Especiales Semana

Más allá del café

La economía del Eje Cafetero se está recuperando después del terremoto y la crisis del grano. Empresarios y dirigentes aprendieron la lección, por lo que hoy en día diversifican, especializan y le dan valor agregado a la producción local.

21 de marzo de 2004

Sobre el papel, las últimas noticias sobre el Eje Cafetero no son buenas: hace dos semanas fueron allanadas en toda la región cientos de propiedades de un reconocido capo de la mafia y según el Dane la tasa de desempleo está en 20,5 por ciento, la más alta del país. Si bien estos hechos son poco alentadores, la gente en esta región tiene la fortaleza, la capacidad y el ingenio para sobreponerse a las dificultades. Lo han venido demostrando durante estos cinco años que han corrido desde el terremoto que sacudió esta zona en 1999.

Para algunos analistas económicos de la región, esta tragedia coincidió con varios hechos que ya evidenciaban que la economía local de una u otra forma iba rumbo a la crisis. Durante más de 50 años el Producto Interno Bruto (PIB) de la región dependió en 90 por ciento de la actividad cafetera, es fácil imaginar el impacto negativo que tuvo la caída constante de los precios del grano en los mercados internacionales desde la ruptura del pacto mundial en 1989.

Diez años después llegó el terremoto, y cuando apenas las ciudades y pueblos empezaban en forma su reconstrucción, el café registró el precio más bajo en toda su historia. Además, en 2002 vino la debacle del mercado con Venezuela, principal socio comercial para los productos de la zona, diferentes al grano. Todo esto llevó al Eje Cafetero a una profunda crisis.

Prácticamente obligados por la misma fuerza de la naturaleza y las circunstancias, los empresarios e inversionistas del Eje Cafetero, así como los gobernantes locales, entendieron la necesidad de buscar nuevas vocaciones y alternativas válidas para recomponer, a la par con la reconstrucción física de sus ciudades, la frágil y golpeada economía regional.

En ese momento y a pesar de que no fue el fruto de una estudiada planificación, sino más bien el resultado de la interpretación de lo que había, se definió que el Quindío tenía vocación para el turismo, Risaralda para el comercio y los servicios, y Caldas para la educación. Eso sí, reconociendo que había vocaciones comunes en los tres departamentos como la agroindustria.

La especialización de las ciudades y los departamentos, ligados íntimamente por el café y la riqueza de sus paisajes y tierras, llevó al Eje Cafetero a convertirse prácticamente en la primera ciudad-región del país, proceso que se ha facilitado con la integración de las telecomunicaciones y la Autopista del Café.

De la especialización y trabajo conjunto como región nacieron iniciativas como el ecoturismo, el cultivo de flores exóticas y frutas tropicales, y el uso de la guadua para artesanías, muebles y accesorios, sólo por nombrar un sinnúmero de nuevos negocios posterremoto que han venido consolidando sus productos en los mercados nacionales y extranjeros.

Algunos logros ya saltan a la vista, como los exportadores del Quindío que pasaron de vender 700.000 dólares en 1999 a seis millones de dólares en 2003, una cifra que si bien no es muy significativa frente a la economía regional, sí evidencia el potencial y crecimiento de la región.

Algunos expertos consultados por SEMANA sostienen que los trabajos de reconstrucción física del Eje Cafetero fueron un espejismo detrás del cual se escondió la verdadera crisis. Y coinciden en afirmar que se debe crear un bloque regional con la suficiente fuerza para desarrollar proyectos y políticas de largo aliento, ya que los diferentes esfuerzos emprendidos por cada departamento o municipio no han sido suficientes.

No obstante hay señales de reactivación regional que deben ser puestas en contexto. Se debe recordar que el punto de comparación es el resto del país, donde la situación económica está mejorando. El crecimiento del aparato productivo todavía es muy bajo frente a lo que se necesita para aliviar la difícil situación social. Para que la economía crezca lo suficiente y se puedan atender mejor estos problemas es preciso ir más allá de la coyuntura y mirar, en un contexto más amplio, cómo está el Eje Cafetero en las diferentes áreas que determinan la competitividad.

Temas transversales

Un ejercicio interesante es el que están adelantando entidades del sector privado, entre ellas las Cámaras de Comercio, Fenalco, Andi y los medios de comunicación para definir e impulsar lo que denominaron la agenda para el desarrollo del Eje Cafetero. Hasta el momento, y después de la primera reunión que se efectúo en enero de este año, ya existen cinco líneas de trabajo focalizadas sobre el sector ambiental. Dentro de estas, hay metas muy específicas para ser ejecutadas en asocio con los parlamentarios de la región, los gobernantes locales y los concejales, con quienes los representantes del sector privado ya empezaron a suscribir acuerdos y hacer reuniones periódicas.

Se destacan también las acciones que tienen que ver con la competitividad a largo plazo de la región, como la educación y, no menos importante, el turismo, que ha sido uno de los temas sobre el que más se ha reflexionado. También se ha reconocido por parte de los gobernantes que más allá de la sana competencia en algunos temas comunes, lo que se debe es buscar complementarse, crear alianzas estratégicas y consolidar las vocaciones de cada departamento.

Una muestra de esta agenda común y de sus preocupaciones las plantea Mario Álvarez, subdirector de proyectos de la Cámara de Comercio de Armenia, al preguntarse sobre lo que debe unir los tres departamentos: "No se puede acabar de un plumazo con la economía cafetera, pero ¿nos debe seguir uniendo sólo el café?".

Todos estos temas son los que definirán la suerte del Eje Cafetero en esta y las próximas décadas. El hecho de que haya consenso sobre estos en las diferentes instancias de la región, después de un ejercicio de coordinación que es en sí mismo un esfuerzo valioso, facilita las cosas. Y aunque los verdaderos temas de integración regional están por definirse, lo primero que queda claro con este ejercicio es que mucho de lo que se necesita ya empezó a hacerse y para lo que resta está claro el camino por seguir.