Especiales Semana

MODA EN LA CONSTRUCCION

21 de diciembre de 1992

Piedra sobre piedra
LA CAMPAÑA ESTA MAS VIGENTE QUE nunca. Las entidades comprometidas con la conservación del patrimonio nacional no abandonan el campo de batalla. Sin embargo no son pocas las edificaciones que se han venido abajo por el simple hecho de seguirle los pasos al progreso. Por eso cada día son menos las construcciones que se conservan para mantener vivo el testimonio del paso del tiempo.
Según los expertos, esta situación tiene tanto de largo como de ancho . "No hay conciencia sobre el valor de las joyas arquitectónicas. Además todo el mundo se siente ajeno al problema. Y en cuanto a legislación se refiere, la verdad es que era muy poco lo que se tenía en cuenta" aseguró María Claudia Romero, arquitecta colombiana.
La verdad es que no se trata de un problema reciente. Lo que en realidad sucede es que hoy tiene más divulgación e importancia, porque ya se han visto varias pérdidas y de seguir así, nada tendría de raro que Colombia perdiera su pasado no sólo arquitectónico sino también cultural e histórico.
Por eso no han sido pocos los esfuerzos que se han hecho en los últimos años. A partir de la aparición del Acuerdo 6 de 1990, en el que no sólo se implantaron los tradicionales representantes del patrimonio nacional, sino también se estableció un area específica de conservación urbanística en las diferentes ciudades del territorio nacional. Por eso, dicen los expertos que, a partir de entonces, las cosas cambiaron de color. Se crearon unas reglas de juego más eficaces y con muchos más horizontes, que con seguridad mantienen un equilibrio entre la conservación y el desarrollo de las civilizaciones. Porque, por fin, se lo gró hacer diferencia entre estos dos términos. "La conservación mantiene vivo un testimonio" una huella. El desarrollo, por su parte, conduce a nuevas conquistas, pero conservando su lazo de unión con el pasado, seguró Romero. "Porque-agregó, desarrollo y progreso no significa que uno tenga que arrasar con las joyas arquitectónicas. No, por el contrario, estas son como el cordón umbilical que llevan en sus muros y puertas el desarrollo de las civilizaciones".
Asimismo, con la creación de los decretos reglamentarios del Acuerdo 06 de 1990, se establecieron una serie de normas que regulan la construcción, modificación, adecuación, demolición, ampliación o división de predios. Lo que significa que en caso de ser necesaria la aplicación de alguna de las actividades anteriores, se tendrá un control más estricto sobre las transformaciones, con el único propósito de velar por las buenas condiciones y la conservación del patrimonio. Además, también se tuvieron en cuenta, entre muchas otras cosas, las vías, los tipos de zonas comercíal o residencial, los parques, los monumentos y la vegetación de las diferentes ciudades del territorio nacional.
Entonces, en cuanto a legislación se refiere, la situación tiene, en principio, los elementos suficientes para salir a flote.
Por otro lado, según Leonor Gómez, arquitecta especializada en restauración de patrimonio, uno de los más graves problemas que se presentan es la poca conciencia que existe sobre el asunto. "La gente piensa que con mantener las fachadas en perfecto estado con eso basta. Y, ademas, se encargan de destruir el interior en busca de un mejor estilo de vida. Pero lo que no entienden es que modernizar una construcción antigua no mejora el estilo de vida, porque para ello no importa el objeto sino el sujeto. Es decir, el hombre debe buscar un mejor estilo de vida por sí mismo y no a través de una edificación" advirtió la arquitecta.
Otro de los grandes obstaculos que se presentan para la conservación del patrimonio nacional es la falta de especialistas en restauración. No cabe duda de que en el país existen excelentes profesionales en arquitectura, ingenieria y ciencias relacionadas con la construcción. Pero la carencia de escuelas especializadas en restauración hace que, algunas veces, los arquitectos contemporáneos atenten contra la estructura original de las joyas arquitectónicas.
Pero como no sólo se trata de visualizar los obstáculos, si no de encontrar alternativas para sobrepasarlos, María Claudia Romero aseguró que un buen camino para avanzar en este propósito es salir en busca de medidas para mantener una estructura urbana vital. Y que en esta se encuentren lo elementos suficientes para que la gente se quede en los centros históricos.
De esta manera, advirtió, las zonas consideradas como patrimonio jamas perderán su importancia dentro de los más grandes capítulos de la historia. Y, por el contrario, se convertirán en el mejor testimonio del paso del tiempo y no se perderán de vista los hilos que conectan un episodio con otro, en la evolución inminente de las civilizaciones.
Por último, la arquitecta hace referencia al dicho popular de que nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde. "Nadie dice nada cuando es testigo de una demolición. La gente, sin pensar en las consecuencias, patrocina esta clase de atropellos . Pero no poreso se dejan los propósitos a un lado, y mientras existan intereses por mantener vivo el patrimonio, no habrá razón alguna para abandonar la lucha" aseguró.
Unas de cal, otras de arena
Para la subdirección de Patrimonio Cultural de Colcultura, así como para las demás entidades a cargo del patrimonio, esta labor no ha sido una tarea fácil. Y así como se han ganado muchas batallas, también han perdido unas cuantas. Como quien dice, unas han sido de cal y otras de arena.
Según Leonor Gómez, una batalla ganada fue la de la casa republicana que se encuentra frente al edificio del Palacio de justicia. Cuenta que el dueño de la casa decidió echar una placa de concreto sobre el patio y transformar el estilo de la construcción con la idea de modernizar su predio (Para él no tenian valor alguno las cornisas con hilos de oro, ni los murales hecho a mano que se encontraban en los techos). Para impedir este atropello, le fue impuesta una querella y el señor no tuvo otra salida que levantar la placa y conservar las características originales de la construcción. Este señor aún conserva gran parte de la casa. Poco después vendió un pedazo del primer piso a una corporación de ahorro y vivienda por una fuerte suma de dinero. Pero a pesar de todo, la construcción aún se mantiene intacta y conserva los adornos cornisas, puertas, en chapes, techos, etc. -típicos de la época.
El caso de la Universidad Libre es el mejor ejemplo de una batalla perdida. "Los predios de la universidad se han ido carcomiendo la manzana. Los arquitectos no tienen una metodologia adecuad apara manejar el estilo de la edificación. Sólo se han preocupado por mantener intactas las fachadas. Y aunque no se hayan visto resultados, hoy se sigue una demanda contra los arquitectos encargados de la obra" aseguró Leonor Gómez.
Finalmente existe una batalla que no fue, según la arquitecta, ni una victoria ni una derrota, pero sí quedó una gran cicatriz. Es el caso del Colegio Helvetia. Todos salimos perdiendo. Unos se opusieron a crear la carretera que abría paso hacía la carrera 80. Otros argumentaban que era una buena alternativa para descongestionar las vías. La decisión final fue que sí se abría la vía pero no tomando tanto terreno del colegio como se había planteado y con la condición de no tocar ni un solo metro de la construcción" dijo Gómez.
"Por eso agregó hoy se ve la cicatriz que causó esta nueva vía. No obstante, las cosas hubieran podido ser peores".
En pocas palabras, los esfuerzos por conservar el patrimonio nacional han tenido sus más y sus menos. Pero, sin duda, es una labor que se refleja en cada uno de los muros en los que aún permanecen las voces de los antepasados y los mejores capítulos de la historia nacional. Y que gracias a las nuevas reglamentaciones, los ecos no sólo saldrán de las tradicionales joyas arquitectónicas, sino también de las riquezas de las diferentes regiones del territorio nacional.