Especiales Semana

La lección de Pedro Gómez

Hace 10 años el principal constructor del país quedó prácticamente fuera del negocio por cuenta de la crisis. Se recuperó y ahora señala cuáles son las lecciones básicas para recuperarse.

21 de junio de 2009

Pedro Gómez Barrero recuerda que a finales de los años 90, en pleno auge del sector de la construcción, su empresa tenía más de 700 empleados. Luego de la crisis sólo "quedamos siete". Actualmente, el principal constructor del país volvió a recuperar el ritmo y está en una actividad desenfrenada y con nuevos proyectos. En diálogo con SEMANA explica cuáles fueron las lecciones de la crisis, por qué cree que en la actual las cosas van a salir mejor de lo que muchos creen y por qué hay qué confiar en el país.

SEMANA: ¿Qué lecciones le dejó la crisis de finales de los 90?

PEDRO GÓMEZ BARRERO: Fue una crisis muy honda y prolongada y nos afectó profundamente. Nos dejó varias lecciones. Una de ellas es que se debe ser mucho más prudente en el manejo del crédito. Y sobre todo que no se deben iniciar proyectos importantes sin tener una proporción muy alta vendida. Pero las lecciones no fueron sólo para los constructores sino para los bancos; ellos ahora no le prestan cuantías importantes a quien no tenga vendido siquiera 60 ó 70 por ciento de su proyecto. De esta manera no hay peligro de fracasar estruendosamente como lo hicimos entre 1998 y 1999, cuando la demanda se cayó significativamente y nosotros teníamos construidos muchas casas, apartamentos y oficinas que no se pudieron vender.

SEMANA: ¿Y cómo se puede enfrentar eficientemente las crisis?

P.G.B.: Hay una forma y es no tener tanta confianza en las presentaciones que hace el gobierno sobre la crisis. En la oportunidad anterior, los ministros de Hacienda reiteradamente nos dijeron que no se trataba de una recesión. Y dijeron con mucho énfasis y seguridad que se trataba de una simple desaceleración temporal de la economía y que al cabo de algunos meses se iba a recuperar el ritmo. En ese momento nos atuvimos a lo que decían esos pronósticos y no acertaron. Nosotros, confiados en lo que estaban diciendo, seguimos construyendo y tomando créditos.

SEMANA: ¿En medio de la crisis dónde fundamentar la confianza?

P.G.B.: Hay varias cosas: de la crisis anterior fuimos saliendo a partir de 2002, fundamentalmente porque el gobierno generó mucha confianza en el inmediato futuro del país por su acción de control de la guerrilla. Esto recuperó el orden público, especialmente en ciertas áreas y principalmente en las carreteras. La gente comenzó a ver que sí era posible vivir en este país, trabajar y proyectarse al futuro. Esa acción del gobierno fue la que generó demanda y naturalmente nos permitió volver a sacar producto y continuar con nuestra actividad empresarial.

SEMANA: En este contexto, ¿cuál es la responsabilidad del empresario?

P.G.B.: Si la crisis golpeó tan fuertemente como en 1999, fue porque habíamos metido la pata. Nos habíamos equivocado. Además, no es comparable esa crisis con esta, porque hoy los constructores estábamos vendiendo para construir, en vez de construir para vender y además estábamos tomando el crédito estrictamente necesario.

SEMANA: Aprendieron la lección...

P.G.B.: Claro, fue tan dura la crisis en los años 90 y nos dio tan duro, que la aprendimos muy bien y la venimos aplicando.

SEMANA: ¿Qué le preocupa hoy?

P.G.B.: Ahora en esta crisis, lo preocupante -y muy preocupante- es el desempleo; esto, con el incremento de las tasas de interés que aplicó el Banco de la República en su momento, hizo caer el consumo y ha continuado obrando sobre la demanda negativamente. Buena parte de ese desempleo es consecuencia de la caída de las exportaciones. En la medida en que el país exporte menos, tiene que producir mucho menos y eso hace que las empresas desvinculen a mucha gente. Esperamos que esa situación se arregle pronto, pero no podemos ser tan optimistas.

SEMANA: ¿Cuántos empleados tiene hoy?

P.G.B.: Somos 250.

SEMANA: ¿En la crisis tuvo que salir de mucha gente?

P.G.B.: En la crisis grande teníamos más de 700 funcionarios en todas las profesiones y quedamos siete. Teníamos más de 3.000 trabajadores de obra y de eso quedó cero

SEMANA: ¿Qué sintió cuando tuvo que tomar esas decisiones?

P.G.B.: Como dicen de los boxeadores, yo creo que supe en qué consiste estar grogui.

SEMANA: ¿Hoy las cosas son distintas?

P.G.B.: Hay buenas razones para ser optimistas y creo que la recuperación está llegando, ya se está produciendo. Vamos a crecer algo 1 ó 2 por ciento este año. Y en la medida en que esto se vaya solucionando, el tema del empleo que es lo más triste y dañino, el panorama será mucho mejor.

SEMANA: En estas circunstancias hay un sector empresarial más animado.

P.G.B.: Sí. En primer lugar, cada vez se siente más que Colombia estaba, no blindada, pero sí tenía una buena preparación para situaciones difíciles. En segundo lugar, las noticias que vienen del exterior en estos días, ya nos dicen que en Estados Unidos se siente algo de estabilidad y que en China los pronósticos que se dan son muy positivos y se piensa que podría haber un crecimiento significativo de 7 u 8 por ciento y China en estas circunstancias nos puede demandar una parte de lo que no demanda Europa ni Estados Unidos. Esos factores nos están animando.

SEMANA: ¿Qué otros factores inciden?

P.G.B.: La disminución de los intereses del Banco de la República y del crédito hipotecario son un alivio muy significativo. Todo eso va generando posibilidades, esperanza de una recuperación pronta. Ya se habla no de si hay o no recuperación, sino cuándo va a ser. Se cuenta con que va a haber recuperación pronto. Eso va generando a la vez confianza en las demás personas. Hace seis meses no hablamos sino de cuál era el tamaño de la crisis y si iba a ser prolongada o no. Hoy el tema es qué tan próxima va a estar la recuperación. Todo eso está contribuyendo a generar ánimo, a que la gente vuelva a comprometerse a hacer cosas, a tomar crédito. Se necesita que la gente empiece a recuperar su ánimo con tasas de interés más favorables, esto va a ser así.

SEMANA: Entonces, ¿usted es optimista sobre el futuro económico?

P.G.B.: Para mi gusto, los factores influyentes en el futuro inmediato de la economía son muy positivos. Excepto, por el desempleo y por la incertidumbre política. En mi criterio la incertidumbre política le está haciendo mucho, mucho daño a las posibilidades de la recuperación de la economía.

SEMANA: ¿Eso se despejará cuándo?

P.G.B.: Cuando el Presidente nos diga lo que quiere, definitivamente. Que se sepa.

SEMANA: ¿Qué piensa de una segunda reelección y su impacto en la economía y la confianza de los inversionistas?

P.G.B.: La reelección por segunda vez no le conviene ni al Presidente ni al país. Yo, que soy tan uribista, tengo una certidumbre: el presidente Uribe va a declinar esa posibilidad, cuando esa posibilidad exista realmente, porque en este momento él no puede ser candidato, porque la Constitución no se lo permite. Esa es mi posición de uribista.

SEMANA: En su sector va a ir bien la generación de empleo.

P.G.B.: Sin duda. Esta empresa está sacando proyectos de gran magnitud, contra la crisis. Uno de esos es La Felicidad, que tiene la capacidad de generar más de 150.000 empleos y que beneficiará a 17.000 familias; lo sacamos en plena crisis hace tres meses.

SEMANA: ¿Y ese proyecto cómo va?

P.G.B.: Ya hemos vendido nueve supermanzanas y estamos próximos a sacar el centro comercial, que va a ser muy funcional y vamos a aplicar todo lo que hemos aprendido en materia de centros comerciales. Es un desafío.

SEMANA: En medio de la crisis, la apuesta de muchos es seguir para adelante.

P.G.B.: Vender, en medio de la crisis -exactamente en la mitad de la crisis-, nueve manzanas, es revelador. Son muchos millones de pesos y esto implica el compromiso de los constructores. Además vamos a empezar en La Felicidad a hacer un gran parque de 27 hectáreas, vamos a hacer lo mejor que se puede hacer en Bogotá.

SEMANA: A pesar de todos los problemas que ha vivido, ¿por qué un empresario como usted no tira la toalla?

P.G.B.: En primer lugar, porque me gusta mucho hacer cosas, hacer ciudad, construir ciudad. Gozo mucho desarrollando una idea como esta de La Felicidad, que implicó ocho años de trámites. Pero haber hecho los centros comerciales o la ciudad de los niños, eso me satisface mucho. De otra parte, no he tirado la toalla, porque no hay un único trabajo en el que me ocupe. Me ocupo de otras cosas como el manejo de la fundación Compartir, que busca ayudar a gente de escasos recursos, especialmente en temas de educación.