Especiales Semana

NO HAY LINEA

Los interesados en la larga distancia ya no creen en la voluntad del gobierno para abrir el negocio. Por eso las telefónicas locales decidieron entrar, aunque sea a la fuerza.

26 de mayo de 1997

En circunstancias normales una noticia como la que apareció en los periódicos hace unas semanas sobre la competencia en la telefonía de larga distancia habría sido celebrada con fiesta y champaña. En ella se anunciaba que la Comisión de Regulación de Telecomunicaciones estudiaría la posibilidad de permitir la entrada de por lo menos tres nuevos operadores al negocio sin necesidad de subasta y sólo exigiendo el pago de un peaje. Adicionalmente, se señalaba que el gobierno vendería el 30 por ciento de Telecom.
Sin embargo, la verdad es que no fue mucho el revuelo que la noticia causó. Y la razón es muy sencilla: ya son pocos los interesados en el negocio que creen que el gobierno finalmente se decidirá a abrirle las puertas a la competencia. Al fin y al cabo el año pasado arrancaron convencidos de que así sería y enfilaron todas sus baterías hacia la búsqueda de socios nacionales e internacionales, la realización de estudios de factibilidad y análisis de mercado.
Pero todas sus esperanzas se fueron al suelo el 8 de agosto pasado cuando Telecom firmó la convención colectiva de trabajo, en la cual se comprometió con el sindicato a postergar la decisión de abrir la larga distancia hasta tanto se hiciera un estudio sobre la conveniencia de la apertura y se realizaran unos foros para debatir las conclusiones del mismo. Y lo peor es que a comienzos de febrero de este año, luego de la realización del paro estatal, ya no sólo la administración de Telecom sino también el gobierno nacional se comprometieron a no tomar ninguna decisión que estuviera en contra de la convención.
Con estas acciones, como dijo el vocero de uno de los grupos económicos que más interesado se ha mostrado en la telefonía de larga distancia, "todo quedó en un punto muerto. Los estudios están guardados en un cajón, pues preferimos no tomar decisiones hasta que haya claridad sobre el tema de la apertura".
Aunque la comisión que realizará el estudio sobre la conveniencia del negocio ya se conformó, no son muchos quienes creen que de ahí saldrá algo bueno. Como dijo el mismo vocero, "los miembros son dos representantes de Telecom, cuatro del sindicato y dos del gobierno, de manera que es muy difícil que haya alguien que defienda la apertura. Y de todas maneras, si la hay, la comisión será un choque de trenes, pues si concluye que hay que darle paso a la competencia el sindicato de Telecom hará huelga, entonces no hay mucho que esperar".
No obstante, el ministro de Comunicaciones, Saulo Arboleda, considera que la conformación de la comisión reafirma la intención del gobierno de abrir la telefonía a nuevos competidores. En su concepto, "el 20 de mayo debe estar listo el estudio. Si éste dice que sí es conveniente la competencia, entonces realizaremos los foros entre junio y julio y el proceso se reanudará en agosto".

YA HAY COMPETENCIA
Como es difícil que tanta belleza pueda ser cierta, hay quienes decidieron sublevarse y empezar a competir, aunque sea a la fuerza. Se trata de las siete telefónicas locales más grandes del país, que en febrero anunciaron que se interconectarán para prestar el servicio de larga distancia nacional.
Sin embargo el Ministro de Comunicaciones les ha dicho que no pueden hacer eso mientras esté vigente la convención de Telecom y que si lo hacen las sancionarán. Pero la posición de las telefónicas es distinta. En diálogo con SEMANA, el vicepresidente de telecomunicaciones de las Empresas Públicas de Medellín _EPM_, Samuel Velásquez, dijo que "lo que ocurre es que la convención es ley para las partes, no para nosotros. Y además, por encima de ella está la Ley 142 que dice que los servicios de telecomunicaciones serán prestados en competencia".
Más allá de esa argumentación, lo que realmente llevó a las telefónicas a sublevarse fue el hecho de que Telecom entrara a Bogotá a prestar telefonía local dentro de un plan que incluye a varias ciudades más. En la capital del país lo hizo a través de Capitel, la cual tiene un plan para instalar 500.000 líneas en dos años. Hasta el momento la estatal de las telecomunicaciones tiene 175.000 solicitudes y 15.000 líneas instaladas. Según el presidente de Telecom, José Blackburn, "tenemos que diversificar nuestro portafolio, pues obviamente los ingresos que entran por larga distancia van a bajar cuando llegue la competencia".
Y de hecho ya están bajando. El año pasado Telecom dejó de percibir 150 millones de dólares por llamadas de larga distancia. La empresa estatal perdió el 27,5 por ciento del mercado internacional por cuenta del call back y las empresas piratas. Después de todo, como dijo un analista consultado por SEMANA "lo único que el gobierno está sacando al demorar tanto la entrada de la competencia es que la hagan por la puerta de atrás, porque el país no puede hacerse el ciego frente a los avances en las telecomunicaciones en el mundo".
Así las cosas, es lógico el miedo que tiene Telecom de que llegue la competencia,pues más del 90 por ciento de sus ingresos provienen de la larga distancia, según datos de 1996. Ahora, con el cronograma que el ex presidente de la empresa, Julio Molano, diseñó el año pasado, la idea es que éstos pasen a significar el 43,7 por ciento.
Para el cumplimiento de esos planes será esencial que la telefonía local contribuya con más del 20 por ciento de los ingresos de Telecom. Y el temor de las telefónicas es que lo logre. Es por eso que las locales prefieren moverse antes de que sea muy tarde. Como dice Samuel Velásquez, "no nos podemos quedar quietos esperando a que nuestras empresas desaparezcan mientras Telecom se vuelve cada día más poderosa".
Y por eso las EPM decidieron competir también en Bogotá, ciudad en la que a partir de diciembre de este año prestarán el servicio de telefonía local. Lo harán a través de un joint venture con la compañía japonesa Itochu, el cual buscará instalar como mínimo 95.000 líneas en la capital del país, cifra que podría duplicarse de acuerdo con el éxito que tengan en el proyecto. La inversión inicial conjunta de las dos compañías será de 120 millones de dólares.
Siendo así, lo que está próximo a ocurrir en la capital del país es una verdadera guerra de gigantes ver cuadro en la que el ganador será el que mejor servicio preste. Así que por tener el mayor número de líneas pelearán nada más y nada menos que Telecom, EPM y la Empresa de Teléfonos de Bogotá.
Pero aparte de los planes de expansión, las EPM decidieron prepararse también en Medellín para enfrentar la competencia. Contrataron una red de fibra óptica por siete millones de dólares y 73.000 nuevas líneas para reponer las que aún son analógicas. Al fin y al cabo la empresa conoció el rumor de que Telecom entraría con Siemens a la capital antioqueña, de manera que prefirió no quedarse con los brazos cruzados.
Así las cosas, lo que hay en este momento en el negocio de las telecomunicaciones son preguntas. ¿Cuáles serán las conclusiones del estudio sobre la conveniencia de abrir la larga distancia, que estará listo en menos de un mes? ¿Qué va a pasar cuando las telefónicas locales comiencen a ofrecer la larga distancia? ¿Finalmente se va a vender un porcentaje de Telecom? Lo grave es que mientras tantas dudas se resuelven es probable que las circunstancias se le adelanten al gobierno antes de que él decida adelantarse a ellas.