Especiales Semana

LE LLEGO LA HOBA?

Tras la derrota de Ortega en Nicaragua, la gran pregunta es si Fidel Castro tiene los días contados. Los enviados especiales José Fernando López, editor de Economía, y Mauricio Sáenz, editor Internacional, buscaron la respuesta en la isla caribeña.

2 de abril de 1990

La noticia cayó como una bomba. Nadie esperaba en Cuba la derrota del sandinismo en las elecciones de Nicaragua. El lunes 26, el noticiero de televisión matutino se negaba a aceptar el triunto de la oposición y difundía versiones según las cuales, el presidente nica, Daniel Ortega Saavedra, se disponía a denunciar la compra masiva de votos por parte de la UNO y a poner en duda el resultado de los escrutinios. Pero pronto los informadores se dieron cuenta de que estaban tratando de tapar el sol con las manos y los noticieros del mediodía tuvieron que rendirse ante la evidencia: la revolución sandinista, hija única de la cubana, había sido derrotada en las urnas.
La caída del sandinismo nicaraguense parecía confirmar una teoría esbozada por numerosos observadores, según la cual el abandono de la vía socialista por parte de los paises europeos del Este se había producido en medio de una especie de efecto dominó, que comenzaba a sentirse en tierras de América. Nicaragua había sucumbido a las numerosas dificultades económicas derivadas de la puesta en marcha de un programa tendiente al socialismo y, sobre todo, ante las presiones de Estados Unidos. En esas condiciones, todos los ojos se volvieron hacia Cuba, que en la aplicación más elemental de esa teoría, tendría que ser la siguiente ficha.
La situación en la isla no podía ser más grave, la economía cubana lleva por lo menos tres años de estancamiento, los cambios en Europa del Este han dificultado el abastecimiento de muchos productos y las colas al frente de los supermercados han vuelto a ser el pan de cada día para los cubanos. Paradójicamente semejantes dificultades no han traído consigo un deterioro proporcional en el apoyo al régimen, que aún cuenta con suficiente combustible revolucionario como para mantenerse en pie, por lo menos en el corto plazo. A diferencia de los países de Europa, donde los regímenes socialistas se habían alejado del pueblo y convertido en soporte de una burocracia detestada a todos los niveles, en Cuba la gente sigue apoyando a su líder y respaldando la revolución. La figura de Fidel, en especial, es profundamente respetada por la mayoría de los isleños, para quienes el viejo barbudo es una especie de papá que los reprende y controla, pero les da lo necesario.
Por eso, es previsible que quienes en Miami tienen preparadas las botellas de champaña y las marchas populares, tengan que aguantarse por un tiempo las ganas de jolgorio. En la isla, los cubanos siguen repitiendo la frase atribuída a Edén Pastora, de que "Fidel no se cae ni de la cama".
LA CUBA DE HOY
Para quienes han visitado a Cuba en los últimos meses, es claro que la cama de Fidel está coja. Aparte de las dificultades propias de una economía empantanada en una burocracia ineficiente y una marcada escasez de productos básicos, Cuba se ve enfrentada a un creciente aislamiento que le puede significar el fin de los subsidios que venía recibiendo en materia de comercio internacional.
En 1988, último año para el cual se dispone de cifras completas, el comercio con los países de Europa oriental (que ahora los cubanos se ufanan en llamar ex socialistas) y con la Unión Soviética, representó más del 90% del comercio total de la isla. Y bien sabido es que la mayor parte de ese comercio se hace a precios que favorecen ampliamente la economía cubana. Los soviéticos, por ejemplo, le compran a Cuba el azúcar a un precio superior en dos o tres veces al precio internacional y le venden petróleo a la mitad.
Recientemente, la revista soviética Ogoniok afirmó que "en el último lustro Cuba le ha costado a la Unión Soviética US$25 mil millones" y aunque las condiciones del comercio bilateral se mantienen, hay una creciente división en el parlamento soviético acerca de la conveniencia de continuar con ellas. Mientras unos abogan por revisar la estrategía de esas relaciones y renunciar a sus aspectos económicamente infundados, otros llaman a no hacerlo, y promueven la tesis de que "tenemos que ayudarlos si queremos que nos ayuden". De prevalecer la tesis de los primeros, la economía cubana entraría en una etapa de crisis aguda y generalizada, cercana al estrangulamiento.
Carlos Tablada, autor de un popular libro sobre el pensamiento económico del "Che" Guevara y uno de los economistas consentidos por el régimen en la actualidad, aseguró a los enviados de SEMANA que es muy improbable un cambio de corto plazo en las relaciones de comercio. "A la Unión Soviética le cuesta 900 rublos producir una tonelada de azúcar de remolacha y a Cuba le están pagando 700 rublos. Y si bien es cierto que en el mercado internacional la podrían conseguir a un precio del orden de 300 dólares, ellos no disponen de las divisas necesarias para hacerlo". Lo mismo, según él, pasa con los cítricos y con otros productos que Cuba le vende al bloque oriental.
Los países socialistas, dijo por otra parte, no pueden, aunque quieran salir a negociar sus productos con Occidente, porque no tienen la suficiente calidad. "Checoeslovaquia no puede salir con sus camiones, aunque Havel quiera, pues nadie se los va a comprar. Nuestras economías están complementadas, aunque no quieran. Aún si vinieran gobiernos derechistas a esos países, en el corto plazo no podrían cambiar las condiciones"
Un elemento que muestra, segun Tablada, que los cambios en las relaciones comerciales no se darán en el muy corto plazo es que para 1990 se firmó el mayor convenio comercial de la historia entre Cuba y la Unión Soviética (9.000 millones de rublos).
Los cubanos, de todas maneras son conscientes de que a la vuelta de dos o tres años la situación puede ser bien diferente. "Fidel -aseguró- viene diciéndole a los cubanos, desde que empezaron los cambios en los países del Este, que vamos a tener dificultades".
La verdad, sin embargo, es que ya las tienen y que la modificación de las relaciones con el Este lo que haría sería magnificarlas. Desde 1987 la economía cubana está prácticamente estancada. En ese año, el producto nacional cayó en más del 4%, se recuperó al año siguiente al nivel de 1986 y desde entonces no ha crecido en términos reales. En el primer semestre del año pasado, el único sector que creció fue el de la construcción. La industria bajó en un 1% y la agricultura en más del 5%.
Todo lo anterior se ha reflejado en problemas de abastecimiento y en la reaparición de largas colas en los centros de distribución. Y esto, por supuesto, no es del agrado de la población. En el Supermercado Central, localizado en el casco histórico de La Habana, una irritada señora alegaba el sábado con una dependiente, después de dos horas de hacer cola para entrar a la sección de carnes. Al tratar de ser abordada por los enviados de SEMANA descargó su furia en una frase que refleja la irritación que le producen las colas a los cubanos: "Ustedes a qué vienen aquí, si de aquí lo que hay es que irse".
Las colas, sin embargo, no son el único factor de irritación de los cubanos. La necesidad de generar divisas a como de lugar ha llevado al gobierna a abrir las puertas al turismo, para explotar su activo más importante: la belleza de la isla. Se trata de 180 millones de dólares que dejan al año varios miles de turistas de las más variadas nacionalidades, pero principalmente de Europa occidental y Canadá (el 96%). La necesidad de hacer que la isla fuera más atractiva para personas acostumbradas a la abundancia llevó a que se abrieran "Turistiendas" al más puro estilo capitalista, donde los visitantes pueden adquirir, a precios relativamente favorables, desde televisores a color hasta perfumes, pasando por camisas Ives Saint-Laurent. Allí sólo se puede comprar en dólares, y los cubanos simplemente no pueden entrar. Otro tanto sucede con las llamadas diplotiendas y tecnitiendas, destinadas nominalmente a servir a diplomáticos y a técnicos extranjeros, pero cuyo denominador común son los dólares.
Lo anterior, sumado al hecho de que la mayoría de los cubanos reciben un ingreso superior a sus posibilidades de gasto -porque no hay mucho para comprar- ha generado un doble mercado negro. El primero es el de los dólares. Un extranjero no puede aventurarse fuera de su hotel sin que antes de dos cuadras sea abordado por un cubano, generalmente joven, que le ofrece hasta seis pesos por dólar, cuando el cambio oficial es de uno a uno. Raúl, un muchacho que estuvo preso durante tres años por tráfico ilegal de divisas y que sin embargo persiste en el "negocio", explicó por qué pueden pagar una diferencia tan elevada. "Nosotros cambiamos los dólares y conseguimos a alguien -generalmente estudiantes africanos- que nos compre productos en las tiendas para extranjeros, luego los vendemos y hacemos una buena utilidad. Por ejemplo, un vaquero -bluyin- cuesta diez dólares en la tienda, y nosotros lo vendemos en cien pesos. Los diez dólares nos cuestan sesenta pesos, a la persona que lo saca de la tienda le pagamos diez pesos -uno por cada dólar que valga la compra- y nosotros nos ganamos treinta". Pero esos no son los únicos mercados negros que existen en Cuba. Como no hay libertad de oficios y en general los servicios son desastrosos, hay mucha gente que se gana la vida realizando labores de mantenimiento y reparación de electrodomésticos y automóviles, consideradas por el régimen como "actividades económicas ilegales".

SALUD Y EDUCACION
Hay, sinembargo, tres pilares que han mantenido hasta ahora imperturbable el edificio de la revolución. Los dos primeros son palpables y concretos, y se refieren a los importantes logros en materia de educación y salud. El tercero esta constituído por el intenso trabajo ideológico que hace que cada cubano, al menos de dientes para fuera, sea un defensor idóneo y enterado de las luchas que debe librar su revolución para sobrevivir y de las dificultades que se deben enfrentar en el camino hacia el socialismo. Puede decirse que los cubanos, en una mayoría significativa, aceptan hasta cierto punto la estrechez de sus vidas en aras de un objetivo abstracto.
En el campo de la salud los logros han sido realmente sorprendentes. Cuba no sólamente tiene la expectativa de vida más alta en todo el tercer mundo, (75 años) sino que disfruta de la mortalidad infantil más baja: en 1989 nacieron 184.488 niños en la isla y solo murieron 186, es decir, el 11.1 por mil. Por debajo de esa cifra sólo hay 22 países del mundo desarrollados. Se ha logrado erradicar enfermedades como la difteria y la polio y la incidencia de otras como tétano, tosferina, tuberculosis y sarampión es inferior a la de Estados Unidos, lo cual es muy significativo si se tiene en cuenta que esas son las enfermedades que la Organización Mundial de la Salud toma como parámetros del estado de salubridad de los países. El caso del sarampión es especialmente diciente pues mientras en el mundo mueren anualmente dos millones de niños por esta enfermedad, en Cuba no se registra ningún deceso desde hace cuatro años.
El programa más reciente es el del "Médico de familia". Se trata de asignar un médico para un número determinado de familias, que por ahora es de 120. En cada comunidad los vecinos construyen por el sistema de microbrigadas una casa de dos o tres plantas con todos los equipos requeridos para atender a la gente dentro de la idea de que el facultativo no sólo tenga contacto directo con la población que atiende, sino que además sea extraído de su seno, todo ello con el ánimo de ejercer una medicina más preventiva que curativa. Hasta el momento se han construído cerca de nueve mil casas para ese programa, con lo que la cobertura llega ya a más del 50% de la población.
"Uno de los logros del programa, -dice Armando de la Hoz, médico de familia asignado a la cooperativa agrícola Crucero Aurora, del municipio de Jaruco- ha sido el desarrollo de una nueva especialidad en el desarrollo de la medicina, conocida como Medicina General Integral, que reune conocimientos de pediatría, gineco-obstetricia y medicina interna" es la investigación científica, que ha colocado a Cuba a la vanguardia en varios campos de la biotecnología. Cuba sintetiza en la actualidad 15 proteínas y en sus laboratorios se han logrado desarrollos tan importantes como la creación de la vacuna contra la meningitis, en la cual se cifran muchas de las esperanzas de los cubanos para adquirir divisas en el futuro inmediato. Ya se han realizado algunas ventas millonarias a países con fuerte incidencia de meningitis como el Brasil. SEMANA pudo establecer que el departamento del Valle, en Colombia estudia la importación de un millón de dosis.
En materia de educación, los resultados no son menos llamativos. El camino iniciado en la famosa campaña de alfabetización, cuando en 1960 se redujo en sólo nueve meses el índice de analfabetismo del 23% al 3%, (Castro declaró a Cuba "Territorio libre de analfabetismo" en 1961) no ha parado en ningún momento. El sistema educativo nacional tiene hoy un total de 2'891.000 alumnos de los cuales 222 mil pertenecen a los niveles superiores, en 48 centros universitarios que ofrecen 44 carreras de nivel profesional. Hoy en día puede afirmarse que cualquier cubano que tenga los méritos académicos suficientes tienen acceso a la educación universitaria, que como la primaria y secundaria, se brinda libre de todo costo, que es asumido por el Estado. El programa de institutos preuniversitarios vocacionales otorga posibilidades a los alumnos de rendimiento especialmente alto en la secundaria.
En concordancia con los programas de salud pública, el campo educativo que recibe mayor énfasis gubernamental es el de las ciencias relacionadas con la medicina. La isla cuenta con 25 facultades de medicina que tienen en la actualidad más de 25 mil alumnos. El número de médicos, que después de la revolución se redujo a niveles críticos por la emigración de muchos de ellos, llega en el momento a los 35 mil facultativos, y la meta es llegar a 75 mil en los próximos años de los cuales 25 mil estarán asignados al programa de médico de la familia.
Todo lo anterior conforma un panorama del que los cubanos parece sentirse legítimamente orgullosos, ha sido la punta de lanza del trabaj ideológico del Partido Comunista en defensa de la revolución. Una de la cosas que más desconcierta a los periodistas extranjeros es la uniformidad con que los cubanos se refieren a la obra de la revolución, que casi siempre personifican en cabeza de Fidel Castro. Conversaciones sostenidas en diferentes momentos con personalidades tan disímiles como José Felipe Carneado, miembro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba; el mencionado Tablada y Andrés Cárdenas, presidente de una cooperativa agraria, tuvieron siempre como común denominador una anécdota que cada cual ponía en boca de algún conocido suyo, en la que un humilde negro sostenía casi con las mismas palabras, que "la mayor satisfacción de su vida" era saber que, a pesar del color de su piel, sus hijos habían podido asistir a la universidad, algo que antes de la revolución hubiera sido poco menos que imposible.
Para muchos observadores internacionales, esa uniformidad de criterios no resulta extraña si se tiene en cuenta que desde muy temprana edad los estudiantes se acostumbran a recitar proclamas revolucionarias, con la misma asiduidad con que un niño colombiano repetiría un Padrenuestro.
Dentro de esa línea, la manifestación más notoria del alto grado de ideologización del pueblo cubano es su rechazo a todo lo que tenga que ver con los Estados Unidos y su determinación de ofrecer su vida, si es preciso, para rechazar cualquier agresión imperialista. Ello se traduce en la masiva participación de la gente en las jornadas de preparación de tipo militar que recibe la mayoría de los habitantes de la isla. Cada dos meses los cubanos participan en los llamados "domingos de la defensa", en los cuales se reunen por brigadas de barrio o de zona y durante medio día realizan prácticas militares bajo la dirección de instructores especializados. "Cuba está en capacidad de armar a más de un millón de hombres en menos de media hora", dijo a SEMANA Raúl Pérez, jubilado de una empresa productora de muebles mientras esperaba a sus compañeros de instrucción en la céntrica Plaza de la Catedral.
Lo que parece claro es que los cubanos no hubieran podido adquirir semejante unanimidad ante los Estados Unidos -ni aún con la más intensa campaña ideológica desde la cuna-, si no hubiera sido porque durante la mayor parte de su vida han tenido que soportar no solamente la constante amenaza de agresión militar, sino los efectos en la vida diaria de un bloqueo comercial hasta de los productos más elementales como la aspirina. En ese sentido, no es difícil afirmar que los gobiernos de Washington han tenido una responsabilidad que tal vez nunca calcularon.
EN LA BALANZA
Los tres pilares mencionados han logrado hasta ahora hacer olvidar a los cubanos las dificultades materiales que han tenido que soportar en aras de la construcción del socialismo. Para los observadores externos, sin embargo, la agudización de los problemas ecónomicos que se preve para los próximos años, aunada al posible efecto sicológico que podría tener en la gente la actitud de los ciudadanos de Europa del Este, podría empezar a inclinar en sentido contrario una balanza que hasta ahora estaba dominada por la revolución.
El programa educativo, por ejemplo, comienza a ser criticado en algunos sectores que afirman que la graduación de un numero exagerado de profesionales al año ha conducido a que con creciente frecuencia los egresados no consigan una ubicación adecuada a la especialidad que han obtenido. Caso típico, por ejemplo, el de Nelson Pérez Guerra, quien luego de obtener su título de ingeniero químico se ve obligado a trabajar en una dulcería, donde sus conocimientos resultan desaprovechados, o el de Roberto Becquer Zúñiga, ingeniero forestal, que tras pasar varios meses sin cumplir ninguna función en la empresa maderera donde fue ubicado, terminó como maestro de escuela primaria en La Habana.
En los últimos meses apenas han comenzado a aparecer manifestaciones tímidas de descontento que desafían el rígido control político que impera en la isla. Lo que ha recibido más publicidad ha sido el movimiento de derechos humanos, que por razones obvias es el más explotado en los países capitalistas como expresión de unas fisuras que muchos quisieran ver convertidas en grietas. Fuentes relacionadas con la llamada "Coordinadora de los Derechos Humanos" informaron a SEMANA que en los últimos meses se han formado por lo menos 14 organizaciones o grupos disidentes, dos de las cuales -el Comité Humanitario de Mujeres de Cuba y el Partido Social Demócrata- han solicitado sin éxito su legalización. Otros grupos, como el Movimiento por la Reconciliación Nacional, el Comité Martiano y una organización eco-pacífista llamada Sendero Verde, se mueven en la clandestinidad.
Todo parece indicar, sin embargo, que esos grupos de nombres tan altisonantes no logran congregar ni siquiera a mil adherentes y que solamente tienen proyección en el extranjero, por cuenta de las agencias internacionales de noticias.
En forma independiente de los anteriores, se han presentado ciertos casos que reflejan el hecho real de que hay en la sociedad cubana sectores que desean una mayor apertura del régimen. Es el caso de los llamados "Seguidores de Mella", un grupo de estudiantes de la Universidad de La Habana que a finales del año pasado expidió un comunicado en el que pedía reformas políticas, privatización de algunos sectores de la economía y el fin del culto a la personalidad de Fidel.

Entre 105 más jóvenes comienzan también a aparecer grupos para los cuales temas sagrados como el trabajo voluntario, las microbrigadas de construcción, o los domingos de la defensa han perdido todo interés. Conocidos como los "friquis", se trata de muchachos y muchachas que proliferan en las zonas hoteleras de La Habana y que visten un poco a la manera de la juventud rebelde occidental. Es fácil verlos en los alrededores de la famosa heladería Copelia, donde los habaneros hacen otra de sus interminables colas para comprar deliciosos helados. Allí, hace unos meses se presentó un incidente curioso: alguien dejó libre una chiva con un cartelón colgado del cuello que decía: "Tengo hambre".
Los artistas jóvenes tampoco se sustraen a la posición crítica. En los últimos meses se celebró una exposición en el Castillo de la Fuerza, en la que la temática de las obras causó escozor: en una de ellas aparecía Fidel hablando a la multitud, y la multitud estaba constituída por miles de Fideles.
El alcance real de esa inconformidad y su trascendencia en el grueso de la población, son aspectos que están aún por aclararse. Sin embargo, hay quienes la atribuyen, sobre todo, a las capas más jóvenes, al cansancio por la repetición reiterada de la epopeya de los años cincuenta, que sigue siendo el punto de referencia oficial. Camilo Cienfuegos y el "Ch" Guevara, muertos hace más de veinte años, siguen siendo colocados como figuras paradigmáticas a las que hay que imitar para ser buenos cubanos. Esos mismos analistas piensan que esa juventud está aburrida porque quisiera y no puede ser protagonista de su propia historia.
LA RECTIFICACION
Sea cual fuere la magnitud de la inconformidad existente, lo cierto es que el régimen cubano, lejos de seguir el camino de la perestroika ha ido cerrando cada vez más las puertas al cambio. El "proceso de rectificación de errores y tendencias negativas en la economía y en la sociedad" iniciado el 19 de abril de 1986 y con el cual los cubanos afirman haberse anticipado a los cambios ocurridos en Europa Oriental, es en realidad la marcha atrás de un proceso emprendido entre los años 1975 y 1985. En ese período, que hoy los dirigentes de la revolución califican como la "Decada Negra", se introdujeron una serie de cambios en la economía, copiados de la apertura que ya desde entonces comenzaba a despuntar en Europa del Este.
Fue entonces cuando se crearon mercados libres campesinos por medio de los cuales los agricultores que aun poseían tierras de su propiedad, podían comercializar libremente parte de sus productos. Se introdujeron además cambios importantes en el sistema salarial, como el pago de horas extras por jornadas que antes se realizaban de manera voluntaria. O como el sistema llamado de los "interruptos", (o la "panza"), mediante el cual se garantizaba el pago de salarios, durante todo el año, a los trabajadores de aquellas empresas que, por haber cumplido con las metas establecidas en el Plan Económico, o por tener problemas de abastecimiento de materias primas, tuvieran que suspender su producción por un período más o menos largo.
En términos generales, se introdujeron los estímulos directos y el dinero como mecanismo para incentivar aumentos en la productividad de los trabajadores. "Querían meterle el dinero por la cabeza a los obreros", según dijo Luis Joa, miembro del Comité Central del Partido Comunista. Se crearon normas que no estaban vinculadas directamente con la producción y eso produjo un desbalance entre los ingresos de la gente y la disponibilidad de bienes. Y debilitó, según el partido, la conciencia revolucionaria de los trabajadores.
Parece claro que Fidel previó a donde podría desembocar por ese camino, y resolvió curarse en salud. Fue entonces cuando comenzó el famoso Proceso de Rectificación que devolvió a Cuba a las practicas más puras del marxismo que habían regido al país desde que se proclamó el carácter socialista de la revolución. Se prohibió de nuevo cualquier clase de actividad privada, se eliminaron los pagos extras y se revitalizaron conceptos tradicionales como el trabajo voluntario y las microbrigadas de construcción que, hoy por hoy, constituyen parte de la columna vertebral de la actividad cotidiana del cubano y, sobre todo, del sistema de méritos revolucionarios sobre el que se basa toda expectativa ciudadana para mejorar su nivel de vida (ver recuadro). Como lo expuso un dirigente, "El proceso de rectificación surge para hacer la revolución más socialista, más comunista y más cubana".
Entre los funcionarios del régimen existente el convencimiento de que con su proceso de rectificación de los vicios copiados de los países de Europa Oriental, Cuba logró exorcizar el fantasma del capitalismo y protegerse contra la influencia maligna de la perestroika.
Lo que tal vez no estaba en sus cuentas era la vertiginosa velocidad con que esos cambios se iban a desarrollar en el mundo socialista. El Comité Central del PC ya había diseñado un plan económico destinado a proveer a la economía cubana de los medios necesarios para enfrentar un posible aislamiento de sus viejos socios de Europa Oriental. Dentro de ese programa se había diseñado un plan alimentario destinado a proteger a la isla contra cualquier contingencia que se pudiera presentar en la producción de comida. Dicho plan tiene por objeto aumentar la producción de leche, huevos, carne de cerdo, verduras y hortalizas. Pero este, que es uno de los planes generales a más corto plazo, no podrá traer resultados antes de 1992.
El programa contempla también inversiones a más largo plazo en sectores estratégicos como la energía nuclear, la producción de acero, la refinación de petróleo y otros rubros de industria pesada.
A pesar de esa capacidad de previsión, en la que Fidel volvió a demostrar su pasmosa inteligencia -que hace que virtualmente todos los problemas del país sean solucionados directa y personalmente por él- lo cierto es que el mundo se le está viniendo encima al régimen cubano. Los resultados del programa de emergencia, aún si se producen en el plazo contemplado podrían llegar demasiado tarde.
Las dificultades económicas internas, la falta de horizontes para el hombre cubano, la tremenda estrechez que se palpa en su vida cotidiana, hacen que de por si, Cuba esté convertida en una verdadera olla de presión cuya temperatura es difícil de detectar en la superficie. Pero además hay que agregar los ingredientes del creciente aislamiento internacional y el ejemplo de los ciudadanos de Europa oriental, junto con la presión de los Estados Unidos, que con la derrota del sandinismo en Nicaragua seguramente se incrementará.
En América Latina, la soledad de Castro también llega a los extremos. Quienes podrían representar al menos un apoyo nominal, han ido derivando hacia la derecha, mientras otros países han elegido presidentes abiertamente conservadores. El mexicano Carlos Salinas de Gortari, a pesar de ser del Partido Revolucionario Institucional, se ha convertido en un presidente de derecha. Carlos Andrés Pérez, el venezolano populista centroizquierdoso, es hoy un moderado de centro derecha. Mario Vargas Llosa está a punto de ganar las elecciones para la derecha en Perú, Brasil entrará en la onda conservadora con Collor de Melo y el peronista Carlos Menem basa su gobierno en la Argentina sobre la cooperación con la gran empresa privada.
Con todo ello reunido, la figura continental de Castro ha pasado de ser la gran amenaza comunista, que exportaba revoluciones y asustaba a las señoras beatas, a convertirse en un dirigente a la defensiva que, más bien, está tratando de defender su metro cuadrado. A muchos intelectuales cubanos les gusta decir que su país siempre ha sido la gran herejía, y que con el régimen de Castro como último bastión del socialismo en el mundo lo seguirá siendo. Pero ya nadie sabe con certeza por cuanto tiempo más. La rigidéz del sistema cubano proyecta inevitablemente una imagen de anacronismo en las postrimerías del siglo XX.
Lo cierto es que la figura paternal de Fidel Castro sigue ejerciendo una fascinación sin limite sobre la mayoría de los cubanos pero el convencimiento de que la revolución se mantendría en el poder mientras estuviera vivo el comandante, ya no es tan absoluto. La caída del sandinismo en Nicaragua, donde hace unos cuantos años nadie hubiera pensado que un proceso tuviera marcha atrás, podría conducir a un replanteamiento en Cuba. Hasta las ideas polílicas más extremas brindan siempre una segunda oportunidad.

SI YO HICIERA PERIODISMO...
La prensa juega un papel ideológico esencial en los regímenes socialistas. SEMANA habló al respecto en La Habana con Guillermo Cabrera, uno de los dos subdirectores del diario Granma, el tercer periódico de mayor circulación de habla hispana.
-¿Qué sentido tiene un periódico en el que por lo general las tres cuartas partes de su contenido están dedicadas a reproducir los discursos de Fidel?
- "Los discursos del Comandante son discutidos diariamente por los obreros y por el pueblo, y el único lugar donde se reproducen completos es en Granma. Nosotros lo que hacemos es facilitar un material de estudio a los militantes del partido y a las organizaciones de base".
-Pero eso suena poco a periodismo.
-"Es que aquí en este periódico no hacemos periodismo, hacemos política. Si yo hiciera periodismo, algunas de las informaciones que tengo en la página siete las tendría a siete columnas en primera página. Yo se que los problemas de Azerbaijan son noticia pero los tengo en páginas interiores y en espacio reducido. A mí no me interesa vender un ejemplar a costa de la sangre de un azerbaijano. Yo no hago ese periodismo".
- ¿Cuál es, entonces, el papel de Granma?
- "Este es el periódico oficial del partido comunista de Cuba. Y nuestro papel es cubrir una necesidad informativa muy específica, que es la divulgación de sus actividades. Nosotros hacemos una especie de acta notarial de tales actividades"
- ¿Y eso no resulta poco estimulante para un periodista?
- "Esas son las reglas del juego, y yo participo en ellas, por supuesto"

GOTICAS DE HUMOR
Fidel Castro es una figura omnipresente en Cuba. Pero aunque el respeto por el Comandante sigue siendo nota predominante, comienzan a aparecer los chistes callejeros que en todos los países del mundo ponen la nota de humorismo popular hasta a las situaciones más difíciles. Para la muestra un botón.
- Napoleón ha regresado a la Tierra y se reune con los grandes lideres mundiales. Tras conversar con George Bush, le dice: "Si yo hubiera tenido tu poderío militar, nunca hubiera perdido Waterloo". Luego se reune con Gorbachov y le dice: "Si yo hubiera tenido tu astucia, nunca hubiera tenido que pelear Waterloo". Y tras su reunión con Fidel le dice: "Chico, si yo hubiera tenido tus medios de comunicación, nadie se hubiera enterado que perdí Waterloo".
- La Organización Mundial de la Salud está haciendo una encuesta internacional sobre el problema del hambre y su pregunta es: "Qué opinión tiene usted sobre la escasez de comida? La respuesta sueca: "¿Escasez?". La respuesta etíope: "¿Comida?". Y la cubana: "¿Opinión?"
- Bush, Gorbachov y Fidel se encuentran en el infierno, y resuelven llamar por telefóno a sus países para ver cómo anda la cosa. Al terminar Bush, la cuenta telefónica es de 4 mil dólares. Gorbachov debe pagar 6 mil rublos. Pero cuando le llega el turno de pagar a Fidel, la cuenta es de un peso. "¿Pero chico, por que tan poco si a los demás les ha costado una fortuna?". "Porque es una llamada local".

NO SOLO DE PAN...
"Los servicios en Cuba son infames. Nosotros tenemos un mecanismo diabólico para amargar a las personas en estos momentos. Los servicios normales hacen que el cubano se irrite. Nosotros perdemos horas enteras en colas. Pero hay algo muy importante. El cubano se puede meter tres horas en una cola, y se puede irritar, pero come. En el resto del Tercer Mundo tienen que asaltar mercados, porque suben que, au