Especiales Semana

MESA Y LICORES

Para poder apreciar bien un vino hay que seguir algunas reglas básicas

12 de diciembre de 1983

¡QUE BUEN BOUQUET!
Luis Pasteur definió el vino como "la más saludable e higienica de todas las bebidas". Hipócrates, por su parte, lo había declarado "maravillosamente apropiado para el hombre". Sin embargo, a pesar de esas virtudes sin restricciones que ambos le concedieron a los vinos, no todos son buenos ni pueden ser considerados como apropiados para cualquier circunstancia o acompañamiento.
En momentos en que el consumidor colombiano de vinos comienza a tener ante sí una gran variedad de opciones, de calidades, precios y procedencias, es bueno recordar algunas normas generales para elegir y degustar un buen vino.
Para poder apreciar bien un vino tinto, por ejemplo, es imprescindible seguir algunas reglas básicas. Si se lo tiene en bodega, se lo debe sacar de ella, en lo posible, con 24 horas de anticipación a su degustación y dejarlo en pie, es decir, en posición vertical, hasta una hora antes de ser servido. En ese momento, con sumo cuidado, sin agitarlo, se lo pasará a un escanciador. Es imprescindible recordar que el vino tinto bueno debe airearse antes de saborearlo y que no debe ser enfriado. Un vino tinto Gran Reserva, de 5 ó 6 años, se toma a 18 ó 20 grados de temperatura. Un tinto de 3 ó 4 años, a 15 ó 17°C. Para poder apreciarlo bien, debe ser servido en vasos de cristal totalmente transparentes, de manera de poder ver bien su color, su tonalidad. Si el vino es de escasa transparencia, opaco, es de mala calidad; en cambio si tiene una buena transparencia es, por regla general, bueno.
Si el vino elegido es blanco o rosado, en cambio. debe ser enfriado. Si es blanco, a unos 6°C y si es rosado a 8 ó 9 grados. Y casi nunca necesitan ser aireados. Un vino blanco joven, de buena calidad, tiene una tonalidad amarilla pálida, frecuentemente combinada con un verde muy ligero. Al envejecer adquiere una coloración oscura hasta convertirse, de acuerdo a su añejamiento y calidad, en castaño.
Apreciado el color del vino, el paso siguiente es evaluar su bouquet aroma o perfume. Y para ello el vino no debe ser servido en vasos de boca muy grande, para evitar perder parte de la riqueza del bouquet. Al hacer rotar el vino en la copa, se libera el aroma y si al inhalarlo se nota que el bouquet es suave y afrutado, se está en presencia de un buen vino. Si, por el contrario, se lo nota áspero, "verde", poco hecho, se trata de un vino ácido, de mala calidad.
Después de todos los pasos anteriores llega, por fin, el momento esperado de saborear el vino. Sin embargo, debe hacerse gradualmente: se debe tomar un pequeño sorbo, hacerlo rotar en la boca a fin de exponerlo a las papilas gustatorias y aspirar un poco de aire a través del vino, de manera de combinar el sabor y el aroma. Si la sensación obtenida es armoniosa, equilibrada, sin asperezas, definitivamente, se trata de un buen vino. Entonces, ahora sí sin dilaciones, se trata de disfrutarlo.

CADA PLATO CON SU VINO
Así como de cada uva se produce un diferente tipo de vino, también con cada plato se toma una clase particular de ese licor. Y no es capricho. Se sabe bien que el agua no se mezcla con el aceite, y aunque en cuestiones de comidas y licores la cosa no es tan extrema, sí hay que guardar algunas reglas básicas. Aquí se indican algunas recomendaciones para acompañar mejor sus platos y bebidas.
Entremeses:Vinos blancos, ligeros y suaves, no muy aromáticos. Rosados.
Mariscos, Salmón: Vinos blancos y secos, jerez seco fino.
Huevos: Vinos blancos secos. Rosados
Consómes: Vinos de Jerez olorosos o amontillados. Blancos secos.
Sopas: Vinos blancos secos muy hechos y afrutados.
Pastas: Vinos rosados. Tintos no muy fuertes.
Arroz: De pescado: blanco seco. Si es a base caza, vinos secos; si su condimento es de carne tintos ligeros y suaves.
Pescados: Vinos blancos secos y añejos, incluso algo abocados.
Aves: Tintos no muy fuertes, bouquet afrutado. Champán seco.
Carnes blancas: Claretes, tintos de medio cuerpo no muy fuertes.
Carnes rojas: Tintos de aroma intenso, de gran marca y buen año.
Afrutados.
Fritos: Champán seco. Rosados.
Frutas: Vinos dulces olorosos o Cream. Champán seco.
Postres dulces: Jerez dulce o abocado de olor intenso y aterciopelado.

NACE UN VINO
Pedro Domecq, cuya experiencia y tradición en la fabricación de vinos es bien conocida, acaba de lanzar al mercado nacional Isabella, una nueva marca de vinos para mesa, de suave y amable sabor, muy propios para satisfacer el gusto de los colombianos. Según los entendidos Isabella inaugura una nueva era en la industria vinícola del país y su alta calidad permite que Colombia entre a figurar entre los países productores de buen vino en el mundo.
En efecto Pedro Domecq necesitó más de 10 años de pacientes investigaciones para lograr un vino 100% natural, con las mejores características de color, sabor y aroma sin alterar su calidad ni afectar los atributos de la uva y del lugar de donde proviene. Los vinos Isabella son obtenidos de una pequeña y tersa uva, de jugosa pulpa, también denominada Isabella y preferida por los mejores productores de vino en el mundo.
Esta variedad, única en Colombia, se ha cultivado con todo éxito en los viñedos de la región vitivinícola del Valle del Alto Cauca, donde madura bajo el sol, el tiempo y las frescas brisas que le imprimen un bouquet y una pesonalidad muy singulares.
"Isabella es un vino que se parece a la tierra y a la gente donde nace", de ahí que Isabella resulte en sus tres presentaciones tinto, rosado y blanco ideal para acompañar las comidas preferidas por el paladar de los colombianos Todo esto hace pensar que Isabella, es un vino que inaugura una nueva etapa en la industria vinícola del país, cuya calidad le permite competir con los mejores vinos importados, a la vez que coloca a Colombia al lado de los países productores de los mejores vinos del mundo.