Especiales Semana

La tierra prometida

El segundo destino turístico de los colombianos ha venido especializando sus diferentes ofertas de esparcimiento y diversión, dentro de las muchas alternativas con las que enfrenta con creatividad la crisis cafetera.

21 de marzo de 2004

Por estos días hay una discusión en el Quindío sobre un tema que en principio parece de forma pero en realidad es más importante de lo que se cree. Empresarios, gobernantes y hasta la academia discuten por dos términos que sirven para describir el proceso vivido en el departamento al convertirse en un apreciado destino turístico: promisorio y exitoso.

Para algunos críticos del proceso, el Quindío se convirtió en la segunda región más visitada por los turistas en el país, más por suerte que por una planificación estratégica que lo llevara en esa dirección. Aunque reconocen que es una actividad muy importante que genera buenos ingresos para la economía local, aseguran que por sí sola esta actividad no solucionará el alto desempleo que afecta al departamento, pues los empleos que genera el turismo son temporales y poco estables. Por eso afirman que el proceso debe ser catalogado como promisorio y no exitoso.

Quienes defienden la vocación turística del Quindío responden con cifras en la mano. Ellos aseguran que en 1995 visitaron el departamento unos 200.000 viajeros, cantidad que se triplicó, el año pasado cuando la infraestructura hotelera del Quindío atendió a 750.000 personas. Para ellos, si algún sector económico alivió la crisis del café fue el turismo. Además sostienen que esto se logró gracias a un trabajo de largo plazo que durante ocho años adelantaron mancomunadamente el sector oficial y la empresa privada para dotar y ampliar la oferta de la región.

Pero más allá de esta sensible discusión, que en el fondo busca lograr un consenso entre los diferente actores para que definan hacia dónde debe apuntar el futuro del turismo, en el Quindío se está aplicando la misma capacidad creativa con la que mucha gente se sobrepuso al terremoto, para salir adelante.

Agregando valor

Las cifras de inversión nueva que registró la Cámara de Comercio de Armenia para 2003 son alentadoras ya que sobrepasaron las expectativas, al situarse por encima de los 32.000 millones de pesos. Para Rodrigo Estrada, su presidente, "la economía local ha entrado en un proceso de transición". En especial después de conocer el documento sobre las políticas cafeteras que fue publicado en mayo de 2003. En este documento se encuentran consignadas las políticas que hacia el futuro deben acompañar la producción del grano, enfatizando la especialización de los cultivos de café orgánico y gourmet, así como la elaboración de productos con valor agregado como las galletas y las mermeladas de café. En este sentido hay una experiencia pionera en la región; se trata de la empresa Café Quindío, que viene experimentando con diferentes productos que usan como base el café. Ya han logrado realizar las primeras exportaciones y se espera que en 2004 puedan ampliar sus mercados.

Existen otras iniciativas que dan cuenta de cómo los empresarios del Quindío han entendido la necesidad de diversificar su economía. Entre ellas vale la pena mencionar la producción de artículos en guadua. En este negocio se destaca la fábrica Arangoa, que comenzó trabajando la guadua para cubrir el mercado local, donde hoteles y restaurantes compraban accesorios para adornar sus instalaciones, y pasó en pocos años a exportar muebles y artesanías a varios países.

Otro proceso similar vivieron las empresas que se dedicaron al cultivo de flores exóticas como las heliconias, que han logrado hacer sus primeras incursiones en mercados internacionales. "Esta nueva dinámica de la economía en la región debe acompañar la reconstrucción social del Eje Cafetero que apenas comenzó hace dos años", manifestó Estrada, quien agregó que existen algunos temas en los que se debe trabajar sin descanso; por ejemplo, "definir la posición del Eje Cafetero frente a los tratados de libre comercio debe ser una prioridad".