Especiales Semana

NUEVOS VIENTOS EN LOS SERVICIOS

Ejemplos como el de las Empresas Pùblicas de Medellín hacen pensar en un manejo más 'privado' de los servicios públicos.

23 de mayo de 1994

DESDE QUE SEMANA INIció la publicación del informe anual de las 100 empresas más grandes del país (que a propósito, ya son 300) ha évitado mezclarlas con las de servicios públicos y con las del sistema financiero. En el ranking empresarial que se presenta en esta edición, rompen la armonía de las sociedades privadas, y en algunos casos mixtas, Ecopetrol y el Fondo Nacional del Café.
Su presencia no es un capricho, sino que tanto la petrolera estatal como el fondo de estabilización, son banderas de dos sectores muy importantes para la economía colombiana. Sus números reflejan precisamente los éxitos o amarguras por las que pasan. Pero una mirada a algunas de las entidades gubernamentales que prestan los servicios de acueducto, alcantarillado, energía eléctrica, gas, teléfonos y hasta recolección de basuras, puede ser un ejercicio interesante, máxime cuando hay síntomas de que estas especies de elefantes blancos empiezan a cambiar.
El ejemplo más destacado de eficiencia y tradición de verdadero servicio a la comunidad lo están dando las Empresas Públicas de Medellín, (E.P.M.), que despiertan los más elogiosos comentarios a la hora de medir su manejo gerencial y el cubrimiento completo de los cinco servicios que presta a los habitantes de la capital de Antioquia.
En marzo pasado, las E.P.M. se metieron de cabeza en un nuevo frente de servicios, las redes domiciliarias de gas, y ya son accionistas además de la sociedad transportadora de metano que desde 1993 recibió en concesión la construcción, operación y explotación del gasoducto Sebastopol-Medellín.
Pero sin duda uno de los proyectos piloto emprendidos por las E.P.M. tiene que ver con la recuperación del río Medellín, que de lograrse marcará un hito en la historia latinoamericana, aparte de que impulsará un proceso de desarrollo paralelo a sus riberas, que puede cambiar la estructura del crecimiento en el Valle de Aburrá. Además de las múltiples ejecutorias que demanda su labor como organismo al servicio del interés público, es su mando administrativo, al estilo del sector privado, el que ha logrado llevar a las Empresas al sitial en que se encuentran. Pero si por allá llueve, por Bogotá no escampa. Quien conozca lo difícil que es dirigir un servicio público en una ciudad con más de seis millones de habitantes advertirá que lo que ocurre con la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de la capital (EAAB) es un cambio del cielo a la tierra.
En cuestión de meses, un sistema apático de ejecuciones presupuestales, y un paquidérmico aparato administrativo se han ido transformando en la EAAB, que es, sin lugar a dudas, uno de los ejemplos por imitar en la contratación administrativa y en un desenvolvimiento más razonable en los asuntos que tienen que ver con la atención al público y sus demandas de servicio. Aunque es un proceso en germinación, de prosperar se convertirá en breve en uno de los pocos ejemplos para seguir den la capital de la República.
Por la magnitud de los recursos que manejan (ver recuadro) y por su importancia dentro del devenir cotidiano de cada habitante, las empresas de servicios públicos pueden dejar de ser las cenicientas, e incluso en un día quizá no muy lejano hasta cotizar en las bolsas de valores del país.