Especiales Semana

MESA Y LICORES

30 de diciembre de 1991

UN BRINDIS DEMOCRATICO
LA GUERRA PUBLICITARIA ENTRE GASEOSAS, cervezas, tragos y demás bebidas, por posicionarse en el primer lugar de preferencia líquida entre los consumidores, hoy, es motivo de confusión a la hora de escoger el mejor producto para las celebraciones.
Por fortuna, toda batalla tiene su pacificador y en este caso el título del cargo está en manos del coctel. Bebida democrática que permite la constante participación del gremio líquido para que demuestre sus cualidades en una copa de vidrio. Campaña que se rige bajo la filosofía de que la unión hace la fuerza.
Por eso, la batalla individual pierde su contexto en la coctelera que con tanta emoción se agita para la llegada de un exótico y desconocido brebaje.
Y es que en materia de cocteles nadie tiene la última palabra. Día a día los genios de las mezclas en sus laboratorios crean nuevas formas de deleitar el exigente paladar de los catadores. El secreto está en que difícilmente se pueden identificar a ciencia cierta los ingredientes de la bebida, pero si se reconoce la integración del equipo envasado en las botellas que conforman el partido.
Por su parte, los bares del país también tienen su cuota de participación en el asunto. Y la prueba es que los cocteles son las cartas que se ofrecen a la llegada de los clientes que en su interior tienen dos o tres hojas, por las cuales desfilan miles de nombres poco usuales, nuevo encanto que camufla los efectos de la bebida.
Cabeza de jabalí, Magnum 357, Upward, Christopher, Claridge, Clover Club y The man I love, son algunos de los apelativos que pasean por las pasarelas gustativas de los bares.
Lejos de ser tragos para señoritas, los cocteles se han consolidado durante los últimos cinco años como una variada gama que oscila entre lo fuerte, lo medio y lo dulce.
Varios dolores de cabeza, malestares y ojeras, han demostrado que el poder de la bebida es una bomba. Y si todavía existe algún incrédulo en la materia, los expertos aconsejan dos o tres rondas de nombres exóticos para acompañar la velada y comprobar en carne propia los poderes mágicos del coctel.
Imparcial, fuerte, colorido y frugal, el coctel es la alternativa democrática para evitar posibles controversias en las fiestas decembrinas con la seguridad de un estado emocional y corporal bajo los