Especiales Semana

Los primeros treinta días

En el primer mes de circulación de SEMANA, Colombia eligió Presidente, el país se ilusionaba como sede del Mundial de 1986 y era ya inevitable la desaparición de la segunda aerolínea nacional más importante . Los lectores recuerdan.

29 de enero de 2011

Triunfo conservador

Con 3.168.592 votos, Belisario Betancur ganó las elecciones presidenciales sobre López y Galán.

Por José Octavio Gómez*

Recuerdo especialmente esa fecha porque estuve vinculado a la campaña del presidente Belisario Betancur. En esa época, era concejal de Calarcá, Quindío, y ya había sido representante a la Cámara. Como buen conservador que he sido toda mi vida, en aquel entonces militaba en las filas del partido.

El domingo no se conocieron los resultados de las votaciones. En el periódico de la mañana habían anunciado que ganaba Betancur, a pesar de que no habían acabado de contar las mesas, por lo que el lunes yo estaba en mi apartamento pegado a la radio para sabier quién triunfaba. Cuando dieron la noticia de que el triunfo de Belisario era definitivo, me puse muy contento. No asistí a ninguna fiesta, pero recibí el hecho con mucho entusiasmo.

Conocí a Betancur desde el año 1970. Me cautivaron su calidez y su intelecto. Para mí, su mandato cumplió todas las expectativas, aunque le tocó vivir dos de las tragedias más grandes de este país: la toma del Palacio de Justicia y la tragedia de Armero.

*Abogado, Calarcá, Quindío


Llorando a los ausentes

En los años ochenta, varios países latinoamericanos estaban bajo el dominio de crueles dictaduras militares que a la fecha dejaban a unos noventa mil desaparecidos.

Por Nelson Lombana Silva*

La década de los ochenta será recordada por las dictaduras en el Cono Sur y por las miles de desapariciones forzadas. En 1982 tenía 22 años, vivía en Anzoátegui (Tolima) y cursaba quinto de bachillerato.

Pero a mí me impresionaban las atrocidades de Augusto Pinochet, en Chile, y las noticias que se escuchaban de Jorge Rafael Videla, en Argentina, y del general Alfredo Stroessner, en Paraguay.

Nos reuníamos en el pueblo y estudiábamos lo que estaba pasando en el Cono Sur y en Colombia, para luego salir a repartir volantes en los que les explicábamos a los pobladores lo que estaba pasando más allá de nuestras fronteras.

En esa época, yo era el presidente del comité estudiantil y hacíamos movilizaciones contra las políticas educativas del gobierno. Nosotros leíamos, además de El Tiempo, Voz Proletaria, en donde contaban las desapariciones cometidas por los militares.

Pero un día, ¡cómo es la vida!, en Anzoátegui nos tocó vivir una desaparición en carne propia, la del comerciante Jerónimo Hernández. Él vivía en el pueblo y se fue de viaje para Ibagué. Nunca se volvió a saber de él, y la tristeza nos embargó a todos: era un comerciante que vendía más barato que los demás. No dejaron ni rastro de él.

*Comunicador social, Ibagué


¡Firmes con Colombia!

La Fifa confirmó que el país organizaría el Mundial del 86, pero meses después el gobierno dijo que no estaba en capacidad de realizarlo.

Por Horacio Taborda*

Eel fútbol siempre me me ha gustado. El colombiano es especial: uno es regionalista y adhiere a lo de su terruño, es natural, y el mío era Independiente Medellín. Pero el martes 25 de mayo de 1982, el año del Mundial de España, cuando Colombia fue reconfirmada como sede, los colores de cada equipo pasaron a un segundo plano.

En 1974, en Alemania, el dirigente Alfonso Senior, promotor de la candidatura nacional, había empezado a mover sus influencias para ello. De la ratificación de la sede me enteré a fin de mes por medio de un noticiero de la noche. Se discutía a la vuelta de cada esquina sobre el tema, que qué machera que Colombia fuera anfitriona. Pero ¿hasta cuándo duró esa euforia? Hasta que el gobierno de Belisario Betancur dijo; “no podemos hacerlo”. Adujeron que el país no estaba en condiciones económicas, ni de infraestructura, ni de recursos. Que se necesitaba plata para colegios y carreteras. Razones económicas había, y está claro que un trasfondo político también.

De la alegría pasamos a la decepción. Se tomó con desengaño. El país en ese momento tenía tantos problemas, tantas cosas que pensar... Aunque, por otro lado, sé que Colombia dejó pasar una oportunidad única.

*Médico, Bogotá


Una aerolínea en picada

Se conoció que Aerocóndor tenía deudas por casi cinco millones de pesos. Un mes después, desapareció.

Por Camilo Luenga*

Mi padre ingresó a Aerocóndor en febrero de 1969 y trabajó por 11 años. En 1979, los accionistas vendieron la empresa a personas de La Guajira que no sabían administrar aerolíneas . Así comenzó la decadencia de la segunda aerolínea de Colombia de esos años.

Poco a poco, los aviones quedaron en tierra y fueron embargados por los acreedores. El gobierno ordenó la liquidación el 24 de abril de 1980 y el 16 de junio se hizo el último vuelo.

A pesar de que existían esperanzas de salvar la compañía, los pasivos sumaban más que los activos y se declaró su quiebra.

Hoy, casi treita años después, mi padre, recién retirado, aún espera, como muchos otros compañeros, el pago de las prestaciones., y hasta amenazan con suicidarse.

*Diseñador industrial, Bogotá


Adiós a Sissi

La actriz austriaca murió a los 44 años. Descubrieron su cuerpo en el apartamento de un amigo.

Por Gloria Consuelo Alonso de Gutiérrez*

Romy Schneider ya llevaba un año sumida en la depresión y en el alcohol por la muerte de David, su hijo mayor, en 1981. La actriz nunca se recuperó. Por eso, la noticia no fue sorprendente. Lo primero que pensé era que se había suicidado, pero nunca se supo, pues no se le hizo autopsia.

Sus películas eran encantadoras. Recuerdo Los jóvenes años de una reina y, por supuesto, las tres de Sissi. Me cautivaba la ambientación de la Viena imperial. Fue tal mi admiración que cuando estuve en Alemania, hace poco, no pude dejar de ir al palacio de Sissi. ¡Es una belleza completa!

Los hombres se perdieron de seguir viendo esa belleza y las mujeres, de tener un referente de elegancia.

*Jubilada, Bogotá.