Especiales Semana

Otros retazos de Suramérica

Aunque las inmigraciones provenientes de Paraguay, Uruguay, Chile, Perú y Bolivia son, en su mayoría, recientes y en escaso número, se han destacado por su aporte en el mundo editorial, el fútbol y la educación.

Miriam Amparo Ramírez *
28 de octubre de 2006

Pocos saben en Colombia que el primer editor comercial de libros fue un paraguayo, o que uno de los artistas plásticos de reconocimiento mundial radicado aquí es peruano, menos que docentes universitarios de renombre provienen de Chile, Paraguay o Bolivia.

Aunque no son muchos los inmigrantes de estos países que se han quedado en Colombia -quizá no sumen 20.000-, es posible hablar de su aporte en diferentes campos y establecer por qué eligieron al país para radicarse y constituir su familia.

De este grupo, la colonia más grande es la de Chile y, en lo que va corrido del año, han ingreso cerca de 2.000 chilenos por cuestiones de trabajo, y menos de 200 estudiantes temporales, según datos del departamento de Extranjería del DAS. Mientras que, de acuerdo con la información de la embajada de Chile, aquí hay poco más de 5.000 de sus nacionales, la mayoría concentrados en Bogotá (2.700) y el resto en Cali, Medellín, Bucaramanga, Barranquilla y Cartagena.

Según Carlos Bonomo, cónsul de Chile en Bogotá, luego de la oleada de exiliados en los años 70, a Colombia vendría una segunda en los años 90 con la llegada de ejecutivos que se incorporaron al sector eléctrico y que también obedeció a la llamada apertura económica de la administración de César Gaviria.

Actualmente, hay otra fase que corresponde a los profesionales de empresas comerciales que se han fusionado con marcas nacionales, así como las de telefonía móvil, bancos y compañías de seguros. Su perfil es de ejecutivos, de entre 40 y 50 años, quienes vienen con su familia, por eso en los últimos años se ha duplicado el número de chilenos en el país.

En el primer grupo, el correspondiente a exiliados, se encuentra el matemático Néstor Bravo, que llegó en 1974, junto con muchos otros que hoy en su mayoría migraron a otros países. "Me quedé y he formado varias generaciones, ese es mi aporte a un país que me ha dado mucho", dice.

Otro de sus aportes es la publicación de libros en el campo de la pedagogía y es miembro de la Academia Colombiana de Pedagogía y Educación.



Un pionero

Si bien es cierto que hay muy pocas referencias sobre paraguayos o uruguayos en el país, su historia se remonta más a futbolistas en la época de El Dorado, en los años 50.

Por esa época vino a Colombia el paraguayo Luis Carlos Ibáñez, como representante de una editorial argentina, y se convirtió en el primer editor comercial del país. Luego de casarse con una colombiana se estableció aquí y creó la entonces conocida librería La feria del libro, "la primera en poner libros sobre mesas para que todo el mundo tuviera acceso a ellos", dice su sobrina, Lucía Muelle, gerente de Tercer Mundo Editores, la empresa que él creó y que contó con el apoyo del siquiatra José Gutiérrez, Belisario Betancur y Fabio Lozano Simonelli.

Lucía afirma que Ibáñez fue el primer editor porque pagó derechos de autor, hizo una inversión y distribuyó un libro, en 1961. "Ese título fue 'El método sicoanalítico', de Erich Fromm, que costó 4.000 pesos, 1.000 ayudados a conseguir a través de Belisario Betancur, y el resto, con los bancos.

Betancur, Ibáñez, Lozano Simonelli y Muelle amanecían empacando libros y así salió adelante la editorial que hoy se llama Grupo Tercer Mundo y que se caracterizó por apoyar, entre otros, el movimiento nadaísta.



Conflictos fronterizos

Según el libro de Alberto Donadío La guerra con el Perú, dicho conflicto, iniciado los años 30, ha sido el único enfrentamiento bélico exterior de Colombia. Si se mira desde otro ángulo, curiosamente, esta contienda envolvió a la madre de un respetable intelectual colombiano.

Dice Donadío que en 1933 fue atacada y destruida la casa del ministro colombiano en Perú, Fabio Lozano y Lozano, casado con la peruana descendiente de italianos Elena Simonelli Ratti, madre de Beatriz, Fabio, Alberto y Esther Lozano Simonelli, todos involucrados en el mundo cultural colombiano. Por esa razón abandonaron Perú.

Finalmente, las cosas se arreglaron en los estrados internacionales y la vida entre colombianos y peruanos continuó sin novedades.

En los años 50 vendría al país como estudiante de bellas artes Armando Villegas. "Luego de hacer un posgrado en la Universidad Nacional vi muchas perspectivas de desarrollo y me quedé". A la fecha sigue formando jóvenes pintores y creó en Santa Marta el Museo de Arte Contemporáneo Bolivariano.

Por sus aulas pasaron Luis Caballero, Ana Mercedes Hoyos, Carlos Jacanamijoy, Germán Rodríguez y Eduardo Santos, entre otros. "Ese es mi aporte a Colombia: formar a las nuevas generaciones", dice Villegas, que tiene 80 años.

Dentro de la generación de peruanos que llegó en los años 80 se destaca el oftalmólogo Jaime Luis Vargas, promotor en el país y en toda Latinoamérica de la prevención de la ambliopía en niños "y mi misión es que una ley obligue a todos los colegios a hacer el examen a los niños y que la campaña de prevención sea apoyada por el gobierno".

Si bien es cierto que este año han entrado cerca de 4.000 trabajadores peruanos al país y poco más de 2.000 estudiantes, no hay un dato preciso sobre cuántos hay en Colombia.

Por la misma época, llegó el lingüista Wílber Serrano, quien se ha desempeñado en el campo de la docencia. "Ya había estado aquí vinculado al Instituto Caro y Cuervo. Volví a mi país y regresé a Colombia para complacer a mi esposa que quería ejercer su profesión de historia del arte y literatura".

Desde el país promueve los lugares turísticos más importantes de su país y continúa en la academia. La más reciente inmigración de peruanos, que se han destacado en el país tiene que ver con el mundo de la gastronomía. Están Gastón Acuario y Astrid Gutsche, quienes abrieron aquí un restaurante peruano (que lleva su nombre) y que es uno de los más reconocidos en el mundo. Posteriormente, vendría Diego García, el fundador del restaurante Nazca, donde se pueden probar platos de la selva, la sierra y la costa de Perú.