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Negocios con el mundo

La empresa antioqueña se esfuerza por internacionalizar inversiones y negocios. La meta: exportaciones por 6.000 millones de dólares en 2009.

6 de marzo de 2005

Los esfuerzos de Antioquia durante los próximos cinco años están dedicados a la internacionalización, tanto en la apertura de nuevos mercados en el exterior como en la búsqueda de inversionistas extranjeros que estimulen la creación de empresas y negocios. El crecimiento de la economía de la región deja ver las razones para ser optimistas en ese propósito, pero no se puede olvidar que hay notorias flaquezas en legislación e infraestructura que deberán ser afrontadas para facilitar los planes de expansión.

La economía antioqueña creció a una tasa promedio del 4,1 por ciento en 2004 y, según la Cámara de Comercio de Medellín, en 2005 deberá bordear el 4,3 por ciento. No obstante, la inversión extranjera avanza a un ritmo muy lento, incluso considerado insuficiente. Esas limitaciones han impedido por el momento responder con contundencia a problemas como el desempleo. Las estadísticas muestran que la tasa de desocupación pasó del 14,1 por ciento al 14,5 por ciento en 2004, lo que representa 45.000 nuevos desempleados.

Una de las maneras de estimular la creación de plazas de empleo consiste en que Antioquia afiance su vocación de producir bienes manufacturados y agroindustriales en áreas en que tradicionalmente ha sido fuerte, como los textiles, los alimentos, el ensamblaje de vehículos, los pigmentos de oro y el cultivo de banano, flores y especies maderables. Pero hay quienes señalan (ver recuadro) que buena parte del futuro está en ampliar la oferta de servicios en tecnología, ciencia médica y turismo de negocios, como viene ocurriendo.

Hay sin embargo factores complementarios que podrían ser un obstáculo en el logro de las metas de crecimiento: aunque a Medellín, por ejemplo, llegaron 197 empresas con capitales conjuntos valorados en 40.000 millones de pesos, entre 2002 y 2004 se fueron 414 empresas con capitales estimados en 78.000 millones de pesos. Se trasladaron a otras regiones del país, principalmente Bogotá. ¿Por qué se dieron esas 'fugas' en una zona atractiva y dinámica para los negocios?

En el país, el departamento está entre los más golpeados por el conflicto armado. La inseguridad es sin duda, a juicio de analistas consultados por SEMANA, uno de los aspectos que más ahuyenta y frena las inversiones nacionales y extranjeras. El desplazamiento en regiones como el occidente y el oriente de Antioquia, sobre rutas clave como la Vía al Mar y la Autopista Medellín-Bogotá, provoca un ambiente de inestabilidad y amenaza que es necesario desactivar.

A pesar del alentador pero tímido crecimiento de la economía en Antioquia, ya el 78 por ciento de la capacidad de la infraestructura transportadora instalada está en uso. Eso quiere decir que comienza a saturarse, y ni qué decir de lo que podría ocurrir si los niveles de inversión y de exportaciones -como se quiere- tuviesen más dinamismo. El departamento no tiene otra alternativa que expandir sus canales transportadores, multiplicarlos por tres, escala en la que espera aumentar sus exportaciones para 2009, pasando de los 2.300 millones de dólares anuales actuales a más de 6.000.

"Es urgente reactivar el sistema ferroviario. Hoy salen 2,1 millones de toneladas por puerto y 62.000 toneladas por vía aérea, a través de carreteras con especificaciones técnicas limitadas y de aeropuertos como el José María Córdoba, en el que faltan más aerolíneas, frecuencias, conexiones aéreas y un servicio de aduana las 24 horas. Muchas de las empresas que se fueron de la región lo hicieron por falta de conectividad aérea nacional e internacional", dice Lina Vélez de Nicholls, directora ejecutiva de la Cámara de Comercio de Medellín.

Esas mejoras implican inversión privada y mixta, debido al déficit fiscal que afronta el gobierno y que impediría gastos de tal magnitud en infraestructura. Ello obligaría a que en los próximos años el Congreso y los demás estamentos del Estado propicien un marco jurídico estable, con reglas claras y mecanismos alternativos de justicia (comités de arbitraje, entre otros), para permitir que se generen contratos de concesión, sin que los inversionistas privados y el mismo Estado tengan que aguardar los lentos trámites de la justicia ordinaria, en la eventualidad de dirimir conflictos.

BUENOS VIENTOS

Antioquia, que tiene el 19 por ciento de las exportaciones colombianas, ha entendido la necesidad de integrar los planes de inversión pública y privada con miras a convertirse en escenario de nuevos proyectos empresariales del país y del extranjero. El objetivo es lograr una óptima sinergia y consistencia de los planes de desarrollo públicos y los de la empresa privada.

La región está próxima a inaugurar su Centro Internacional de Convenciones y ha emprendido, entre otras tareas, la consolidación del grupo empresarial EPM, que tiene como meta convertirse en el primer jugador de Latinoamérica en el mundo del agua y estar entre los tres más importantes del norte de Latinoamérica en servicios de energía. Empresas Públicas de Medellín, la joya de la corona del sector público antioqueño, aspira a tener en 2015 ingresos por ventas equivalentes a 5.000 millones de dólares.

La venta de energía a Ecuador creció 62 por ciento y la expansión a Panamá, a través del sistema interconectado, es un hecho. Entre tanto, a pesar de los líos diplomáticos con Venezuela -país con el que Antioquia efectúa el 14 por ciento de los negocios en el exterior-, ese mercado se recuperó y las exportaciones pasaron de 118 millones de dólares en 2003 a 308 millones de dólares en 2004; es decir, aumentaron en 160 por ciento.

Las metas actuales están fijadas en que la economía antioqueña crezca a tasas anuales superiores al 5 por ciento, con impactos previsibles como la reducción del desempleo al 10 por ciento. Para ello se espera, en lo fundamental, el aumento de la inversión extranjera. Eso supone, ni más ni menos, la internacionalización de la imagen y de la economía de Antioquia y Medellín. Los empresarios y los gobernantes regionales están convencidos de que se trata de un propósito absolutamente realizable.