Especiales Semana

LA MODA EN LA CONSTRUCCION

20 de diciembre de 1993

Entre el campo y la ciudad
UNA NUEVA GENERACION DE ARQUItectos está apareciendo en Colombia. Su promedio de edad no supera los 35 años. La mayoría son egresados de las más importantes facultades de Arquitectura del país y se han especializado en Europa eligiendo programas fuera de lo convencional para nuestro medio. Con sus aportes los cimientos del diseño de espacios están siendo cuestionados.
SEMANA ha elegido a uno de los representantes de este fenomeno para presentar, a través de su experiencia, algunos "bocetos" del nuevo rostro de la arquitectura colombiana. Rodrigo Pinzón es el elegido en esta oportunidad. Tiene 30 años, nació en Cartagena, vive desde la adolescencia en Bogotá y terminó arquitectura en la Universidad de los Andes hace cuatro años y medio.
¿Su especialización? Objetos domésticos, en Domus Academy de Milán (Italia). En las más importantes capitales europeas del diseño no resulta extraño encontrar estudios de este tipo, pues las ciudades del viejo continente, densamente construídas y ocupadas, tienden hoy al diseño y desarrollo de interiores. Y por otro lado, en países como Colombia, donde aún hay mucho por construir, la elección de énfasis profesionales de este tipo conlleva, como es apenas lógico, un importante enriquecimiento del trabajo arquitectónico.
Joven propuesta
Como un número cada vez mayor de sus colegas, Rodrigo Pinzón ha decidido optar por un diseño total para trabajar, como el dice, "tanto el cascarón como su interior " . Pero lo más característico que su propuesta es lo que califica como "mezcla entre una arquitectura industrial y otra artesanal específica" .
Su labor es un claro ejemplo de que "el progreso, tal como se concibió a lo largo del presente siglo está por desaparecer. Progresar no es necesariamente ir hacia adelante. Lo que tampoco quiere decir que la historia sea circular ". Así lo señaló en la edición especial de 30 años de la revista Diners, actualmente en circulación, el ensayista Umberto Eco.
En esa medida, para Rodrigo Pinzón sus diseños están cargados de romanticismo: "Es inevitable que las ciudades cambien -anota. La destrucción y la reconstrucción son parte esencial del trabajo de un arquitecto . Reconstruir es, en mi caso, encontrar nuevos contextos y nuevos usos para viejos elementos y, claro, estos elementos aprovechan lo último en materiales y tecnología ".
Desde luego, la generación a la que pertenece Rodrigo Pinzón no está "reinventando la rueda". Pero ahora, mucho más que en el pasado, resulta absurdo no mezclar lo moderno con lo artesanal, las tendencias mundiales con las tradiciones de cada lugar, el pasado y el presente.
A partir de sus raices
Las viejas casas de Manga, hoy un barrio más de La Heroica, están presentes en los diseños de Rodrigo Pinzón. También las de Chapinero en Bogotá y-¿por que no? las de El Prado en Barranquilla. La apuesta es a favor de ese interiorismo donde las fachadas planas y de ritmos llenos esconden un despliegue de color y creatividad.
Pero este arquitecto va más alla en sus apreciaciones.
Ampliando los horizontes de su labor, la califica como "simplemente hispanoamericana " y el patio, eje central de sus construcciones, junto con las fuentes y los espejos de agua, la luz tamizada de las ventanas ricamente trabajadas en madera y el corredor de columnas, confirman sus palabras.
"He trabajado sobre todo en el diseño de casas de campo para la Sabana de Bogotá y Girardot. Pero también me han encargado apartamentos y casas muy especiales dentro de la ciudad".
Entre estos últimos merece especial atención la casa apartamento que rediseñó, precisamente en Chapinero, para el dueño de uno de los más importantes anticuarios de la capital. Las condiciones eran favorables: un espacio de dos pisos con patio en frente, una distribución interior y un manejo de luz ideales. Y además, el encuentro de dos personalidades con importantes puntos de coincidencia.
El concepto arquitectónico de Rodrigo Pinzón no es para todo el mundo.Quienes escogen su trabajo disfrutan los placeres de la tradición, aman las tejas curadas, los campanarios, los objetos familiares, las románticas fresqueras o fiambreras en tonos tierra y con anjebo. Y, lo más importante, son personas que viven su espacio a ritmo propio, un poco al margen del acelere típico del trabajo diario.
Es que en las obras de este arquitecto no caben los cronogramas perfectos, pues el diseño, la construcción y la consecucion de cada elemento, único e irrepetible, no son una secuencia sino tareas paralelas.
Tono artesanal y religioso
Día a día Rodrigo Pinzón exalta con sus diseños el valor de la mano de obra y el trabajo artesanal de los colombianos. Lo siguen sorprendiendo los edificios de 12 y 15 pisos en ladrillo: " Una arquitectura elaborada con las manos, pieza a pieza, piso a piso. Si Florencia, en Italia, es la ciudad amarilla, Bogotá perfectamente puede ser la ciudad del ladrillo " .
Y aunque suene a utopía... ¿ por qué no, la ciudad de los colores naturales? Es difícil encontrar en el trabajo de este arquitecto pinturas químicamente procesadas. Sus colores los fábrica si con base en vinilo, al que añade un poco de pegante y tintes minerales. El azul tiza, los tonos ocre, el amarillo, el tierra y el palo de rosa son un ingrediente clave dentro de esta historia.
Asimismo, es crucial la inclinación de Pinzón hacía lo religioso con la paz casi monástica que se respira en sus jardines cerrados, ya sin el objetivo de proteger la naturaleza contra las inclementes heladas en la Sabana, por ejemplo, pero conservando el misticismo de principios y mediados de siglo.
Los oratorios, las virgenes en mayólica (un material a medio camino entre la porcelana y la cerámica) y las campanas rescatadas de los conventos demolidos completan este rescate espiritual.
Una de las grandes ventajas de esta propuesta es su imagen en el futuro. Mientras los blancos edificios de ventanas oscuras pierden su belleza con el paso de los años, aquí el tiempo multiplica el valor de cada rincón, cada objeto, cada sombra. Y las inversiones en mantenimiento son menores.
" Uno tiene que buscar sus raíces para poder hacer cosas buenas", señala permanentemente Rodrigo Pinzón, un representante de la nueva generación de arquitectos colombianos que lucha, como todos, por imponer su estilo.