex candidato a la Alcaldía de Bogotá. 40 años
Su fracaso en las elecciones de marzo, según algunos, lo enterró políticamente. Pero ese pronóstico puede ser aún prematuro. Cuenta con una hoja de vida importante y la confianza de algunos sectores del liberalismo. El papel que jugó en el proceso de paz le ha generado prestigio y respeto en la izquierda y en algunos sectores intelectuales, y en la medida en que el péndulo regrese del lado de esa corriente ideológica, sus posibilidades políticas pueden ampliarse. Hoy en día todo esto está aún remoto y su reencuache dependerá más de la burocracia que de los votos. A pesar de su descalabro reciente, no son muchos los políticos de 40 años que le llevan ventaja.

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1. Creo que todo el que está metido en ésto aspira a la posición más alta que se puede lograr en la democracia.
2. Si es de los que están vivos, a Alfonso López Michelsen. Y de los de mi edad a Horacio Serpa Uribe.
3. Un cambio profundo en la orientación de los recursos del Estado en favor de los sectores más desprotegidos y de las regiones más abandonadas, para lograr recuperar la confianza en las instituciones y en el Estado. En síntesis para legitimar la democracia que ha sido mezquina y que tiene una deuda social con esos sectores.

César Gaviria Trujillo. Ministro de Gobierno. 41 años.
Es el único de la generación de fin de siglo que a los 40 años había ocupado dos ministerios tan importantes y tan diferentes como el de Hacienda y el de Gobierno. Le fue mejor en el primero que en el segundo. Su gestión al frente de las finanzas públicas produjo la reforma tributaria de 1987, cuyos efectos han sido considerados muy benéficos. En el Ministerio de Gobierno, a pesar de su protagonismo con la propuesta de reformas institucionales a través de un plebiscito, su bajo perfil público no ha correspondido a las expectativas de autoridad que genera la grave situación de orden público. Es entre sus contemporáneos de los que mejor combina la tecnocracia con la política. Entiende de problemas fiscales y también de cómo se consiguen los votos. Su carrera parlamentaria, que ha incluído la presidencia de la Cámara, ha sido destacada, y durante el gobierno de Belisario Betancur fue uno de los precursores de la oposición reflexiva. Su problema hacia el futuro radica en que, teniendo en cuenta, las posiciones tan altas que ya ha ocupado sólo parece quedarle la Presidencia de la República. Para esto tendrá que medirse contra los pesos pesados de su generación como Galán, Samper, etc.

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1. Poder contribuír a un cambio institucional que reconcilie a los colombianos con el Estado. Es necesario luchar para que aprendamos a vivir en paz y para que todos ventilemos nuestras diferencias por la vía pacifica y por medios democráticos. Mi aspiración personal es la de ayudar a dirigir un proceso de este tipo.
2. Es difícil encontrar a alguien que como Lucho Herrera simbolice mejor las esperanzas y los anhelos de los colombianos. Aunque merece igual admiración nuestro científico Manuel Elkin Patarroyo. Nuestros políticos jóvenes son mejores que los que nos antecedieron, pero ninguno ha logrado todavía recoger un caudal de opinión que le permita ser vocero de toda la nación.
3. Las reformas más importantes que necesita el país para llegar al año 2000 son aquellas que coloquen las decisiones políticas a la mano de nuestros ciudadanos. Nuestra vida política tiene un saber feudal y elitista que ubica a nuestra democracia en una situación de ilegitimidad y restricción.
Cada vez que alguna decisión o actitud está por fuera del gusto de quienes tienen el poder, acudimos al fácil expediente de argumentar que tal cambio no se debe hacer porque se ponen en peligro las instituciones. Así el poder político se defiende a base de introducir fantasmas y de meterle miedo a la gente. Debemos pensar en reformas que no sólo atiendan los problemas de la hora, sino que moldeen nuestra vida de las próximas décadas.

Fabio Valencia Cossio. Representante conservador por Antioquia. 40 años.
Puede ser considerado una creatura del esquema gobierno-oposición, pues lo que es seguro es que su talento no hubiera sido apreciado en la época del Frente Nacional. Lo que sabe es hacer oposición y no necesariamente de la reflexiva. De él se podría decir lo mismo que se decía de Laureano Gómez, que era un hombre de la oposición, pero no de gobierno. Y es probable que si el ex presidente conservador estuviera vivo y actuando en el Congreso, admiraría a un francotirador con las agallas y la sangre fría de Valencia Cossio. Por esto, su papel de aquí en adelante probablemente será más en debates parlamentarios, fiscalizando el poder y pulverizando a sus enemigos, que en ministerios o candidaturas. Sus posibilidades burocráticas radican más en las embajadas que le ofrecerán cuando quieran silenciarlo. Se le reconoce la minuciosidad con que hace sus investigaciones y arma sus casos, aunque su metodología es más política que objetiva. Como heredero de J. Emilio Valderrama y figura joven goda de un departamento de mayoría conservadora, tiene garantizada vigencia política mientras subsista el modelo gobierno-oposición y los conservadores continúen perdiendo las elecciones.

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1. El político que no aspire a la Presidencia de la República no está en nada.
2. Creo que como yo me tengo que excluír, excluyo a los delfines. Entonces, Alvaro Leyva Durán.
3. Para que exista país en el siglo XXI tenemos que empezar a ponernos al día con el siglo XX, porque estamos muy atrasados. Mientras todos los demás países están acabando, nosotros no hemos empezado.

Julio César Turbay Quintero. Representante liberal por Cundinamarca. 39 años.
Si de por sí la imagen del delfín no es buena, en el caso de Julio César Turbay Quintero, pesa un poco más. Sin embargo, el fuerte de la familia Turbay nunca ha sido la imagen, sino el afecto sincero y leal de quienes los conocen de cerca y un singular talento para conseguir y ejercer el poder político. Si se tiene en cuenta que su padre, Julio César Turbay Ayala, llegó a la Presidencia de la República sin ninguna ventaja en la línea de partida, venciendo todos los obstáculos y derrotando a todos sus contemporáneos, es previsible que un talento comparable al de él que arranca con uno de los capitales políticos más grandes de Colombia en la actualidad, tiene que jugar un papel importante en los años por venir. Sin embargo, existen diferencias sustanciales entre padre e hijo, ya que si bien la conducta política del ex presidente siempre se caracterizó por su carácter conciliador, en el caso de Turbay Jr., a pesar de la misma aparente bonhomía, hay por dentro un gallo de pelea. La fórmula paterna era obiamente la que se necesitaba en los días de reconciliación del Frente Nacional, mientras que en estos tiempos de esquema gobierno-oposición, un Turbay sin pelos en la lengua puede ser más efectivo.

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1. La aspiración mía es contar con el apoyo y el poder suficiente para hacer varias reformas que considero indispensables en el país.
2. Yo me identifico con las personas por sus resultados obtenidos y con algunas de las condiciones de varios líderes modernos, que sumadas podrían dar el resultado del estadista ideal. Dentro de ellos, en el terreno internacional: Felipe González, el rey Juan Carlos, Reagan, Pinochet y Mitterrand. En el campo nacional, al doctor Julio César Turbay Ayala.
3. Hay que buscar un conjunto de reformas que conduzcan a recuperar la discipliná y la autoridad, pero que fundamentalmente le devuelvan al pueblo la confianza en el gobierno. Por ejemplo, la reforma del Congreso y de la justicia. Es indispensable hacer una reorientación del gasto, al mismo tiempo que una actualización tecnológica que permita modernizar las estructuras del Estado y de la administración pública. Principalísimamente hay que buscar las condiciones para una verdadera redistribución del ingreso.

Ernesto Samper Pizano. Senador liberal. 37 años.
Las vicisitudes políticas de Ernesto Samper se han convertido en la telenovela política de sus contemporáneos. En escasos 6 años, ha subido como palma y ha caído como coco dos veces. Sin embargo, no hay una sola persona que no lo tenga en sus cuentas para los más altos destinos. De las precandidaturas de Ernesto Samper se puede decir que lo único seguro es que en 1990 no habrá una. Es un hombre pragmático, negociador, que sabe manejar a la gente mejor que nadie. Es probablemente el político que más trabaja de su generación y combina el manzanillismo con la audacia intelectual en forma que, según algunos, no es siempre responsable. Sin embargo, más que en sus pronunciamientos, su prestigio se basa en su personalidad que irradia poder y seguridad en sí mismo. A pesar de su derrota en Bogotá el 13 de marzo, logró obtener el apoyo de 25 parlamentarios cuya votación supera el millón de votos, lo cual lo convierte en el parlamentario con más apoyo político en la actualidad. Seguramente ningún liberal podrá ser candidato presidencial en el 90 si no cuenta con su respaldo.

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1. Preguntarle a un político cuál es su meta más alta, es como preguntarle a un obispo si quiere ser cardenal o a un coronel si quiere ser general.
2. Si se trata de jugar con los equipos locales, admiro a López Michelsen. En las ligas mundiales me apunto a los dos únicos líderes contemporáneos: Fidel y el Papa.
3. Nuestro gran desafío es abrirle camino a una sociedad pluralista en lo político, en lo económico y en lo social.

Carlos Holmes Trujillo García. Elegido alcalde de Cali. 36 años.
Más economista que político. Llegó a la Alcaldía de Cali, gracias a una combinación de delfinazgo regional, temperamento de hombre de servicio y la venida a menos del balcarcismo en esa ciudad. Más que la audacia y el ascendiente que los vallunos le reconocen a su padre, Holmes Junior se ha distinguido por su capacidad mediadora y su preocupación por disminuír la distancia entre los jefes y las bases de su partido. A pesar de que aún no se puede medir su condición de liderazgo, porque lleva muy poco tiempo de haberse lanzado al agua, muchos le pronostican una buena administración, que será la base de su proyección. No tiene mucho recurso en materia de imagen, pero cuenta con una aceitada maquinaria, en buena parte heredada. Como se encontraba fuera del país, Trujillo García no pudo contestar los interrogantes de SEMANA.