Especiales Semana

LEASING

14 de agosto de 1989

EL BUEN EJEMPLO CUNDE
Una sola cifra podría hablar de lo que es hoy en día el leasing en el mundo: en los Estados Unidos alrededor del 70% de la industria utiliza el leasing como una forma de financiación de sus bienes de capital productivo.

Las razones sobran. El éxito del sistema leasing se ha comprobado ampliamente en los balances económicos y en la productividad a la que llegan quienes se acogen al sistema. Cuando un común denominador reposa detras del éxito de miles de empresas en el mundo, es indudable que constituye una de las principales razones para triunfar a ese nivel.

Eso es lo que sucede con el leasing, y en este caso habría que decir que el buen ejemplo cunde. En el Reino Unido, por citar otro hecho, la industria del leasing provee la única fuente de financiación industrial sólida a mediano término. En otros países, como Japón, Corea, Brasil y España, el desarrollo de sus economías se está basando en un importante estímulo a las operaciones de arrendamiento financiero.

Posiblemente no existe ningún riesgo al afirmar que el leasing constituye--así lo ha venido demostrando--el método ideal de financiación para impulsar la economía productiva.
Y lo es para cualquier tipo de estructura económica. También, por supuesto, para economías como la colombiana donde el leasing ha crecido en una proporción casi inverosímil. Día tras día nuevos empresarios se acogen al sistema, al punto que en los últimos cinco años el crecimiento del sector nunca ha sido inferior al 50% anual y en algunos periodos ha superado el 100%. El valor de los activos tomados en arriendo a las compañías de leasing a la fecha supera los 85 mil millones de pesos.

Si a esto se suma el hecho de que en Colombia el leasing constituye una opción financiera relativamente joven el crecimiento de la credibilidad en el sector arroja un índice favorable pocas veces visto en materia económica. Hay que tener en cuenta, además, que en el país no se han dado todavía los cambios suficientes a nivel legal que respaldar al sistema en la casi totalidad de los países donde se aplica. Se deduce, por tanto, que cuando se den los ajustes necesarios y se establezca el marco legal más favorable para el leasing, esta forma de financiación tomará el liderazgo en materia de promoción económica con todos los beneficios que esto comporta.

Lo cierto es que con el leasing todos ganan, y este sólo hecho constituye el mayor promotor del sistema. Gana el macroempresario, porque amplía la productividad de su compañía y renueva equipos sin descapitalizarse, con la ventaja de reducir sus tributos al Estado y con la oportunidad de ingresar un activo a su balance por un valor varias veces inferior al real. Ganan el mediano y el microempresario, porque pueden iniciar un negocio con los equipos más sofisticados del momento y pueden recurrir a una financiación de cualquier alcance con el único requisito de demostrar idoneidad para el negocio que quieren establecer, y encuentran un plazo mucho más amplio del que encontrarían en otros sistemas financieros.

Y, por supuesto, todos ganan con las múltiples ventajas del leasing, además de las ya mencionadas. Ganan, por ejemplo, con el hecho de disponer del bien alquilado de manera inmediata; ganan con la oportunidad de comprarlo al final del plazo pactado por un valor residual definitivamente bajo; ganan con la opción de devolverlo y reiniciar la operación con otro equipo de tecnología más novedosa; ganan con la flexibilidad del sistema, debido a que el leasing se ajusta a los flujos de caja de sus usuarios; ganan con el ahorro de capital, que puede destinarse a otras actividades; ganan con la oportunidad de tener cuotas fijas que terminan siendo muy bajas frente a la inflación; ganan con la rapidez en los trámites... De hecho, el leasing es la única salida para muchos microempresarios que no tienen la capacidad de enfrentar un préstamo a corto plazo, o simplemente no pueden llenar una serie de requisitos como los que se exigen para otorgarlo: antiguedad en cuanto promedio, garantías, etc.

Afortunadamente así lo han entendido quienes hasta hoy pueden considerarse los introductores del sistema en Colombia. La velocidad a la que avanzan en el país los estudios y la adaptación de nuevas formas de leasing arroja un buen saldo de esperanzas. Actualmente son poco más de treinta las compañías de leasing que funcionan en Colombia. Quince de ellas fueron capaces de sobrevivir a la dura crisis económica de 1982. En ese momento eran más de 100. Muchos aventureros se dieron a la tarea de probar el sistema, y muchos sucumbieron en los primeros ensayos. Ahora el sector está consolidado. Ha demostrado que constituye una alternativa ideal. Se ha ido perfeccionando y cada vez se ajusta más a las necesidades de la Nación. Tanto así que el propio Estado ha promovido la creación de compañías de leasing en busca del desarrollo de sectores específicos.

Y el leasing también se ha ido especializando. Algunas compañías lo han hecho tomando como referencia la cuantía de los equipos que se pretende arrendar. Otras han seguido un sector económico determinado. El transporte, por ejemplo, ha encontrado en el leasing un medio ideal para desarrollarse para financiarse y para renovar el parque automotriz. Algo similar ha sucedido con los demás renglones industriales. Desde elementales fotocopiadoras hasta complejos equipos electrónicos han llegado al país gracias al leasing. Y no sobra insistir en que a través de este sistema de arrendamiento financiero no hay equipo o herramienta de trabajo que no pueda llegar a adquirirse.

El sistema es, al mismo tiempo, tan elemental y tan sofisticado que incluso una empresa puede vender un equipo a una compañía de leasing, para que esta se lo arriende con pacto de reventa. Casos como este ocurren cuando en una economía se exploran al máximo los callejones de salida para aumentar la productividad y conservar un capital indispensable para otras acciones. Y con el leasing, indudablemente, hay muchos callejones sin salida que han vuelto a encontrar la luz.

Un claro ejemplo es la reciente aparición del leasing inmobiliario en el país. Esta línea, que constituye una de las especialidades del sistema más desarrolladas en el mundo, llega para ofrecer nuevas oportunidades en el amplio mundo de la finca raíz. Su campo de acción se enmarca obviamente dentro de los inmuebles de carácter productivo --como fábricas, locales y bodegas-- y soluciona el problema locativo de muchas entidades que no habían encontrado en los métodos tradicionales un punto de apoyo para su crecimiento económico.

Con la especialización de las compañías de leasing y la búsqueda de nuevas formas de financiamiento, se llegará a contar en Colombia con ramas del sistema tan avanzadas como la del Leveraged lease. En esta, que se utiliza para arrendar bienes tan costosos como un jumbo de varios millones de dólares, la compañía de leasing se asocia con entidades bancarias e incluso con particulares, que se convierten en copropietarios del equipo y le encargan a la compañía el manejo de la operación. Así, no sólo muchas empresas se benefician al encontrar por fin una manera de adquirir sus costosos equipos, sino que además el leasing se convierte en una inversión maravillosa para los particulares, totalmente asegurada y con la oportunidad de obtener un rendimiento superior al de la banca tradicional.

Entonces, ¿podría concluirse que el leasing es la herramienta ideal para solucionar la problemática de financiación de empresas en un país en vías de desarrollo como Colombia? Ricardo Muñoz Medina, gerente general de Leasing Grancolombiana, asegura que "el leasing constituye una opción que, hoy en día, debe ser tenida en cuenta a la hora de decidir las fuentes de financiación de una empresa. Sin embargo, no se trata de la panacea que todo lo resuelve, hablando en materia económica. El juicio más acertado de un gerente está, por lo tanto, en utilizar el leasing en la medida justa y adecuada, tomando en cuenta las demás fuentes de financiación. De hecho, la adquisición de los equipos de un proyecto no debe basarse exclusivamente en el leasing, así como tampoco debe estar apoyada únicamente en recursos propios ni en créditos bancarios".

La clave es, entonces, encontrar la receta perfecta... Lo cierto es que el leasing es uno de los ingredientes básicos.

El Banco Mundial frente al Leasing
La International Finance Corporation (IFC), afiliada al Banco Mundial, desempeña un papel importante en el avance de la industria del leasing en los países en desarrollo. En asociación con casas financieras locales y con participantes extranjeros, hasta el momento ha establecido 21 compañías de leasing en esos países y desarrolla planes para otros más.

El propósito general de la corporación es estimular el desarrollo económico en los países más atrasados, al invertir en sectores de empresa privada y al proveer el apoyo técnico apropiado. Ella reconoce la importancia del leasing como técnica financiera para compañías pequeñas y medianas, y en especial para firmas industriales y manufacturas nuevas y en crecimiento.

Parte de las instrucciones que reciben las compañías de IFC es que deben concentrarse principalmente en sociedades pequeñas y de mediano tamaño, aun cuando no se descarta que asuman unas cuantas operaciones de leasing de gran dimensión. Por esta razón muchas de ellas son pioneras en sus respectivos países.

La separación de la propiedad económica de la legal, que hace al leasing particularmente atractivo para compañías pequeñas y medianas, es también la razón por la cual los gobiernos del Tercer Mundo tienen dudas sobre si deben permitir o no el florecimiento del leasing en sus países. Esto sucede porque los beneficios de la propiedad, como los descuentos tributarios, son distribuidos, en el caso del leasing, con mayor flexibilidad, lo que puede complicar la aplicación de políticas fiscales que de otra manera serían más sencillas.

La premisa básica del IFC es que el leasing no debería estar en desventaja comparado con otras formas de financiamiento. La entidad busca asegurarse de que las cargas de importación, las exenciones de impuestos y los incentivos de inversión disponibles para el equipo de propiedad del usuario estén también disponibles cuando el equipo es tomado en arriendo por el sistema de leasing.

A través de negociaciones con varias autoridades, la corporación ha abierto el camino para el sistema leasing en muchos países. Por ejemplo, a través de discusiones con las autoridades de la India, la IFC consiguió legalizar el leasing de equipo importado en ese país. El sistema ha crecido en Corea como resultado de cambios legislativos adoptados en los finales de la década de los 80.

El financiamiento por leasing normalmente carece de relación con el tamaño de los activos y el capital del arrendatario y depende principalmente de la capacidad de su flujo de caja para pagar los cánones acordados. En muchos países en desarrollo el leasing es la única forma de financiar equipo a un término mediano y largo, en condiciones aceptables.

El IFC generalmente prefiere crear compañías con el fin específico del leasing antes que expandir los servicios ofrecidos por instituciones existentes. Esto permite un conjunto de políticas de negocios más enfocado, que hacen el monitoreo y el control de sus operaciones más simple, tanto para los accionistas como para la gerencia de la empresa.

Aunque muchas de las compañías, tales como las de Tailandia, Sri Lanka y Perú, fueron las primeras en cada país, la IFC examina ahora la posibilidad de establecer compañías de leasing especializado en países donde el sistema está bien establecido.

Hasta el momento, el Banco Mundial --a través de la International Finance Corporation, IFC-- ha desarrollado compañías de leasing en los siguientes países: Corea, Tailandia, Filipinas, Sri Lanka, Colombia, Jordania, Perú, Indonesia, Brasil, Portugal, India, República Dominicana, Zimbabwe, Túnez, Bangladesh, Paquistán, Malawi, Turquia y Botswana.

Extractado del World leasing year book 1989.