Especiales Semana

LUIS CARLOS GALAN

¿Cómo habría sido la historia de Colombia sin las balas asesinas del 18 de agosto de 1989 en Soacha?

23 de junio de 1997

el caudilloLa trayectoria política de Luis Carlos Galán transcurrió con velocidad de meteorito. Puede decirse que surgió, se consolidó y murió en el lapso de tan sólo 10 años: de 1979, cuando fundó el Nuevo Liberalismo, hasta 1989, cuando fue asesinado. Sin embargo, tanto su trabajo como su muerte influyeron _para bien o para mal_ de manera decisiva en la vida del país.Puede decirse que fue un político visionario, pues tocó puntos neurálgicos de la problemática nacional que por aquel entonces apenas se vislumbraban y que hoy han alcanzado dimensiones de catástrofe. Sin ir más lejos, en 1977 Galán escribió en Nueva Frontera un editorial en el que denunciaba la existencia de las mafias del narcotráfico y la infiltración de sus dineros en diferentes estratos de la sociedad. Fue él quien inició la reacción en contra de la clase política clientelista, reacción que hoy alcanza su máxima expresión. Sin embargo la columna vertebral de su actividad fue la denuncia constante de la corrupción moral y de la pérdida de los valores colectivos. En aquel momento muchos lo encontraron maniqueo y moralista y las burlas abundaron. Hoy, la escandalosa realidad le da la razón. No se sabe aún qué consecuencias tenga a la larga su súbita desaparición de la escena política, pero no sobra plantear interrogantes. ¿Qué clase de gobierno habría tenido Colombia si Galán hubiera llegado al poder? Era sin duda alguna un hombre estructurado, trabajador y estudioso. Tal vez como político tenía una deficiencia. No era muy dado a las transacciones y la transacción es la esencia de la política. Galán era un hombre de principios pero la política es un sistema de resultados. Luis Carlos Galán fue ministro de Educación a los 26 años. Su tránsito por esa cartera no fue exitoso. Su idealismo tropezó contra las duras realidades de las organizaciones sindicales del sector. Ese mismo idealismo, que con frecuencia frustró su acción administrativa, lo convirtió en el líder político más importante de una generación. De sus presidentes los colombianos esperan ejecutorias. De sus caudillos esperan inspiración. Galán con sus convicciones morales, su permanente optimismo y su figura desafiante logró inspirar no sólo a las masas sino a una generación de líderes que le siguió. Hasta el último año de su vida Luis Carlos Galán hizo su carrera en la oposición. Fue un disidente siempre, no sólo en programas sino en temperamento. No creía en el statu quo. Sin embargo creía que éste se podía cambiar desde adentro. El último año de su vida fue el único en que se despojó del manto de disidente para ingresar al oficialismo liberal. Su mano derecha en todo este proceso era un jefe político regional de nombre César Gaviria Trujillo. Los dos tenían el proyecto de cambiar a Colombia. Las balas de Soacha hicieron que sólo a Gaviria le correspondiera ponerlo en práctica. El día que fue asesinado Luis Carlos Galán estaba muy contento. Acababa de recibir la última encuesta presidencial y contaba con un 62 por ciento de ventaja sobre todos sus rivales sumados. Esa fue la primera vez que estuvo seguro de su triunfo. Esa felicidad duró muy pocas horas. A las seis y media fue a cumplir un compromiso en la plaza de Soacha donde lo estaban esperando camuflados en una pancarta, los sicarios de Pablo Escobar y José Gonzalo Rodríguez Gacha. El resto es historia.Su magnicidio lo dejó en el panteón de los mártires liberales, entre Rafael Uribe Uribe y Jorge Eliécer Gaitán. Tres hombres que orientaron al país en tres generaciones diferentes. Tal vez el mejor elogio que se puede hacer de Luis Carlos Galán es que es uno de los pocos mártires cuya leyenda póstuma corresponde a la realidad.