Especiales Semana

LOS PECADOS DE AMPARO Y LA MENCHA

Los pecados de Amparo y la Mencha Mano a mano de Amparo Grisales y Margarita Rosa de Francisco en la producción más costosa de la T.V. colombiana.

1 de agosto de 1988

Las dos mujeres maduras están todas de negro hasta los pies vestidas. La tarde cae sobre el patio enclaustrado mientras el ambiente cálido de Carora se tiñe de tonalidades ámbar y magenta. Corre el siglo XVI y las pesadas enaguas de las damas dan a su figura una rigidez perfectamente acorde con su lenguaje recatado y pulcro. Pero tras esos semblantes casi inexpresivos se adivina la presencia del escándalo. Lo que motiva la conversación de las señoras son las andanzas de una mestiza de gran belleza: Inés de Hinojosa.

La escena, sin embargo, no sucede en realidad en Carora sino en Barichara; el siglo que corre no es el XVI sino el XX y el silencio monacal de los alrededores no es más que el resultado de una orden dada a grandes voces por un asistente de dirección.
Frente a las viejas damas pero detrás de la cámara, un enjambre de operadores, maquilladores, luminotécnicos, utileros y curiosos, sigue con expectativa el resultado de la toma. Y tras bambalinas, en el interior de la unidad móvil de producción, frente a un panel de monitores que recuerda la conquista del espacio, y dando órdenes mediante la comunicación interna, está el gran responsable del éxito o el fracaso de la primera gran miniserie de la televisión colombiana: el director Jorge Alí Triana.

El trabajo que se está llevando a cabo en Barichara y que se completará en Villa de Leyva, San Gil, Sogamoso, Tópaga y Bogotá, representa la entrada de la televisión colombiana en el mundo de las grandes miniseries, que consisten en la puesta en escena en menos de 10 capítulos, de una obra literaria de gran popularidad y generalmente de época, un género del que los más caracterizados ejemplos en el exterior son, entre otros, Sho-Gun y el Pájaro Espino, muy recordados por los televidentes de todo el mundo.

SELECCION COLOMBIA
Los ingredientes presentes en "Los pecados de Inés de Hinojosa" apuntan hacia un plato realmente sabroso: por un lado, la novela de Próspero Morales Pradilla, que recrea un remoto periodo limitrofe entre la conquista y la colonia y que se ha mantenido en el primer lugar de ventas en el pais durante dos años; por el otro, la presencia al frente del proyecto de Jorge Ali Triana, quien cuenta con una sólida reputación como uno de los mejores directores de teatro, cine y televisión del pais, y del equipo técnico de RTI, reforzado can varias figuras importantes de ese campo. Pero como si todo lo anterior fuera poco, en la pantalla aparecerá un grupo de actores que, en palabras del propio Morales Pradilla, es "la selección Colombia de la televisión" con Amparo Grisales y Margarita Rosa de Francisco en la delantera. No es de extrañarse que, en esas condiciones, "Los pecados de Inés de Hinojosa", la miniserie, haya producido una expectativa sin precedentes hasta el punto que hoy, cuando sólo se han adelantada 15 días de los 90 de grabación, todos los medios estén pendientes de lo que pase en Barichara.

No se trata de una actitud infundada, si se tiene en cuenta que RTI a asumido el compromiso con todas las de la ley, y pensando en grande. En este año la programadora está cumpliendo 25 años de existencia y por eso decidió botar la casa por la ventana en un proyecto de grandes dimensiones. La escogencia del género de las miniseries resultó lógica, asi como la de la novela de Morales Pradilla, el director y los actores. Pero para que el resultado fuera el esperado, la producción no podia tener un costo inferior a $ 120 millones, irrecuperables en el mercado colombiano.

LA CONQUISTA DE EUROPA
De ahi que el compromiso con la calidad tenga también una motivación económica. Las intenciones de RTI son vender la serie a todo Latinoamérica y España, pero también al resto de Europa y, para poder lograrlo, "Los pecados" debe llenar los gustos de paises donde la experiencia y los medios son mucho más ricos que los colombianos. Lo que si es claro es que si la programadora se sale con la suya, indudablemente se podrá decir que la televisión colombiana habrá dado el salto definitivo a la madurez y que luego de dar muestras evidentes de calidad en el medio nacional, llegó la hora de hacerse un espacio real en los mercados internacionales.

Por eso, dice en un descanso el director Jorge Ali Triana: "Se han dejado de lado algunas características de la producción de televisión, que aunque son más ágiles, restan posibilidades artísticas. En vez de usar varias cámaras, la grabación se hace, como en el cine, con una sola y las escenas son editadas posteriormente".

Por ello, la impresión que se tiene al visitar el set es que se está en medio del rodaje de una pelicula cinematográfica antes que en una producción para T.V.

Aunque para Triana "el resultado es independiente de la voluntad de director, y éste se limita a poner de su parte todo lo que puede", lo cierto es que no se han ahorrado esfuerzos en ningún campo para que la producción sea un éxito. La dimensión del proyecto sin embargo le da a esos esfuerzos unas caracteristicas que no tenían precedentes en Colombia. El vestuario, por ejemplo, requirió la confección de 120 trajes que se determinaron luego de una concienzuda investigación histórica, y su diseñadora, Rosita Cabal, debió montar un verdadero taller de costura con la ayuda técnica de Pat Primo. Para la ambientación, a cargo de Ricardo Duque, se diseñaron muebles modulares que permitieran su uso en varias escenas, y se recurrió a todas las posibilidades técnicas y a la documentación que existe sobre ese periodo histórico.

Pero el caso más curioso lo constituye la siembra de un árbol en Villa de Leyva, donde en la escena culminante doña Inés es ahorcada. Como en el pueblo no habia un árbol que se acomodara a la exigencia del guión los técnicos de RTI resolvieron trasplantar uno al sitio escogido, en una operación compleja que contó con la asesoria del Jardín Botánico de Bogotá. Afortunadamente, como dice el director de producción Abelard Quintero, "el árbol pegó perfectamente y quedará como obsequio de producción a Villa de Leyva". Dentro de las caracteristicas técnicas de "Los pecados" merece capítulo aparte el trabajo de iluminación, dirigido por Rodrigo Lalinde, pues la recreación de la luz de la época reviste especiales dificultades en la televisión. "En ese tiempo no se usaban sino velas y candelabros, dice Lalinde, y eso es muy difícil de poner en la televisión. Pero nos hemos inventado algunos trucos que nos van a permitir dar a la escena el tono de las pinturas de Vermeery Tiziano, que son verdaderos documentos sobre la forma como se veia el aire en esas épocas".

Por lo pronto, y durante buena parte de la grabación, el equipo de " Los pecados" se encuentra trabajando en Barichara, una población de Santander declarada monumento nacional, donde el tiempo parece haberse detenido hace muchos años, tal vez por la circunstancia de que se encuentra en medio del camino para ninguna parte. Con una población de 3 mil almas en el casco urbano, Barichara parece hoy la imagen viva de la colonia, con sus calles empedradas sus casas bajas flanqueadas por balcones y zaguanes, por sus iglesias de piedra y sobre todo por su silencio imperturbable.

Allí Jorge Ali Triana dirige, en medio de la curiosidad de los lugareños y de gentes que se desplazan desde los alrededores, la que considera la producción más importante de los últimos tiempos. "Es que se trata de 14 horas de grabación con más de mil escenas", dice. "Y además, se ha entrado por primera vez en el campo de la novela de época, con toda la exigencia que ello conlleva, sin el lastre del, didactismo histórico. Pero para ello, era necesario primero que todo que apareciera una novela como la obra de Próspero Morales Pradilla, que es una gran aventura, llena de incidencias y de conflictos y de personajes dotados de presencia significativa a todo lo largo. Eso hace que el primer plano de la historia esté dominado por el drama. Pero además el solo hecho de tener que poner en escena a más de 70 personajes, todos con alguna importancia, hace que sea una producción que no tiene precedente alguno ".

Sin embargo, para Triana el hecho más significativo y que además comporta el mayor reto es precisamente que se trata de la novela más leída en Colombia durante los últimos dos años. "La importancia de la obra de Morales se mide por su aceptación entre el público, que la ha léído ávidamente, y se ha identificado con ella.
Se trata de una muestra de que el lector está en busca de su propia identidad, de dramatizarse a sí mismo. El mayor reto está precisamente en que los miles de colombianos que ya han léído la novela se han hecho su propia interpretación de la misma, se han inventado sus propios personajes, su propia puesta en escena. Satisfacer las expectativas creadas en el fondo de cada espectador es un desafío interesante".

Sobre el guión, que fue elaborado por él en compañia de su esposa Silvia Amaya, asistente de dirección, comenta Jorge Ali que no se debió entrar en el difícil camino de la versión libre puesto que "la estructura de la novela es extraordinaria. Todo lo que fue necesario hacer fue ponerla en lenguaje de televisión y reordenar algunas escenas así como manejar el ritmo y la medición del tiempo. Pero en general, hemos sido muy fieles a la obra original. Y tenemos además la satisfacción de que Morales ya revisó el guión y estuvo muy complacido con su tratamiento".


LA RUBIA Y LA MORENA
Pero lo que más ha picado la curiosidad de los televidentes colombianos es poder ver frente a frente, en la misma producción, a las dos diosas del espectáculo en la actualidad. Dos mujeres que lo único que tienen en común es su gran belleza y el hecho de ser actrices, mientras sus personalidades y trayectoria son tan diferentes como el día y la noche. Amparo Grisales, de 31 años, tiene amplia experiencia en el cine y la televisión, a la que llegó para triunfar desde su nativa Manizales hace más de 10 años.
Margarita Rosa de Francisco, de 23 años, perteneciente a la alta sociedad caleña, fue reina de belleza del Valle antes de convertirse primero en actriz en la famosa telenovela "El Gallito Ramirez"--donde adquirió su apodo de "la niña Mencha"--y después en presentadora de un noticiero de televisión.

Pero donde sus diferencias se hacen más claras es en su fisico. Amparo, es una morena de belleza agreste y exótica, mientras Margarita Rosa posee una belleza tierna y candorosa que hace descubrir la sensualidad tras una cara de niña. Como pesos pesados que son de la farándula, la otra gran pregunta que se hacen los colombianos es cuánto dinero ganan por su trabajo en "Los pecados". Aunque este es un tema tratado con carácter de supersecreto, en el medio se dice, por quienes tienen por qué saberlo, que la cifra gira alrededor de un millón de pesos por capítulo, con Amparo adelante por una nariz.
Cifras que parecen escandalosas pero que corresponden al altísimo lugar que han alcanzado en el show business colombiano.

Junto a ellas, que representan a Inés de Hinojosa y su sobrina Juanita, los principales papeles están a cargo de Delfina Guido, como la sirvienta Torralba, Gustavo Angarita, coma Pedro de Avila, primer esposo de doña Inés y Diego Alvarez, como Jorge Voto, profesor de danzas, y amante de las Hinojosas. Y con ellos, Carlos Barbosa, Humberto Arango, Rafael Bohórquez, y casi toda la plana mayor de la actuación en Colombia deben, de corrido o por temporadas cortas, pasar los dos meses en Barichara y más tarde en las demás locaciones de la grabación. En este pueblito, Amparo y Margarita Rosa comparten la mejor casa del pueblo en medio de gran armonía y desmintiendo con su camaradería las versiones que algunos medios han difundido sobre una supuesta antipatía entre las estrellas. Amparo se declara indignada sobre esas versiones puesto que, según sus palabras, "somos como verdaderas hermanas, nos queremos mucho y nos hemos entendido a las mil maravillas. Hacemos ejercicio juntas, charlamos horas enteras y nos réímos como niñas chiquitas. Realmente ha sido una gran cosa haber tenido la oportunidad de trabajar con Margarita Rosa".

Esta última no se queda corta en su apreciación sobre su compañera: "Yo siento una gran admiración por Amparo y ahora que la he podido tratar, se ha convertido en afecto. Por mi papá me enteré de que estaban diciendo en un periódico que no nos podíamos ni ver y eso es totalmente falso. Es incréíble lo que llegan a hacer por tener algo que publicar".

En el plano puramente profesional, Amparo es muy concluyente: "Aun que he hecho cosas muy buenas como "El gallo de oro".y "Gracias por el fuego" que en su momento crei insuperables, pienso que este trabajo no tiene comparación con nada. La dirección, el nivel actoral, la parte técnica son de nivel óptimo, y además, el personaje me encantó desde que lei la novela, y antes de saber que se iba a hacer para televisión, ya soñaba con ser alguna vez Inés de Hinojosa. Y la mejor satisfacción fue cuando hablé con Próspero Morales Pradilla, quien me dijo que me autorizaba a decir que el personaje habia sido escrito para mi y me dedicó un ejemplar con la frase "A mi Hinojosa". Fue algo muy lindo que no olvidaré jamás".

Margarita Rosa por su parte, cree que "Los pecados" es su oportunidad para iniciar en firme su carrera de actriz. Para ella, este es "un paso crucial, ahora siento que disfruto enormemente lo que hago. Además creo que poder participar en esta producción es un gran privilegio, pues siempre había admirado el trabajo de Jorge Ali, su equilibrio y su buen gusto. Yo creo que ningún otro hubiera podido ser el director de esta obra.
Para mi significa además un gran paso adelante, porque lo que hice en "Gallito" fue algo muy intuitivo. Claro que la intuición es mi gran recurso.
Tal vez no tengo otro, pero ahora la estoy usando para proyectarme sobre una persona lejana en el tiempo y en el espacio. Aunque uno le presta siempre a su personaje cosas de sí mismo, a mí me da miedo que en Juanita salgan cosas de la niña Mencha. Pero eso tal vez es inevitable".

Después de su salida del Noticiero 24 Horas, los colombianos, que tienen a Margarita Rosa como la novia de la nación, pensaron con tristeza que pronto la perderían ante su matrimonio inminente con Carlos Vives, actor y cantante samario que la acompañó en el protagonismo de "El Gallito Ramirez" y con quien ha vivido uno de los romances que más suspiros han arrancado en la historia de la farándula criolla. Pero por ahora, por lo visto, el enlace de Margarita Rosa, que tiene en vilo al país, está suspendido pero no cancelado. Sobre eso, afirma que: "Yo no quisiera tener que volver a hablar sobre este tema, que quiero recuperar para mi vida privada, pero una sola cosa puedo decir, y es que yo sí me voy a casar y con esa misma persona, por la sencilla razón de que nos queremos y no creo que pueda encontrar en mi vida alguien como él. Pero sobre ese tema repito, prefiero no hablar".

Para Gustavo Angarita, en opinión compartida por Delfina Guido, lo más significativo es que "Los pecados" recibe un tratamiento eminentemente cinematográfico, que posibilita un mejor resultado. Pero para él, "lo más difícil es adaptarse uno a ese ritmo, en que se hace un promedio de ocho intentos por cada toma aprobada, que es sumamente alto para televisión. En mi caso hay una anécdota curiosa y es que precisamente Próspero Morales, el autor del libro, fue quien me recomendó con el libretista Pablo Rueda Arciniegas para que me diera el papel de Rasputín, con que comencé mi carrera en televisión, después de mi época de galán que, para mi fortuna, se desarrolló entre cuatro paredes, en el TPB".

Curiosamente, el personaje que Morales Pradilla considera el más dificil de interpretar es el que está a cargo de Diego Alvarez, puesto que en opinión del autor, "representa uno de los defectos más universales, la hipocresía". Alvarez, que ha participado en muchas producciones de televisión pero a quienes muchos aún identifican con el hijo del doctor Pardito en "El Chinche", cree que este es el punto de partida para toda una nueva época en la televisión colombiana y en su trayectoria profesionai. "Cuando me llamó JorgeAlí para ofrecerme el papel, yo no podía creerlo. Y cuando conocí el personaje, entendí que tendría una gran importancia en mi carrera. Se trata de un hombre de gran complejidad sicológica".

BONANZA EN BARICHARA
Como telón de fondo de esta producción de televisión, está Barichara, un pueblo tranquilo que si no fuera por el barullo que arman los actores y técnicos, permanecería como siempre en silencio. Barichara, que revela en su arquitectura la existencia de épocas mejores, hoy vive casi esencialmente del turismo que le ha deparado ser declarada monumento nacional y, últimamente, de la presencia de las producciones de cine y televisión. La anterior había sido "Técnicas de duelo", la pelicula de Sergio Cabrera y ahora le tocó el turno a "Los pecados". Eso ha hecho que los habitantes se hayan ido acostumbrando a la algarabia y a las vestimentas estrambóticas de la gente del medio, que ya muchos saludan familiarmente. Pero detrás del aspecto puramente social de encontrarse de manos a boca con personajes famosos, Barichara recibe un beneficio muy concreto y nada despreciable. Para "Los pecados" será necesaria la contratación de 1.500 extras que reciben $1.000 diarios más la alimentación y en forma mas permanente un pequeño ejército de obreros y ayudantes, auxiliares de ambientación, lavanderas, carpinteros, torneros, mecánicos, costureras y cocineras. Eso sin contar con los inmuebles que ha sido preciso arrendar, no sólo para el alojamiento del director y algunos actores sino para instalar alli las oficinas de producción, el taller de carpinteria de la ambientación y la sede del guardarropa, que requirió un local especial, y por fin, la ocupación total de los tres hoteles del pueblo, en los que hoy no cabe ni una aguja.

Este panorama, como es de esperarse, es del beneplácito de las autorides municipales. El alcalde Jorge Cadena, un liberal elegido por inmensa mayoria en un pueblo eminentemente godo, no oculta su satisfacción. "Como publicidad, todo esto ha resultado muy beneficioso para el pueblo. Ahora son más las personas que nos visitan, y el fin de semana pasado hubo una verdadera romería de gente venida de los alrededores, San Gil, Socorro y hasta de Bucaramanga, para ver a los actores. Eso deja mucha plata que de otra manera no vendría".

Sin embargo, esa hospitalidad no llega al ciento por ciento, aunque más por un episodio jocoso que por cualquier otra cosa. Una pequeña tienda era la ideal para grabar una escena pero era necesario mover alguno muebles y pintar las paredes, todo lo cual corre a cargo de la producción. Pero al llegar a hacer el arreglo, Abelardo Quintero se encontró con que el negocio era de propiedad de unas viejecitas a quienes mover la nevera les horrorizaba. Ni la intervención de cura párroco pudo convencer a las ancianas de prestar su tiendita por ningún dinero y la escena debió grabarse en otro lugar. Pero un lugareño dio la única explicación que los demás aceptaron como válida: las viejecitas no tienen televisor.

Sea como fuere, cuando esta miniserie salga al aire, a mediados de noviembre, no será la piedra de escándalo que fue la novela cuando salió a la luz pública hace dos años, o como fue la propia vida de doña Inés en el siglo XVI. El tratamiento que Triana le ha dado a las escenas eróticas, que las hay por montones en el libro, no herirá la sensibilidad ni de los más recatados. Inés de Hinojosa regresará a la vida con su mala conducta a cuestas, pero con un aura de decoro de la que careció cuando motivaba las iras de las señoras de negro que se paseaban murmuradoras bajo el sol de Carora.

EL AUTOR
La primera propuesta para llevar a la televisión "Los pecados de doña Inés de Hinojosa" le fue hecha a Próspero Morales Pradilla en la nochebuena de 1986, 13 días después de que el libro fue puesto en las librerías del país. A partir de esa fecha no hubo programadora que dejara de presentarle una tentadora oferta sin embargo, sólo a comienzos de este año Morales le firmó a Fernando Gómez Agudelo, presidente de RTI, un contrato que incluye la comercialización de esta miniserie en América Latina.

Antes del libro de Próspero Morales Pradilla la gente hablaba de Inés de Hinojosa en voz baja y los recuentos históricos del más interesante personaje femenino del periodo de la colonia, en nuestro país, se limitaban a las 10 páginas escritas por Juan Rodríguez Freyle en "El Carnero", a las alusiones de Ozías Rubio en la "Historia de Tunja" y a Alfredo Gómez Jaime, un escritor de comienzos de este siglo, que inmortalizó a doña Ines en una oda. Estas breves alusiones sobre una vida tan apasionante llevaron a Próspero Morales a hurgar en cuanto libro se mencionara a "la Hinojosa", a recurrir a amigos o conocidos de conocidos para que le prestaran la obra que tenía el dato que le hacia falta, a desempolvar documentos del Archivo Nacional con la ayuda de una paleógrafa para entender ese castellano antiguo ilegible hoy, y a buscar una antropóloga experta en la historia del traje para no ir a equivocarse en las prendas utilizadas por sus personajes.

La precisión en los detalles ha permitido que la realización de television marche sobre ruedas y que la consulta a Próspero Morales Pradilla sea más una cortesía que una necesidad.

La obra sobre Inés de Hinojosa ha convertido a Próspero Morales en el presidente natural de un grupo de personas que se han constituido en seguidores de la vida de esa dama de "uno en conducta", al punto que, el año pasado, el grupo se reunió en Tunja y después de un almuerzo la cofradia, como acto final, realizó una excursión a las ruinas de la casa de los Hinojosa en esa ciudad, ante la mirada curiosa de los tunjanos que vieron en esta peregrinación una especie de reivindicación de la vida de esta mujer que tanto ha escandalizado.