Especiales Semana

Mejor paradas

Las empresas se han ajustado a la realidad de una economía estancada y han reducido sensiblemente sus gastos financieros.

22 de abril de 2002

Las empresas mas grandes del país no son necesariamente las mejor manejadas. Buen tamaño no es igual a buen desempeño. Una consideración obvia que muchas veces se olvida en medio de las listas que clasifican a las mas vendedoras o las de mayores activos.

Para evaluar la gestión de las 100 empresas más grandes de Colombia se requiere ir más allá de los números que muestran los balances financieros. No basta con mirar los ingresos operacionales, ni el tamaño del patrimonio o el número de empleados. La única manera de saber si a una empresa le está yendo bien es observando el crecimiento real de sus ventas y utilidades, sus márgenes de rentabilidad y sus niveles de endeudamiento.

En épocas de bonanza, y con mayor razón en momentos de crisis, contar con indicadores de desempeño resulta conveniente —mejor aún, necesario— para advertir si la administración de una firma está haciendo las cosas que tocan. Bajo esa óptica SEMANA ha clasificado en las siguientes páginas a las empresas más grandes de Colombia de acuerdo con criterios de dinamismo —como el crecimiento real en las ventas, las utilidades y las exportaciones— y de rentabilidad —margen operacional, margen neto, rentabilidad sobre activos y retorno sobre patrimonio—. Los resultados de 2001, aunque son mejores que los de hace dos años, todavía dejan mucho qué desear.



Saldo a favor

Durante el año pasado las compañías vendieron en conjunto 65 billones de pesos, un crecimiento real del 7,14 por ciento frente al año 2000. El aumento de los ingresos fue jalonado en parte por las exportaciones, que contribuyeron con el 15 por ciento de las ventas totales pese a que el dinamismo de los mercados internacionales fue menor. Los sectores exportadores, como el de alimentos, automotor, papel, cemento, textiles y confecciones, fueron los que más contribuyeron al aumento en las ventas totales.

La depresión del mercado interno fue aprovechada por las empresas para mejorar sus niveles de desempeño. La gran mayoría se dedicó a analizar minuciosamente sus operaciones en busca de gastos excesivos o injustificados. El grueso de los recortes se dio por el lado de los gastos administrativos y, en algunos casos, de ciertos importes fijos que afectaban el costo de producción.

Después de haber eliminado la grasa sobrante las ganancias operativas de las empresas mejoraron. Las utilidades operacionales de las 100 crecieron en un 15,4 por ciento en términos reales. El margen operacional (utilidad operacional/ventas) saltó de 7,6 por ciento a 8,2 por ciento.

Pese a que las utilidades operacionales registraron un aumento el crecimiento de 99 por ciento que mostraron las utilidades netas se explica por otras razones. El aumento de las ganancias finales obedece al esfuerzo que hicieron las compañías por disminuir sus gastos no operacionales, específicamente los financieros, que cayeron un 21,7 por ciento. Las bajas tasas de interés ayudaron, pero también hubo otras cosas.

La reducción en las obligaciones de corto plazo apunta a una tendencia de recomposición de la deuda por parte de las empresas. La reducción de la carga de la deuda ha sido un factor de alta incidencia en las mejores utilidades netas, pues en los años anteriores los aumentos en los ingresos operacionales se habían ido a pagar los intereses.

A pesar de que las reestructuraciones emprendidas por la mayoría de las grandes empresas han empezado a rendir frutos todavía no se puede cantar victoria. Aunque las cifras agregadas de las compañías muestran, en promedio, una mejoría en los indicadores de endeudamiento y rentabilidad, hay muchas limitaciones que pesan a la hora de determinar qué tan viables son en el futuro.

Mejorar la eficiencia a base de reducción de costos tiene sus límites. El primero de ellos es que no es posible permanecer indefinidamente en el mercado apoyados en menores gastos o en sustitución de deudas. La única forma de lograr una gestión empresarial sostenible a largo plazo es a través de mayores inversiones, que permitan mejorar la proporción de activos a ventas.

Para un inversionista no importa simplemente que una firma arroje utilidades positivas sino que el capital invertido en ella produzca más de lo que cuesta generarlo. Es el principio sobre el cual descansa el EVA —Economic Value Added—, una poderosa herramienta que mide la creación de valor en una empresa. Para lograr aumentar la creación de valor es indispensable elevar los niveles de inversión.

Desafortunadamente el grueso de las emisiones de deuda que las empresas han realizado en los últimos años se han hecho para recomponer pasivos financieros y no para nuevas inversiones en maquinaria o equipo.



No todos por igual

Al hacer el análisis sectorial es evidente que el crecimiento en utilidades está jalonado por cemento, alimentos, telecomunicaciones y papel.

El caso de las cementeras es muy significativo porque, a pesar de la crisis de la construcción y la disminución en las obras públicas, aparecen dentro de las principales generadoras de caja. La industria logró abrir mercados externos y hoy el 40 por ciento de sus ventas corresponde a exportaciones.

En otros, como el carbón, el país ha consolidado su liderazgo mundial. Pese a ser un negocio de márgenes muy bajos y que requiere unas inversiones muy elevadas los índices de eficiencia de las empresas que operan en las minas colombianas son de los más altos del mundo. La carbonífera Drummond se destaca por sus espectaculares crecimientos en ventas y exportaciones.

El sector de hidrocarburos, aunque afectado por la caída del precio internacional del crudo, sigue registrando niveles espectaculares de utilidades netas. Al lado de Ecopetrol se destacan por tener las mayores utilidades las Empresas Públicas de Medellín (EPM), la ETB y Bavaria, pese a la caída en el consumo de cerveza y a la huelga que la mantuvo paralizada por 71 días.

En cuanto a mayores crecimientos en utilidades operativas sobresalen Cervecería Leona, dada la mayor utilización de su capacidad instalada a raíz de su adquisición por parte de Bavaria; Carrrefour por la construcción de dos nuevos hipermercados en Bogotá y las automotrices Sofasa y CCA (Mazda) por sus ventas a otros países de la región andina.

En términos de rentabilidad sobre activos, Hewlett Packard lleva la delantera con una eficiencia del 18 por ciento. También se destacan dentro de este ranking empresas de consumo masivo como Colgate Palmolive y Johnson & Johnson. Las petroleras Texaco y Terpel no se quedan atrás y arrojan retornos superiores al 13 por ciento.

Después de más de siete años de contracción de la economía la mayoría de las 100 empresas más grandes de Colombia ya se han ajustado a ese escenario difícil, donde el secreto para permanecer vivo está en elevar al máximo la eficiencia.