Especiales Semana

No 6. LOS DRAMAS, LOS ESCANDALOS

25 de julio de 1994

DRAMA DE ITALIA EN 1934
No fue fácil para los jugadores de la squadra azzurra
llegar a ser campeones en el Mundial de 1934. Además de encontrarse agobiada por la presión de su público, hipnotizado de fanatismo, Italia se vio obligada a jugar hasta el límite de su resistencia física -142% más del tiempo normalmente requerido-. En la semifinal contra España, los italianos jugaron, además de los 90 minutos reglamentarios, tiempo extra, más un partido adicional.
El ambiente de furioso nacionalismo que se vivió en Italia durante el Mundial afectó a los árbitros. En el partido que Italia disputó contra España, el jueves 31 de mayo, los de casa contaron tanto con el apoyo del público, en la tribuna, como con la ayuda del árbitro belga Louis Baert, en la cancha. El primer tiempo terminó empatado a un gol. En el segundo tiempo La Fuente marcó el segundo para España, pero el árbitro anuló el gol. El empate se mantuvo. El tiempo suplementario fue insuficiente para
modificar el marcador. Para resolver el empate, fue necesario un juego extra -24 horas más tarde-.

DESEMPATE CON ONCE LESIONADOS
Para el juego de desempate 7 jugadores españoles y 4 italianos yacían lesionados. A los 11 minutos del primer tiempo, Italia se puso en ventaja. En el segundo tiempo España -jugando con diez hombres- anotó el gol del empate... y 24 horas más tarde, se repitió lo insólito: esta vez el árbitro suizo Mercet anuló el gol español. Fue tan clara la parcialidad del árbitro a favor de Italia que finalizado el Mundial, Mercet resultó expulsado de su federación.


FINAL
Y en la gran final, contra Checoslovaquia, el tiempo tampoco fue suficiente Un nuevo empate significó la prolongación del partido.
La final de 1934 se recuerda como una de las más dramáticas en la historia de los mundiales.
Al principio, Italia se mostró nerviosa mientras los checos lucían mas serenos. Sin embargo, el temor era mutuo y se reflejó al concluir el primer tiempo con el empate a cero.
Para el segundo tiempo los dos técnicos impartieron la orden de pasar a la ofensiva. Sucesivas oleadas de inspiración pusieron en peligro a las dos vallas, hasta el minuto 24, cuando el alero izquierdo checo Puc congeló con un impecable gol la pasión de la tribuna. Estupefactos, como si se hubiese derrumbado el palco de honor, se veían Mussolini, el príncipe de Piamonte y las princesas. Los checos se cerraron en su campo para defender el 1-0. El público superó el estupor y los gritos de estímulo realizaron el milagro de crecer a los italianos en busca del empate. La decisión de alinear a los argentinos naturalizados salvó a Italia: en el ocaso del partido -cuando faltaban apenas 8 minutos para concluir las acciones- el pase del gol del empate fue bordado por Guaitia y rematado por Orsi, bautizado desde entonces como 'el príncipe del gol'.

TIEMPO SUPLEMENTARIO
Para resolver el empate, los equipos debieron jugar, de inmediato, tiempo extra. Sin aire los checos y abrumados de responsabilidad los locales, el clímax del partido llegó con el gol del centro delantero italiano Schiavio que definió el campeonato, y de paso, salvó ante el mundo el honor del régimen de Mussolini.