Especiales Semana

OLVIDESE DE LA COCA. ESTOS SON LOS ASESINOS

11 de mayo de 1987

La aceptación del alcohol y el tabaco en la sociedad, prácticamente impide que se los llame drogas, drogas que exclavizan y alteran a sus víctimas.
Pero, médica y empíricamente, son drogas, y se las debe contemplar bajo esta luz. Lamentablemente, el cambio de actitud que esto presupone, tiene lugar con lentitud.
En el mundo entero, la producción de alcohol crece más rápidamente que la población, y el consumo total y per cápita sigue en aumento.
Y el tabaco. Un estudio reciente del Worldwatch Institute, de Washington, reveló que: "En 1985, la mayoría de las muertes prematuras de adultos no se debieron ni al hambre en Africa, ni a la guerra, sino al tabaco".
El tabaco y el alcohol afectan a ricos y pobres, jóvenes y viejos, hombres y mujeres, de maneras muy diferentes.
Pero el alcohol y el tabaco son igualmente seductivos y mortíferos en todos estos grupos.
BEBIDAS Y CIGARRILLOS ENFRENTAN FUERTE OPOSICION
Europa enfrenta un 'proceso de deterioro brutal'
EL ALCOHOL Y EL TABACO son las drogas más perniciosas del mundo. Los problemas del consumo excesivo de alcohol son particularmente graves en Europa. En países como Alemania Federal, Inglaterra y los estados nórdicos, el alcohol, la droga favorita de la integración social, es parte de la rutina cotidiana de grandes sectores de la población, especialmente entre los jóvenes.
Tanta es la aceptación del alcohol, que es parte integral de las grandes fiestas populares -las Oktoberfest de Munich, por ejemplo- donde el culto al alcohol es el nexo de unión de los participantes, y donde el vino o la cerveza tiene el tratamiento de elixir de la alegría.
Pero la alegría se pasa y queda la adicción. Queda la patología. En la RFA más de 40.000 jóvenes son drogadictos, siendo el alcohol una de las drogas de mayor consumo. Los analistas sociales buscan ahí para justificar el hecho que: "Una cuarta parte de todos los delincuentes condenados en procesos judiciales son menores de 21 años".
En España, donde hay más de 100.000 bares, hay más de 2.300.000 alcohólicos. Según un estudio publicado recientemente por el ministerio de Trabajo de España, en la región del país vasco solamente, más de 400.000 personas consumen alcohol de manera excesiva. Los grupos de edad que más consumen se encuentran entre los 21 y 24 años. Para los expertos, que ya han dado la voz de peligro, se trata de un momento sin parangón en Europa.
"Desde hace años", señala el doctor Javier Aizpiri, neurosiquiatra y antropólogo social de Bilbao, "se está dando en este sector un deterioro gravísimo a velocidad de vértigo. De repente, un 10 por ciento de jóvenes de edades entre 14 y 30 años, decide autodestruirse. Son grupos que se concentran para consumir alcohol en forma masiva. No hay comunicación: se sienten felices no siendo nada, sólo se trata de beber de forma salvaje. A mí me recuerda el suicidio de las ballenas. Es un proceso de deterioro brutal".
De acuerdo con un estudio sobre la juventud de Madrid, el 30,5 por ciento de esta población emplea su dinero en bares y cafeterías, siendo estos sitios los principales lugares de convivencia. En la RFA, por tomar otro ejemplo de Europa, un estudio del Instituto de Investigación de la Juventud de Hannover reveló que el lugar favorito de reunión de la juventud eran las hamburgueserías y cafeterías.
El alcohol continúa cumpliendo su papel como "anestésico social". Antes, para sobrevivir las duras condiciones de la revolución industrial, ahora para huir de la falta de perspectivas causada por la crisis de aquella revolución.
Otro peligroso hábito sumamente aceptado y extendido es el fumar. Y si bien el fumador de tabaco es el único drogadicto que no tiene mala imagen social, también es verdad que el tabaco es el primer agente productor de enfermedades. Sin embargo, la política de concienciación llevada a cabo por los gobiernos de diversos países europeos, así como la legislación sobre el uso de publicidad de este producto, está comenzando a alterar la imagen del fumador, y, en algunos países, como Francia, se ha logrado mantener el nivel de adicción.
En España, el 50 por ciento de la población es fumadora, de los que más de un 40 lo hace diariamente. Durante el pasado año, en este país se vendieron más de 3.956 millones de cajetillas, 823 millones de cigarros puros, y 6 millones de picaduras para pipa, lo que supone una ligera expansión con respecto a otros años, tal vez por un moderado aumento de los precios. En menos de veinte años, España cuadruplicó el consumo de tabaco. La industria tabacalera -monopolio estatal- dispone de una red de más de 235.000 puntos de venta, que han generado más de 123.000 millones de pesetas como aportación al Estado. El ministerio de Sanidad acaba de publicar datos en los que se afirma que 300.000 españoles murieron el pasado año por enfermedades causadas por el tabaco.
La solución a los problemas médicos de nuestra época, se subrayó en la Conferencia Mundial Sobre Salud, no se encuentra en los laboratorios de investigación, sino en los parlamentos. En el Congreso de España se ha presentado ya una proposición de ley que promueve la filtración de productos y publicidad de tabaco a menores de 16 años, y la CEE, como parte de su lucha contra el cáncer, propone, entre otras cosas, que los cultivos de hoja de tabaco europeos, aproximadamente el 50 por ciento del tabaco consumido, sean reconvertidos hacia otras producciones. Pretenden también acuerdos fiscales que carguen el consumo de tabaco.
En Noruega, el Consejo Nacional para la Salud Contra el Tabaco ha elaborado un ambicioso programa para erradicar el tabaquismo de su país para el año 2000. Y lo pretende conseguir prohibiendo fumar en todos los lugares públicos, comprendidos también restaurantes, hoteles y discotecas, antes de 1990. Asímismo desaparecerá la venta de tabaco en los quioscos y tiendas de alimentación.
Francia se planteó el problema del tabaco hace ya 10 años, cuando promulgó la "ley Veil", que reglamentaba la publicidad y el consumo de tabaco en lugares públicos e imponía la información al consumidor de la composición de alquitrán y nicotina en los paquetes. Desde entonces se han estabilizado las ventas de cigarrillos y progresa de manera importante la imagen positiva del no fumador.
Hoy en Europa, si bien tres de cuatro fumadores están de acuerdo en manifestar que fumar es un placer, superan ese porcentaje los que piensan que fumar es malo. Y un 72 por ciento de los fumadores cree que el tabaco daña a partir del paquete diario. Sin embargo, es importante el que más de un 40 por ciento ha intentado dejar esta droga.
Europa, como el resto del mundo, va tomando conciencia de la perniciosidad del tabaco y del alcohol. Unas costumbres que van a costar caras a lo largo de la vida.