Especiales Semana

¿Mar muerto?

Las víctimas más olvidadas del calentamiento global son los océanos. Muchas especies marinas estarían al borde de la extinción masiva si no se toman medidas. para protegerlos.

29 de noviembre de 2011

Uno de los grandes desastres naturales ocasionados por el cambio climático se está dando de manera silenciosa bajo el agua. La vida de los océanos está disminuyendo a un ritmo preocupante por cuenta del aumento de la temperatura de sus aguas, lo cual ha hecho que se agrieten las bases de la pirámide alimenticia de dicho ecosistema y que se destruyan los arrecifes de coral.

El CO2, por otro lado, está alterando el pH de las aguas, lo cual vuelve los mares más ácidos, algo que pone en riesgo la permanencia de cientos de especies acuáticas. Y CO2 han recibido en cantidades, porque los océanos son como esponjas que absorben hasta el 33 por ciento de las emisiones de carbono. Si bien al hacerlo se han atenuado las temperaturas en tierra firme, el costo ha sido enorme pues cuando esta esponja se satura, como está pasando ahora, se afecta el sutil balance de su ecosistema del cual dependen muchas especies marinas.

La semana pasada, un estudio hecho por científicos del Scottish Marine Institute y publicado en la revista Science brindó una nueva dimensión a este problema al observar, para su sorpresa, que el ritmo del calentamiento del océano era más rápido del pensado y, en ciertas latitudes, incluso más que en tierra. Esto implicaría que algunos organismos marinos tendrían que migrar, algo que no es tan fácil porque el suelo de los mares no es uniforme sino que, como en las zonas continentales, tiene picos y valles, y dicha topografía sumada a las fuertes corrientes hacen que su desplazamiento sea lento. "Cuando la temperatura aumenta en un sitio, los organismos querrán irse de allí en busca de aguas más frías. Pero ese sitio puede estar muy lejos", dijo a la revista The Atlantic M.T. Burrows, uno de los autores del trabajo. Y está la cuestión, aún más inquietante, de qué pasaría con las especies que viven en los sitios más calientes del océano. "No existen organismos para reemplazar a esos que se van a mudar", señala John Pandolfi, de la Universidad de Queensland.

La primera campana de alarma sobre la salud de los océanos se dio a principios del año, cuando se conoció el reporte del International Programme on the State of the Ocean (Ipso), un panel de 25 expertos en el tema que mostró cómo la condición de los mares se ha deteriorado por la acción del hombre. Los arrecifes de corales moribundos, la biodiversidad afectada por especies que colonizan nuevos espacios, la muerte masiva de grandes reservas de peces y las cada vez más extensas zonas muertas, donde no hay oxígeno ni vida, son procesos que se aceleran cada vez más. "Los resultados son preocupantes y las consecuencias nos van a impactar pronto", dijo Alex Roger, profesor de la Universidad de Oxford que preside Ipso y coautor del trabajo.

Aunque el cambio climático es uno de los principales culpables de la situación, el problema se agrava por otras actividades humanas como la sobrepesca y la polución marina.

Hay especies que están amenazadas por que se pescan demasiado, como el atún de aleta azul. Y un efecto secundario de esa pesca exhaustiva de ciertas especies para el consumo humano es la captura accidental. Según Jonathan Safran Foer, autor del libro Comer animales, solo al pescar gambas de Indonesia, a diario quedan atrapados ejemplares de 145 especies que nadie quiere y que se pierden. "Por eso, cuando a alguien le sirven un plato de 'sushi' de un exquisito tipo de pescado, el comensal debería pensar en todos los demás animales que murieron para hacerlo. Entonces ese plato mediría 1.500 metros", dice Safran Foer.

Y de la polución de los mares ni se diga. Se calcula que un 45 por ciento de la basura de plástico llega a los océanos, donde se degrada en micropartículas que son tragadas por el zooplancton, lo que causa efectos tóxicos en todo el eslabón de la cadena alimenticia.

Muchos creen que la salida está en la acuicultura y en la protección de ciertas zonas marinas. Mientras existen zonas terrestres protegidas, solo el 1 por ciento de los océanos, que representan el 70 por ciento de la superficie de la Tierra, lo está. Pero otros consideran que la única gran solución es disminuir las emisiones de CO2, con lo cual la decisión de salvar los océanos y toda la vida marina de ese hábitat está en manos de los seres humanos.