Especiales Semana

Los nuevos dueños

El año que pasó algunas de las principales empresas del país quedaron en manos de gigantes extranjeros. Se animaron a crecer en Colombia como hace tiempos no sucedía.

24 de abril de 2005

Todos los años salen de compras. No se les cansa la mano de tanto girar cheques, ni les tiembla el pulso, a pesar de que sus negocios involucren cientos de millones de dólares. Buscaron crecer utilizando el atajo, no siempre fácil, de las adquisiciones y, quizá lo más importante, quisieron hacerlo en Colombia.

Se trata de los nuevos dueños extranjeros de empresas nacionales. Los inversionistas que en los últimos meses concretaron o están a punto de cerrar la compra de alguna de las empresas más grandes del país. En medio de la ola de fusiones y adquisiciones que atraviesa el mundo de los negocios y que llegó a Colombia en el segundo semestre de 2004, ellos protagonizaron las 'movidas' que acapararon la atención de los colombianos el año pasado.

El ambiente fue propicio para que compradores y vendedores sellaran los acuerdos. La inversión extranjera en América Latina creció 44 por ciento el año pasado, la primera vez que aumenta desde 1999, según una investigación de la Cepal. Sorprende cómo empresas de la misma región se han convertido en grandes inversionistas. Encabezan lalista las mexicanas -como Telmex, América Móvil o Cemex- seguidas de las brasileñas -como Petrobrás o las siderúrgicas Vale do Rio Doce y Gerdau-.

A Colombia llegaron por esta vía 2.740 millones de dólares, 52 por ciento más que en 2003. Hoy los inversionistas ven con mejores ojos la propuesta de traer su dinero a estos lados del mundo. "Durante los últimos tres años Colombia ha dado pasos importantes para mejorar la seguridad interna, lo que se ha traducido en un menor riesgo político", dice un reciente informe de Standard & Poor's. Agrega que el crecimiento económico está regresando a su comportamiento histórico -anterior a la recesión de finales de los 90-, a pesar de algunos obstáculos que aún persisten, como la misma seguridad o el desempleo.

En estas condiciones, multinacionales como Philip Morris, a punto de quedarse con Coltabaco, o el Grupo Gerdau de Brasil, que acordó adquirir el control accionario de las siderúrgicas Diaco y Sidelpa, encontraron en Colombia oportunidades atractivas de expansión. Los vendedores estaban de salida. En el caso de Coltabaco, fue el resultado de la cirugía a la que entró el Grupo Empresarial Antioqueño (GEA) para enfocarse en los sectores que ha definido como estratégicos. Y en el de Diaco, de la búsqueda que desde hacía varios meses estaba realizando uno de sus accionistas, el fondo de inversión peruano Latin America Enterprise Steel Holding.

Ahora los nuevos dueños tienen planes ambiciosos para sus recién adquiridas compañías. Telefónica Móviles, la empresa española que le compró a Bellsouth sus operaciones en América Latina, le está apostando a multiplicar su actual base de clientes en los próximos tres años. Sinergy, accionista mayoritario de Avianca, quiere convertirse en "uno de los tres jugadores que se repartirán el mercado aeronáutico latinoamericano", según dice Juan Emilio Posada, presidente de Sinergy Aerospace, el negocio aeronáutico de Efromovich.

¿Qué vieron estos empresarios en sus nuevas adquisiciones para trazarse semejantes metas? ¿Cómo piensan cumplirlas?

LA 'EME' DE MASAS

Pocos colombianos pueden decir que no se enteraron de la llegada de una nueva empresa de celulares a Colombia. Una invasión de 'emes' verdes y rechonchas, símbolo de la marca Movistar que reemplazó a Bellsouth, se tomó los periódicos, las revistas, los canales de televisión y cuanta valla se le atravesara por el camino. En sólo un día, la española Telefónica Móviles renovó su imagen en 25.000 tiendas a lo largo de 13 países de habla hispana.

El año pasado golpeó el ajedrez de las telecomunicaciones en América Latina, con la adquisición de las compañías Bellsouth en 10 países de la región por 5.850 millones de dólares. Reacomodó las fichas del tablero donde compite con América Móvil, del magnate mexicano Carlos Slim, al agregar, con esta jugada, 14,8 millones de personas a su lista de clientes. Así quedó liderando el mercado de telefonía móvil en Argentina, Chile y Perú, donde ya tenía operaciones, y entró de segundo en Colombia, Venezuela, Ecuador y Uruguay.

El común denominador de la mayoría de estos países es que todavía quedan muchas personas sin celular. Mientras en Chile, por ejemplo, el 60 por ciento de la población habla por un teléfono móvil, en Ecuador, Perú o Colombia la tasa de penetración no llega a 30 por ciento. Ahí está la gracia: Telefónica Móviles quiere aprovechar el crecimiento del mercado y estimularlo para aumentar sus ventas.

"En Colombia el número de clientes celulares debería pasar de 11 millones a 22 millones en un horizonte de tres años", dice Sergio Regueros, presidente de Telefónica Móviles en el país. Hoy tiene casi 32 por ciento del pastel, después de Comcel con 56 por ciento y antes de Ola, de Colombia Móvil, con 12 por ciento. De esta forma, en un mercado en crecimiento y muy competido, la puja por los clientes promete ponerse interesante.

Telefónica ya mostró los dientes en diciembre pasado con una agresiva campaña comercial de Navidad que le permitió conquistar 813.000 nuevos usuarios en el último trimestre de 2004, tres veces más que en el mismo período del año anterior. "Nuestra estrategia es mantener el foco en el servicio que traía Bellsouth pero orientarnos más hacia el crecimiento", dice Regueros.

Él, a sus 42 años, será el encargado de volver realidad estos planes. Cuenta para ello con casi 20 años de experiencia en el sector, como coordinador de canales regionales de Inravisión, viceministro de Comunicaciones, consultor privado, presidente de la ETB y directivo de Bellsouth en Centroamérica. Ahora, como representante en Colombia del jugador más grande de las telecomunicaciones en el mundo hispano, tiene el reto de hacer crecer un negocio que ya factura 613 millones de dólares al año.



EL PIELROJA

Y EL HOMBRE MARLBORO

Este lunes 25 de abril, a las 8 en punto de la mañana, Philip Morris, la multinacional estadounidense dueña de la marca Marlboro, comenzará a comprar acciones de Coltabaco a todo el que quiera vendérselas. Pagará 4,87 dólares por cada papel, de contado, que en el mundo de la bolsa de valores significa tres días después de la operación. Ya la mitad de los accionistas de la tabacalera acordaron vender su participación y, si todos los demás también lo hacen, Philip Morris deberá sacar de su cuenta bancaria casi 310 millones de dólares.

Así termina una historia que comenzó hace varios meses cuando Luc Gerard, un ejecutivo nacido en Zaire (hoy república del Congo) hace 34 años, asumió la presidencia de Philip Morris en Colombia. Arrancó una difícil negociación -"interesante", dice él- con los representantes del Grupo Empresarial Antioqueño, accionistas mayoritarios de Coltabaco. El 30 de agosto de 2004 se dio el esperado apretón de manos que, tras las autorizaciones de rigor, se concretará esta semana con una Oferta Pública de Adquisición (OPA).

Así, Philip Morris se quedará con la primera compañía tabacalera de Colombia, que es a su vez el cuarto mercado de cigarrillos más grande de Latinoamérica y en el que a diferencia de todos los demás países de la región los locales - Coltabaco y Protabaco- son los jugadores más fuertes. De esta forma se sacudirá la competencia por los fumadores latinoamericanos que libran Philip Morris y su eterno rival, la inglesa BAT, dueña de marcas como Belmont o Kool. La primera domina el mercado de Argentina, México y, ahora, de Colombia, mientras que la segunda vende el 80 por ciento de los cigarrillos de Brasil.

"Coltabaco tiene un portafolio de marcas muy atractivas, como Boston, Green o Pielroja, en el segmento de precios bajos o intermedios y en el que Philip Morris, con Marlboro, no participa", dice Gerard. Las dos compañías juntas hacen, entonces, buena pareja. Ahora falta ver cómo se fusionan, que será justamente la misión de Gerard en los próximos meses. La clave para él es el respeto por parte de ambas empresas. "Philip Morris sabe que está entrando a una compañía que casi logró sacarnos del mercado. Y Coltabaco, por su parte, que está llegando el líder mundial de la industria", explica. Se armará así un matrimonio difícil de imaginar: el del Pielroja con el hombre Marlboro.



DEL SUBSUELO HASTA EL CIELO

Hace pocas semanas se supo que Germán Efromovich estaba interesado en Varig, la aerolínea bandera de Brasil. La noticia sorprendió: cuando apenas comienza a pilotear Avianca, recién salida de un proceso de reestructuración de deudas con sus acreedores, quiere invertir en una empresa, como Varig, endeudada hasta el tope y al borde de la quiebra. "Le gusta comprar barato compañías que necesitan reestructurarse", explica Posada. Aplicando el mismo criterio se convirtió el año pasado en el accionista mayoritario de Avianca. Por 44,5 millones de dólares se hizo al control de una aerolínea que, tras emerger del capítulo 11 y renegociar los contratos de arrendamiento de sus aviones, obtuvo en 2004 utilidades por 126 millones de dólares. Al parecer le quedó gustando la fórmula y ahora quiere ser uno de los grandes empresarios de la aviación en América Latina, un negocio del que se enamoró, según cuenta Posada, pero al que llegó de carambola.

Efromovich empezó a conformar su grupo empresarial en la década de los 70 con una firma de ingeniería, Brasitest, dedicada a la inspección de hidroeléctricas, plantas nucleares y plataformas marítimas para la exploración de petróleo. En estas últimas necesitaban buzos que descendieran a revisar las estructuras petroleras y por eso, en los 80, creó la empresa Marítima que, años después, comenzó a construirlas. Como necesitaban transportar a los técnicos y ejecutivos de la compañía hasta las plataformas en medio del océano, empezó a adquirir una flota de aviones que dieron vida a la aerolínea Ocean Air. Y ya en el mundo aeronáutico, el año pasado compró, además de Avianca, una aerolínea en Ecuador y otra en Perú.

No son pocos los desafíos que tiene Efromovich en el difícil negocio de la aviación. Avianca resucitó pero todavía está débil de salud. Si bien es cierto que, como dice Posada, "con costos bajos se puede volver a crecer", la aerolínea aún está expuesta a riesgos como un aumento inesperado en el precio de los combustibles y del dólar o una caída en el tráfico de pasajeros. Y si a esto se suma una posible negociación para adquirir Varig, a Efromovich y Posada les esperan años agitados.



CARRERA DE ACERO

El negocio se adelantó a la Nochebuena. El 23 de diciembre de 2004 Gerdau de Brasil, el productor de acero más grande de Latinoamérica, anunció que había firmado un acuerdo para adquirir el control de Diaco y Sidelpa con los accionistas mayoritarios de estas compañías, el grupo vallecaucano Mayagüez y el fondo de inversión Latin-American Enterprise Steel Holding. Los brasileños invertirán inicialmente 68,5 millones de dólares, en una operación que se hará a plazos y que le permitirá a Mayagüez permanecer como socio en Diaco por ocho años más.

En el caso de Gerdau aquello de querer ser el "mais grande do mundo" no es una exageración. Ha dado pasos firmes para alcanzar esa posición en la industria siderúrgica mundial. En noviembre del año pasado adquirió por cerca de 300 millones de dólares los activos de North Star Steel en Estados Unidos. Y en Brasil tiene planeadas inversiones para aumentar su capacidad de producción por 2.200 millones de dólares durante los próximos dos años.

Esta expansión se está dando en momentos en que el mundo está urgido de acero, por causa de la voracidad de China. Esto ha disparado los precios internacionales de este producto y ha permitido que el sector siderúrgico muestre resultados impresionantes. Gerdau, por ejemplo, entre 2003 y 2004 duplicó sus utilidades que alcanzaron los 3.200 millones de dólares.

La inversión en Diaco y Sidelpa es, entonces, una pequeña parte del gigantesco plan de expansión de la siderúrgica brasileña. Para los actuales accionistas de estas dos empresas, en cambio, la llegada de Gerdau fue su mejor regalo de Navidad. El fondo de inversión encontró la puerta de salida que estaba buscando desde hacía años. Y el grupo Mayagüez halló un aliado estratégico que es considerado uno de los productores de acero más competitivos del mundo.