Especiales Semana

Oferta diversificada

La educación en la Costa Caribe se está transformando en función de las necesidades de los jóvenes de la región y le apuesta a investigación y la tecnología.

29 de septiembre de 2007

En un vuelo a la ciudad de París van 12 estudiantes de posgrado que se disponen a hacer una concentración de estudios en la Universidad París XII, Val-de-Marne, para optar por la doble titulación. En el viaje coinciden tres profesores: uno hará escala en Madrid para sustentar su tesis doctoral en la Universidad Complutense; el otro seguirá a la Universidad Autónoma de Barcelona, donde acaba de ser invitado como profesor visitante, y el tercero hará conexión con una aerolínea asiática para encargarse de una estrategia nacional de comunicación en salud sexual y reproductiva en la República Democrática de Timor-Oriental.

Las 15 personas, que se confunden entre los pasajeros, tienen un elemento en común: todos estudian o laboran en una universidad de la Costa Caribe colombiana.

Lo que los puso de acuerdo, sin embargo, no fue la concordancia territorial o laboral. Los intereses de unos y otros son la evidencia del desarrollo que se ha venido dando en la educación superior de la región, en respuesta, a su vez, a las demandas que han creado los procesos de globalización e integración de mercados.

La oferta de instituciones, por ejemplo, se diversificó y aumentó ostensiblemente en los últimos cinco años (ya suman 39 entidades), lo que en la práctica significó un incremento potencial de las posibilidades de estudio para jóvenes, que en el pasado se movían entre las escasas opciones locales y el amplio abanico del interior del país. Estas mismas instituciones ofrecen en la actualidad 47 maestrías y tres doctorados (dos de ellos en la Universidad del Norte), que cubren áreas pertinentes como las ciencias básicas, médicas y jurídicas, pero también exploran otras líneas del conocimiento solicitadas por el mundo del trabajo como la administración, la sicología, el medio ambiente, el desarrollo social y la educación, que no sólo se atienden con las competencias y habilidades requeridas, sino con la generación de nuevo conocimiento.

Pero este desarrollo no responde sólo a unos criterios de cantidad. De hecho, la región dispone hoy de 37 programas profesionales, técnicos y tecnológicos acreditados por su excelencia académica, tras cumplir las exigentes condiciones del Consejo Nacional de Acreditación. Y una de las 12 universidades del país con reconocimiento institucional por altos estándares de calidad, la Universidad del Norte, está localizada justamente en esta zona.

Por su parte la investigación, de la que la costa se privó durante muchos años con graves implicaciones para el desarrollo, tiene hoy una especial dinámica de la mano de los 80 grupos de investigación clasificados por Colciencias en la categoría A, que gracias al impulso de universidades del Atlántico, Magdalena, Tecnológica de Bolívar y del Norte, principalmente, están generando capacidades científicas y tecnológicas que se empiezan a reconocer en diversas comunidades académicas.

Instituciones como la Universidad Internacional de la Florida, la Universidad de Miami, la Universidad de Texas, la Universidad de Ohio, la Universidad de Mainz, Paris XII, la Universidad de Liverpool, la Universidad Autónoma de Barcelona, la Universidad de Mar de Plata, la Universidad Nacional de Quilmes, la Universidad Católica de Lovaina, entre muchas otras, tienen presencia en la región y aceptan la colombiana, mediante convenios de investigación, doble titulación y movilidad profesoral y estudiantil que extienden las fronteras de la universidad global.

Si a esta relación se agregan los primeros lugares que en las pruebas Ecaes han logrado los estudiantes en programas como derecho y economía, para sólo citar dos, la conclusión es que la región está generando importantes señales para atender los desafíos del "nuevo orden mundial nuevo", como lo denomina Daniel W. Drezner, autor de All Politics Is Global.

Ahora bien, no se puede negar que, además de los desafíos nacionales de tecnología, pertinencia de los programas y efectividad en los métodos de enseñanza, la Costa sigue teniendo notorios problemas de cobertura educativa. Mientras la cifra nacional de escolaridad superior se sitúa en el 26,1 por ciento, la de la región es aproximadamente del 18 por ciento, lo que preocupa, por decir lo menos. Pero hay avances llamativos como el del departamento del Atlántico, que registra una cobertura de 3 puntos porcentuales por encima de la tasa nacional. En buena parte, el rezago se debe a la iniquidad en la distribución de los recursos estatales, pues según cálculos del Observatorio del Caribe Colombiano, "la región participa con menos del 1 por ciento del total de subsidios a la educación superior destinados en el año 2003 en el país".

No obstante, el sistema regional de educación regional entendió que la mejor manera de responder a los retos del entorno es la inversión en capital humano. Lo que se requiere ahora es que la Nación comprenda que, dada la ventaja competitiva de su ubicación geográfica, la comunicación directa con el mar, los recursos energéticos disponibles y el talento humano capacitado por sus universidades, la Costa es la mejor opción para lograr el crecimiento sostenido de su economía y el consecuente desarrollo de sus gentes.

Como se ve, esas fueron las señales más importantes que generaron las coincidencias de aquel vuelo trasatlántico.