Especiales Semana

LA PLUSVALIA DE LA GUERRA

Un millón y medio de dólares se gastan en armas cada minuto

22 de octubre de 1984

En los últimos 37 años, 112 guerras han tenido lugar en el mundo. Sus batallas se libraron en su totalidad en territorios tercermundistas, con armas que fueron vendidas, en su mayoría, por las potencias mundiales. Si en este momento se declarara el cese al fuego en los distintos escenarios bélicos del mundo, la primera consecuencia sería de carácter económico. Si dejara de correr la sangre en los países del Tercer Mundo la desestabilización del empleo y el desequilibrio en las importaciones y las exportaciones agravarían la crisis y la recesión mundial: 25 millones de personas que sirven en los ejércitos regulares del mundo se quedarían sin empleo concreto; 50 millónes de personas que trabajan para satisfacer la demanda de bienes y servicios militares, correrían igual suerte, y los gobiernos se verían en una disyuntiva frente al destino de 500 mil científicos que en la actualidad se dedican exclusivamente a la investigación sobre armamento.
Por otra parte, Washington dejaría de recibir los 27 mil millones de dólares que le entran por concepto de venta de armas y que equivalen al 36.4 por ciento de las ventas totales del mundo, las que ascendieron a 800 mil millónes de dólares en 1983. A la Unión Soviética no le iría mejor. Dejaría de vender armas por un valor de 25 mil 400 millónes de dólares, es decir, el 34.3 por ciento de las ventas totales en el mundo.
Una conclusión salta a la vista: la guerra es una industria tan establecida, que suspenderla se sale de toda estrategia política entre otras razones, porque el comercio de armas resulta ser un negocio muy productivo.
Prueba de ello es la proyección para 1985, cuando se calcula que el mundo gastará un billón de dólares en armamento y otros elementos militares.
En 1972 se gastaron un noco menos de 300 mil millónes; 10 años después la cifra estaba cercana a 800 mil millónes, y en 1984 llegará a los 970 mil millónes, lo que traduce un aumento promedio de 3.1 por ciento anual. La cifra crece dos veces más rápido en los países en desarrollo que en los industrializados. El Cercano Oriente y Africa encabezan la lista.
LOS QUE VENDEN
Segun Sir John Hacket, en su libro "La Tercera Guerra Mundial", realmente la Segunda Guerra no ha terminado, sino que se trasladó a escenarios tercermundistas. Los dos grandes contendores, perdedores y ganadores, después del nefasto suceso, continúan enfrentando sus fuerzas. La disputa que sostienen en la actualidad, tiene para ellos sus crueles ventajas: mientras no es su suelo el que se desangra, estas guerras les producen ingresos económicos.
En aras de unos ideales que a esta altura no le quedan claros a nadie, la OTAN, Organización del Tratado del Atlántico Norte y el Pacto de Varsovia (formado por países del bloque socialista) arman a los pueblos en contra de sus gobiernos, aprovechando las inconformidades, y arman a los gobiernos en contra de sus pueblos, apoyando las dictaduras. Simultáneamente, sus ayudas económicas y sus entrenamientos militares desestabilizan las incipientes democracias, y alimentan los odios tribales y los conflictos limítrofes. Aprovechando la coyuntura económica y política de los conflictos surgidos en el Tercer Mundo, las potencias adquieren compradores de armamento y no escatiman gastos cuando persiguen el triunfo de uno de los bandos.
Frente a esta situación se deriva una pregunta inaplazable: ¿qué hay detrás de cada enfrentamiento bélico? Ciertamente sería un tanto ingenuo creer en una mano invisible. como tampoco podría afirmarse que los motivos que provocan las actuales guerras en los cinco frentes del Tercer Mundo (Africa, América Latina, Lejano Oriente, Oriente Medio y Sudeste asiático) respondan únicamente a la intervención extranjera. Lo que no se puede negar es que, motivadas o no por las potencias, las guerras del Tercer Mundo cuentan en su mayoría con intervención foránea y representan compradores potenciales para los países del norte.
Uno de los factores que motiva a las potencias a vender cualquier tipo de armamento a un país, no es solamente para asegurarlo como eterno comprador de repuestos e instrucciones. Cuando un país se logra meter en el mercado de otro, la puerta para intervenir en su política queda abierta. En la actualidad, vender armas es como vender zapatos: genera empleo, crea divisas y desarrolla la tecnología de un país. Se afirma, sin embargo, que algunos gobiernos venden armas sin ningún interés político.
Es la típica escuela belga y checa, que produce su propio armamento y lo vende a traficantes internacionales no importa a favor de quién se utilice la mercancía, prima el interés económico. Realmente todos los países productores de armas venden por intermedio de traficantes internacionales, un emporio económico que dispone de una infraestructura de transporte aéreo y marítimo de proporciones desconocidas y del que depende, en último término, el abastecimiento de toda guerra.
NADA ESCAPA A LAS DOS POTENCIAS
Algunos países del Tercer Mundo se han lanzado desde 1960 al comercio de armas como opción para sus crisis económicas, y como alternativa para detentar un poder regional. Es el caso de Israel, Corea del Norte y Brasil. La producción de armas disminuye la dependencia directa frente a los países desarrollados, aumenta el nivel de la tecnología y genera empleo.
Brasil encabeza la lista de los nuevos productores de armas con 4 mil millones de dólares, vendidos en su mayoría a Medio Oriente, en equipos especializados para sus zonas desérticas y difíciles. Le siguen Israel, Egipto, India y Perú. Lo curioso es que los países subdesarrollados que figuran en la lista de vendedores, están incluídos también en la lista de los mayores compradores. La realidad es que estos países tienen que importar la mayoría de sus licencias de producción, la tecnología y, en ocasiones, los materiales para producir su armamento. O sea que la dependencia unilateral directa, se acentúa con otra comercial no menos fuerte. De 46 tipos de aviones producidos en los países en desarrollo, 23 son de licencias extranjeras. Con respecto al resto de armamentos, cambian las cifras pero los porcentajes son más o menos los mismos. No obstante, el comercio de estos países tiende a crecer. Brasil, que se encuentra a la cabeza, tiene 350 fábricas que dan empleo a cerca de 100 mil personas.
Existe otra tendencia y es la de los países exportadores de ideología y modus operandi para las tomas de poder. Este es ciertamente el fenómeno que más tela da para cortar y está representado por las potencias del mundo, Rusia y Estados Unidos, que gastaron en 1983 un total de 3.5 y 5.4 millones de dólares al día en presupuesto militar respectivamente. Directa o tangencialmente estas dos potencias "meten las narices" en cuanto enfrentamiento tribal, político, limítrofe o económico se desate.
ORIENTE Y AFRICA, UNOS SE CONFUNDEN CON OTROS
Las guerras que tienen lugar en el Oriente cuentan con el apoyo de una o de otra potencia y, en ocasiones, los unos relevan a los otros como en una competencia deportiva. Para la muestra, algunos botones.
En 1981, Estados Unidos concedió a Israel 600 millones de dólares en préstamos destinados a financiar la adquisición de armamento sofisticado y dedicó 1.65 mil millónes en ayudas militares a Egipto. Por otro lado, el Sultán de Omán no sólo estuvo de acuerdo en permitir que los Estados Unidos usara la antigua base británica en la isla de Marish, sino que además invirtiera 75 millónes de dólares para nuevos tanques. Despues de que en 1977 la URSS se retiró de Somalia, dejando completamente destruído el Puerto de Berbera, el gobierno de este país permitió que Estados Unidos utilizara el puerto y otras facilidades militares de la zona. Como contraprestación, Washington dio a Somalia 20 millónes de dólares en armamentos y otros 20 en ayuda económica. Kenya terminó aceptando helicópteros de fabricación americana para sus conflictos entre Uganda y Tanzania, con los rusos y cubanos establecidos en Etiopía.
Después de expulsar a los soviéticos en 1974, Sudán consiguió 100 millones de dólares de la administración Reagan para reemplazar su obsoleto armamento. Libia logra sostener sus conflictos, gracias a la ayuda militar soviética. El Medio Oriente compró en 1983 la mitad de las armas vendidas en el mundo y Arabia Saudita es el país del globo que más gasta en defensa per-cápita, seguida de Katar, Omán, Emiratos Arabes Unidos Israel, Kuwait y Libia. En relación con su población, Israel es el que más gasta en armas y el que más importó en 1982 fue Irak.
Son ejemplos traídos al azar, pero para ilustrar, basta remitirse al enfrentamiento que durante cuatro años se ha sostenido en el Golfo Pérsico, donde iraníes e iraquíes mantienen en ascuas al mundo al poner en peligro el abastecimiento del 50 por ciento del petróleo que consume Occidente. Irán recibe gran parte de su armamento de Corea del Norte e Israel al que según algunos, no debiera interesarle vender armas a un país islámico. Irán recibe armamento de Francia, la Unión Soviética y Estados Unidos, por intermedio del Brasil. Por medio de traficantes internacionales 38 países venden indistintamente a Irán e Irak su armamento. Un caso típico de la confusión que se genera en estos conflictos, es que cuando Israel bombardeó en 1980 la base de Irak construída por los franceses, lo hizo en parte con armamento francés.
Ya no importa quién provee de armamento a quién, ni quién muere por las balas de qué armamento. El interés en este sentido parecería ser mucho más económico que expansionista. Las dos potencias poseen el armamento suficiente para realizar cualquier incursión bélica. En este momento las-dos suman 17 veces el armamento suficiente para destruir completamente el planeta.
LATINOAMERICA: GUERRA DE FRENTE
Aunque en América Latina también se dan problemas limítrofes y nadie niega los conflictos velados o manifiestos Chile-Argentina, Chile-Bolivia, Venezuela-Colombia, Honduras-Salvador, GuatemalaBélice, Perú-Ecuador, Venezuela-Guyana, Nicaragua-Colombia, Nicaragua-Honduras, Nicaragua-Costa Rica, Perú-Chile, el talón de Aquiles está en el interior de cada país. Si bien no se puede reducir el problema de la generación de guerrillas en América Latina, al hecho de que una de las potencias exporte armas, ideología y entrenamiento militar, mientras la otra está presente en todos los conflictos, colaborando incondicionalmente con los gobiernos de facto, y en el mejor de los casos con la democracia, siempre y cuando estén dispuestas a servirlos, sí se puede decir, observando las cifras de ventas de armas, que mientras, en términos generales, las luchas dependan de las armas que ellas producen, un porcentaje de sus boyantes economías se nutre de cada uno de los conflictos armados latinoamericanos.
Durante los últimos cuatro años, Latinoamérica compró 3 mil 100 millónes de dólares en armas, de las cuales 2 mil millónes fueron vendidas por los soviéticos y mil cien por los occidentales. (ver recuadro). Aparte de esto, las ayudas económicas aumentan, el Congreso de los Estados Unidos continúa aprobando auxilios para Centroamérica, y aumentan las informaciones sobre ayudas del bloque soviético.
La compra de armas en América Latina aumentó en un 11 por ciento entre 1981 y 1983, mientras que el crecimiento económico fue del 0.2 por ciento. Argentina gastó en la guerra de las Malvinas más de 850 millones de dólares, y a finales del 82 compró armamento a Francia por más de mil millónes de dólares. Perú compra a Israel, Chile a los británicos y a los españoles, Venezuela compra a Canadá y a Londres. Colombia a los Estados Unidos, Brasil y Francia. El resto de los países reparten sus importaciones entre los mismos vendedores.
Los gastos militares aumentan año tras año, en medio de economías en bancarrota (ver recuadro).
Pero a la hora de vender armas no importa quién las venda. Los traficantes internacionales son los que se encargan de hacer las transacciones multimillonarias y de esas oscuras ne-gociaciones; -los paises resultan comprando armamento a sus enemigos y destruyéndolos con su propio armamento.
Los datos del comercio de armas en el mundo son alarmantes. En 1948 una bomba atómica devastó la ciudad de Hiroshima y ocasionó la muerte de más de 80 mil personas. El mundo dispone hoy de una capacidad 600 mil veces mayor a la de aquella bomba e invierte el equivalente a dos millónes y medio de pesos en armas cada segundo. Según eso, desde que usted comenzó a leer este artículo, hace aproximadamente 8 minutos, se han gastado en el mundo cerca de 1.200 millónes de pesos en armas. Si esto se compara con el hecho de que en 1983, 450 millónes de personas murieron de hambre en el planeta, la situación no puede producir otra cosa distinta de "poner los pelos de punta".
ARMAS EN LATINOAMERICA
Sovieticos a América Latina Occidentales a América Latina
160 Tanques 75 Tanques
230 Piezas de artilleria 875 Piezas de artillería
24 Navíos de guerra 94 Navíos de guerra
115 Aviones de combate 220 Aviones de combate
770 Misiles antiaéreos 125 Misiles antiaéreos

Los gastos militares de América del Sur ascendieron en 1982 a 16.570 millones de dólares distribuidos así:
Argentina 9.795 millones de dólares
Bolivia Sin datos
Brasil 1.531 millones de dólares
Chile 1.762 millones de dólares
Colombia 599 millones de dólares
Ecuador 178 millones de dólares
Peru 850 millones de dólares
Uruguay Sin datos
Venezuela 920 millones de dólares

América Central gastó 3.126 millones de dólares en 1980 contra 2.849 en 1981
Cuba 1.200 millones de dólares
México 1.205 millones de dólares
El Salvador 107 millones de dólares
Honduras 181 millones de dólares