Especiales Semana

La tercera de abono

Hernán Miranda analiza para Semana.com lo ocurrido el domingo anterior en la Santamaría y la corrida que viene.

Hernán Miranda T.
6 de marzo de 2000

Corrida para el olvido

Un encierro descastado de Ernesto Gutiérrez dio lugar a una fenomenal bronca el domingo pasado en la Santamaría.



Hacía muchas temporadas no se presentaba una protesta de la magnitud de la que se vivió en la tercera corrida de la temporada en la Plaza de Santamaría. Y todo por culpa de un encierro enviado por Ernesto Gutiérrez, mal presentado, sin raza, sin edad y que poco o nada permitió el lucimiento de los tres espadas alternantes.

Pero vamos por partes. Primero que todo hay que responsabilizar a los miembros de la Junta Técnica, nombrada por la Alcaldía de Santafé de Bogotá, quienes son los directos responsables de la aprobación o rechazo de las reses que van a ser lidiadas. Y no se justifica que para la primera plaza del país se envíe un encierro con las características del lidiado el domingo anterior.

En segundo lugar, hay un veedor que recorre las diferentes ganaderías del país, quien es el encargado de reseñar los toros, aunque alguien dirá que es muy diferente verlo en su hábitat y otra cosa muy distinta en la plaza. Sin embargo se entiende que se deben escoger las reses con ciertas características, como es su trapío y, lo que es fundamental: la edad. Desafortunadamente no se cumplió ni lo uno ni lo otro.

Tercero, y que esto quede muy claro, ni la empresa organizadora del festejo ni la presidencia son responsables por el juego dado por los toros y por eso es reprochable desde todo punto de vista la manifestación de protesta de parte de la afición capitalina, que asistió en un número aproximado a las siete mil personas, la cual siempre se ha caracterizado por su comportamiento, su cordura y su conocimiento. No obstante en este festejo no se respetó —y esto es lo más delicado— a los tres toreros que alternaron. El lanzamiento de almohadillas, botellas y toda clase de adminículos al ruedo en plena lidia no es digno de una afición que se supone es la más entendida de Colombia, además del riesgo a que fueron expuestos todos y cada uno de los participantes en la corrida.

Que había que protestar, sí. Pero de una manera responsable. Como lo hicieron las peñas al darle la espalda a lo que acontecía en el ruedo. Y ojalá esta clase de hechos no se vuelvan a presentar porque desdice mucho de una afición que debe servir de ejemplo para las demás plazas del país.



La corrida

En cuanto a la parte taurina en sí es muy poco lo que hay que rescatar. En lo que se refiere a Juan Mora, tres excelentes lances a la verónica en los quites a su primero, de nombre Pescadito, que dio en la báscula 487 kilos, el cual se rajó después del tercio de vara y fue pitado en el arrastre, como todos sus hermanos de lidia. En su segundo hay que rescatar los cuatro trincherazos con los que llevó el toro a los medios. Sin embargo pinchó con la espada y recibió un aviso.

Del español Miguel Abellán, quien confirmó la alternativa, es muy poco lo que hay que se reseñar debido a la mansedumbre de sus tres enemigos (le devolvieron el sexto) con los cuales sólo alcanzó a mostrar que tiene muchísimo arte y valor. Ojalá el próximo domingo encuentre el material necesario porque el público quedó a la expectativa.

En cuanto al colombiano Pepe Manrique, se le notó mucha voluntad y ganas pero se halla fuera de sitio, por lo cual el toro se lo echó a los lomos y estuvo a punto de sufrir una grave cornada. Otra vez será.



El cartel del domingo

El domingo 23 de febrero, cuarta corrida de abono, se despide por esta temporada de la afición colombiana Julián López ‘El Juli’, quien alternará con Miguel Abellán y el colombiano Paquito Perlaza, que hace su debut ante la afición bogotana. Se lidiarán seis toros de Luis Fernando Castro, propietario de la ganadería de Guachicono.

Es de anotar que la corrida dará comienzo nuevamente en su horario habitual: 3:30 de la tarde.