Especiales Semana

Los nuevos 10

A partir de 2004 la Unión Europea contará con 10 miembros más en su intento por consolidarse como el eje de mayor influencia en el mundo.

27 de julio de 2003

El próximo 31 de diciembre millones de europeos festejarán como siempre la llegada de un nuevo año. Sin embargo esta vez las tradicionales celebraciones callejeras en la torre Eiffel, la puerta de Brandenburgo, el Big Ben y otros puntos clave de las principales capitales europeas tendrán un motivo adicional: dar la bienvenida a los 10 nuevos países que entrarán a formar parte de la Unión Europea (UE) a partir del primero de enero de 2004. El proceso de expansión se ha convertido en uno de los principales objetivos para las naciones del Viejo Continente, el cual después de la Segunda Guerra Mundial experimentó una división entre Este y Oeste, no sólo a nivel de modelos políticos y económicos sino también culturales, que aún después del fin de la Guerra Fría continuaron marcando los contrastes entre los países europeos. Manos a la obra Esta ampliación, que cobija a ocho países de la antigua cortina de hierro: Polonia, República Checa, Estonia, Letonia, Hungría, Lituania, la República Eslovaca y Eslovenia, y a dos naciones de Mediterráneo, Chipre y Malta, fue aprobada en diciembre de 2002 en Copenhague luego de someterse a una serie de compromisos y evaluaciones para establecer si cumplían con los requisitos necesarios para adherirse a la Unión Europea, que consisten en tres puntos básicos. En primer lugar el país debe demostrar la existencia de instituciones estables que garanticen la democracia, el Estado de derecho, los derechos humanos y el respeto y protección a las minorías. En segundo lugar, debe evidenciar una economía de mercado operativa preparada para enfrentar la presión y la competencia y, por último, estar en capacidad de asumir las obligaciones derivadas de la adhesión, incluidos los objetivos políticos, económicos y monetarios de la Unión. Posteriormente los demás países miembros se comprometieron a generar una serie de condiciones facilitadoras para agilizar el proceso de adhesión de las demás naciones. Las inversiones han tenido un costo aproximado de 40.800 millones de euros, destinados a poner al día a los países aspirantes modernizando su infraestructura, fomentando la producción agrícola y la seguridad en las plantas nucleares y en los controles fronterizos, que a la postre beneficiarán a los 75 millones de nuevos habitantes de la UE. Los detractores La medida parece cumplir con la premisa inicial de la UE de igualdad y equilibrio, que no sólo busca integrar a todo el continente para hacerlo más fuerte frente a la economía mundial sino que también quiere que la interacción cultural sea cada vez mayor. Sin embargo el proceso de unificación del continente ha tenido muchos detractores, quienes consideran que el eje conformado por Francia y Alemania busca una supremacía que dista mucho del concepto inicial de equidad. No obstante la aparición de un bloque compuesto por Gran Bretaña, España e Italia, respaldando al presidente George W. Bush antes, durante y después del conflicto, mostró un nuevo centro de poder europeo con capacidad para imponerse. Con amigos y enemigos el proceso de unificación europea continúa avanzando y es evidente que ha generado entre los ciudadanos del común un interés por crear una identidad como continente a la que Romano Prodi, presidente de la Comisión Europea, describió en un discurso reciente como la "primavera de Europa", lejos de intenciones imperialistas como las que hace más de medio siglo los llevaron a involucrarse en una guerra que seguramente los ancianos de hoy en día no desean recordar y los más jóvenes no están dispuestos a repetir.