Especiales Semana

LA MODA

9 de mayo de 1988

El color de la moda
La policromía de la paleta se enriquece en 1988.
Cinco grupos sirven de orientación para el colorido de los tejidos:
Los acuarelas, ideales para telas livianas, en preteñidos a rayas y en dibujos de estampación.
Los malteados, aptos para la ropa deportiva y la infantil; pueden combinarse entre sí, y se ven bien acompanados del café cocoa.
Los anilinas, tonos dinámicos para la ropa de vacaciones; apropiados para la estampación a rayas, los bloques y los dibujos geométricos.
Los golosinas, ideales para el vestuario informal, el color crudo y el beige serán sus combinaciones más importantes.
Los minerales, que seran muy utilizados en pantalonería masculina y en el vestuario femenino en general.

Moda colombiana en el exterior
El desarrollo de la industria textil colombiana es reconocido en las principales plazas importadoras del mundo. Al fin y al cabo el país esta exportando en este renglón de la economía desde hace más de 30 años. Sin embargo, a la hora de abrir nuevos mercados, a la hora de promocionar los productos nacionales en nuevos países, la publicidad debe comenzar por indicar en qué lugar del Universo está ubicada Colombia.
La industria textil comenzó a tomar forma a principios del siglo, y las exportaciones vieron su primera luz hacia finales de la decada del 50. Si este movimiento económico hubiera seguido una proporción lógica, en la actualidad deberíamos estar por encima de países como Taiwan o Corea. No obstante, hay multiples factores que determinan que las cosas no hayan sido de esa manera. "En primer lugar, asegura Alberto Maya, gerente general de Cinsa, debido a que en Colombia siempre se ha pensado más en función del mercado interno, que en función del externo. En segundo lugar, y como consecuencia del punto anterior, porque no ha existido la voluntad política de favorecer y apoyar los procesos de comercio exterior: baste con decir que el país no tiene una adecuada infraestructura en puertos, o que en muchos renglones del transporte, como por ejemplo en los ferrocarriles, antes que progresar se ha retrocedido".
Y como en todo, detrás de las exportaciones textiles en Colombia también existe una interesante historia. Desde Cinsa, la entidad que comercializa internacionalmente los productos del grupo Fabricato, a la vez que promueve las exportaciones de variados sectores de la economía, SEMANA conoció interesantes apartes de un proceso que hoy por hoy promete grandes logros para el país.
En los comienzos, la industria textil colombiana destinaba su producción a suplir las necesidades de la población agricola. Es decir que la meta primordial era suministrar suficiente vestuario a los trabajadores. En este sentido, la concepción era adquirir aquel tipo de maquinaria que permitía producir volúmenes. Era una línea de vestuario que se ofrecía a precios realmente módicos, gracias a que se producían miles de metros de tela de iguales características tanto en material diseño y color. De modo que por esta época, la población ciudadana debía conseguir su ropa en los almacenes de importación de moda, pues era muy poco lo que se fabricaba en el país para atender esta necesidad. Pero a mediados del presente siglo se prohibieron las importaciones de textiles y entonces empezaron a surgir las empresas comercializadoras de "las exclusivas".
Los habitantes de los sectores urbanos empezaron a exigir a las industrias textiles que se produjeran menores metrajes en diseños exclusivos, de manera que resultara rentable para las dos partes: los usuarios encontraban nuevas opciones en su vestuario, sin el peligro de quedar uniformados, y las empresas comenzaban a explorar nuevos campos, ampliaban sus mercados y al mismo tiempo cobraban unos pesos más por la exclusividad.
Fue así como la industria colombiana se inició en el negocio de la moda. Si se quería estar al día en los diseños, había que visitar las ferias de confeccionistas en el mundo para conocer y actualizarse en materia de vestuario. Y fue asi, también, como se promovieron las primeras exportaciones.
Ha sido todo un proceso. "En el caso de Fabricato, comenta Alberto Maya, todo comenzó de una manera bastante folclórica. Se iniciaron las exportaciones a los Estados Unidos y al Caribe hacia el año 60, y en esa época dos personas manejaban las ventas al exterior. Una era el jefe de ventas nacionales, y la otra un ayudante suyo, bastante joven, que había estudiado en Norteamérica y acababa de llegar a Colombia. Pero a medida que se vendía, empezaron a llegar cartas de diferentes países que estaban interesados en adquirir nuestros productos. Y lógicamente, las cartas llegaban en inglés. De modo que aquel muchacho que dominaba el idioma, terminó siendo el funcionario clave en materia de exportaciones. Esto parece una fábula, comparado con el engranaje que existe hoy para vender al exterior".
Lo primero que se exportó fueron telas crudas. Luego se vendía hilaza y poco a poco se fue ingresando en el renglón de las telas terminadas. A finales de la decada del 70 las 23 partes de las exportaciones de Fabricato correspondían a hilazas, y el otro tercio a telas. En la actualidad las hilazas corresponden apenas a una quinta parte de las ventas al exterior, y el resto corresponde a telas y confecciones.
El interes de los exportadores de textiles es, precisamente, tratar de vender cada día con un mayor valor agregado. Es decir, vender un mayor porcentaje de telas terminadas y de confecciones, pues esto representa una mayor ganancia por metro de tela (mientras más trabajada representa más pesos) y al mismo tiempo, una mayor generación de empleo para los colombianos. Claro que este gran paso le ha significado a la industria textil unas inversiones millonarias y una permanente actualización tanto en las tendencias como en la maquinaria.
"Lo importante es la calidad, puntualiza Maya, ya que todo lo demás puede negociarse. Es may fácil cambiar un plazo de entrega o comunicar un incremento en el precio. Pero la calidad jamás puede entrar en negociaciones o en cambios. Es muy halagador que un país decida importarle a Colombia después de analizar mil opciones más. Pero esto significa que están comprando calidad y ese hecho nos obliga a mantener una calidad siempre en ascenso. El día que uno decida desmejorar los productos, hasta ahí llego el negocio".
Por eso los industriales colombianos estan empeñados en ser los mejores en calidad, aunque en cantidad, por ahora, no esten entre los primeros: pero esa es una buena inversión a largo plazo. Para ellos el diseño y el manejo de las telas es una cuestión artística. Con las mismas máquinas y con las mismas materias primas pueden resultar dos productos totalmente diferentes, dependiendo de la experiencia y del toque artístico que se les dé.
En la actualidad los principales compradores de Colombia son Estados Unidos, Canadá, Alemania Occidental Italia, Suiza, Brasil, Venezuela, Puerto Rico Cuba, los Países Bajos, los Países Escandinavos y algunas naciones del oriente europeo. Y los principales productos, en materia de moda, aquellas prendas que no estan sujetas a las estaciones, y que por lo tanto pueden usarse en cualquier temporada.
Por lo pronto los textileros colombianos esperan vender cada día con mayor valor agregado y seguir aprendiendo de las exportaciones para estar siempre a la vanguardia en materia de mercadeo. Por su parte, las comercializadoras internacionales celebran actualmente el nuevo marco legal expedido por el gobierno, el cual amplía los parámetros de exportación, de manera que cada vez un mayor número de industriales podrán participar de los beneficios que arrojan las ventas al exterior.--