Especiales Semana

Los ecuatorianos

Desde Manuelita Sáenz, pasando por ex presidentes y hasta cantantes populares, la presencia del vecino del sur ha sido permanente en Colombia.

Natalia Urrego
28 de octubre de 2006

No son muchas las personalidades ecuatorianas que desde la Colonia vivieron en el territorio de lo que hoy es Colombia. Pero son muy significativas. Una de ellas, la más famosa, es Manuelita Sáenz, 'La libertadora del Libertador', que salvó la vida de Simón Bolívar y después fue expulsada por el gobierno del general Francisco de Paula Santander. Eugenio Espejo, uno de los pensadores más importantes de América Latina de finales del siglo XVIII, viajó a pie desde Quito hasta Bogotá luego de ser acusado de escribir un texto que apoyaba el levantamiento de Tupac Amaru y Tupac Katari en contra del rey Carlos III de España. El poeta Juan Montalvo, clave en las letras ecuatorianas, desde su exilio en 1869, en Ipiales, Nariño, expresó: "Yo he visto en el horizonte de cierto país andino(...) las nubes repartidas en largas plumas(...) Estas plumas son blancas; el fondo azul celeste y la simetría tan perfecta, que realmente parece obra de un artista sobrehumano...".

Por Colombia pasaron dos ex presidentes ecuatorianos: a finales del siglo XIX, Eloy Alfaro, reconocido militar y político que adelantó la revolución liberal en su país y que amaba tanto el país, que bautizó a una hija suya Colombia. Y en el XX, José María Velasco Ibarra, que en las tres ocasiones en que fue derrocado del poder (1935, 1947 y 1961) vino a parar al municipio de Envigado a dictar clases en la facultad de derecho de la Universidad de Antioquia.

La inmigración de ecuatorianos a Colombia ha sido escasa a lo largo de la historia. Algunos censos, como el de 1843, registraron dos ecuatorianos en Popayán, tres en Bogotá, 11 en Buenaventura y 79 en Pasto. El censo de 1852 reportó un ecuatoriano en Buenaventura, dos en Neiva y Popayán, 14 en Barbacoas y 32 en Túquerres, Nariño.

El paso de los ecuatorianos por el país dejó testimonios que se conservan sobre todo en los templos, especialmente de Popayán. Por algo esta ciudad es llamada 'La sucursal de Quito'. Artistas quiteños, como los hermanos Cortés, que hicieron parte de la Expedición Botánica, por ejemplo, se dedicaron a producir obras que aún perduran. Los conocedores del tema como el restaurador mexicano Rodolfo Vallín no descartan la hipótesis de que algún artesano neogranadino se formó en Quito y trajo aquí el arte aprendido en esa escuela.

En el siglo XX la canción popular se convirtió en un vínculo inseparable para los dos países. La prueba es que dos de los cantantes emblemáticos del Ecuador, Julio Jaramillo y Olimpo Cárdenas, fueron adoptados por el público nacional hasta el punto de que muchos suponen que se trata de colombianos de pura cepa. Incluso el cuerpo de Olimpo reposa en la capital colombiana. Letras como "ódiame por piedad yo te lo pido, ódiame sin medida ni clemencia, odio quiero más que indiferencia", acompañan aún hoy a los despechados del país frente a una copa de aguardiente. Temeridad, Tu duda y la mía y Nuestro juramento son otros títulos que hacen llorar a ambos lados de una frontera que une, más que separa, los dos países.