Especiales Semana

PENSANDO HABITAR EL ESPACIO

Sí, pero antes hay que resolver el funcionamiento del metabolismo humano en estado de ingravidez.

2 de mayo de 1983

Desde los albores de la era espacial, los científicos tuvieron que enfrentarse a una incógnita que sólo se podría despejar en el mismo espacio y no en los sofisticados simuladores: ¿es capaz el hombre de adaptarse fisiológicamente a las condiciones del espacio? Los primeros navegantes que giraron alrededor de la Tierra en las estrechas cápsulas espaciales ya mostraban ciertos síntomas de desadaptación en condiciones de ingravidez. El astronauta soviético Gherman S. Titov, quien en agosto del 61 permaneció en órbita terrestre casi un día a bordo del "Vostok II", fue víctima de una "definida inestabilidad en las reacciones del sistema nervioso central". Mientras el Vostok II estuvo en órbita en estado de ingravidez, el comandante Titov sufrió mareos que los científicos no pudieron explicar. A lo largo de la corta historia de la astronáutica, estos síntomas no han desaparecido y el caso más reciente ocurrió en noviembre del año pasado con uno de los tripulantes del transbordador espacial "Columbia" que se sintió mal durante la misión. Por ese motivo, en la tripulación del transbordador "Challenger" que partirá al espacio a comienzos de abril será incluido el Doctor Norm Thagard, encargado de observar los efectos de la ingravidez y de estudiar las causas del mareo en los astronautas.
Estos síntomas de malestar en los navegantes del espacio habían puesto en duda la posibilidad de establecer colonias orbitales permanentes y estaciones científicas tripuladas por humanos. Muchos científicos llegaron a creer que sería necesario tripular estas estaciones espaciales con robots, lo que limitaba las posibilidades científicas de estas misiones, ya que los humanos poseen una irremplazable facultad sico-fisiológica de reconocer las informaciones útiles en medio de una enorme cantidad de datos.
Sin embargo, un coloquio que reunió a especialistas franceses, norteamericanos y soviéticos en la ciudad de Toulouse, capital aeronáutica de Francia, trajo una conclusión unánime bastante importante: la conquista del Espacio será en los próximos años obra de astronautas humanos. Los expertos coincidieron al afirmar que el hombre está capacitado para adaptarse a las condiciones de ingravidez, según los resultados de las últimas experiencias. Las más interesantes de todas resultaron ser las realizadas a bordo de la estación Salyut, tripulada por un equipo franco-soviético.
El astronauta francés Jean-Loup Chrétien fue estudiado durante la misión por una serie de instrumentos que nunca antes habían sido introducidos en una nave espacial. Se lograron imágenes que muestran las modificaciones del sistema cardiovascular en condiciones de ingravidez, y también se analizaron las respuestas neuromusculares del astronauta sometido a las perturbaciones del sentido del equilibrio causadas por la ausencia de peso.
Estos estudios resultaron extremadamente positivos, pues se observó que el organismo humano reacciona favorablemente a las condiciones de ingravidez espacial y logra adaptarse fácilmente a las modificaciones del flujo sanguíneo y del sistema nervioso.
Según los investigadores franceses, el cerebro del astronauta Chrétien conservó la "imagen terrestre" que otorga una referencia vertical de todo lo que lo rodea, y al mismo tiempo logra en estado de ingravidez que los músculos cumplan las órdenes de un sistema nervioso central "diseñado" para trabajar en la Tierra.
Estas experiencias son sin embargo insuficientes. Aunque responden favorablemente a ciertas dudas de tipo fisiológico, aun no logran explicar las causas del mal del espacio que causó náuseas y somnolencia tanto a Titov como a los tripulantes del transbordador espacial "Columbia". Pero han demostrado irrefutablemente la capacidad de adaptación del hombre al Espacio.
El transbordador Challenger seguramente traerá nuevas respuestas, ya que un científico estara a bordo estudiando directamente el comportamiento de los astronautas. Los resultados que se están obteniendo hacen creer muy firmemente que los nuevos datos simplemente traerán respuestas complementarias que no cambiarán las perspectivas de astronautas humanos conquistando el Espacio.
Todo parece indicar que los robots computadorizados serán simples auxiliares de los astronautas. No quedan dudas de que los obstáculos fisiológicos que impiden la presencia del hombre en el Espacio no son insuperables. La actual carrera espacial no se detendra y en el siglo XXI la Tierra dejará de ser como hasta ahora, el único hogar posible de los hombres, quienes poco a poco se encargarán de visitar los planetas cercanos y luego toda la Galaxia. Por lo pronto,queda demostrado que el sueño de más de uno es perfectamente realizable, siempre y cuando que el hombre no escoja el fácil camino de la autodestrucción.--