Especiales Semana

La otra cara

Cartagena está en cambio. La ciudad se prepara para el futuro con una millonaria inversión en obras que le permitirán convertirse en sede de los próximos Juegos Centroamericanos y del Caribe. A ello se suma su auge turístico e industrial.

5 de noviembre de 2001

Sus murallas, baluartes y malecones siguen en pie desde los tiempos de la Colonia. El clima y la brisa marina, las playas de Bocagrande, El Laguito y las islas del Rosario siguen siendo refugio de miles de turistas y visitantes que llegan de todas partes. Pero a pesar de que Cartagena mantiene intacto su hechizo nocturno, con sus plazas, bares y cafés atestados en la ciudad vieja, sus cúpulas catedralicias y sus claustros coloniales que recuerdan la arquitectura barroca, La Heroica tiene una nueva cara: la cara del desarrollo. En los últimos años Cartagena no solamente se ha convertido en el primer destino turístico del país sino también en un modelo de gestión pública en el que la empresa privada ha unido esfuerzos con la Alcaldía para sacar adelante grandes proyectos de acueducto, alcantarillado, saneamiento ambiental y malla vial, en los que también participan organismos internacionales como el BID y el Banco Mundial. Del mismo modo, lo que antes era un moribundo terminal portuario hoy se ha convertido en una de las más pujantes empresas nacionales. Gracias a la llegada de la Sociedad Portuaria a Cartagena la ciudad cuenta hoy con el primer puerto colombiano que va de la mano con una industria naval y turística a la altura de las mejores del mundo. En La Heroica se mezclan la valía de un pasado histórico y el empuje de una ciudad moderna e industrial. SEMANA hizo un recorrido por esa nueva Cartagena, que a pesar del cambio sigue tan mágica como siempre.