Especiales Semana

Perspectivas claras

Losposgrados coterminales y multidisciplinarios, además de traer grandes beneficios para los alumnos, revolucionan la academia y proponen nuevos esquemas de educación.

3 de abril de 2005

Para muchos universitarios lograr un título profesional y un posgrado es lo más parecido a un camino con un final lejano. Muchos, antes de decidir empezar una especialización o una maestría, piensan en el tiempo que exige realizar un programa de estudios superiores. Por eso Colombia, como otros países del mundo, está entrando en una tendencia que permite acortar ese largo camino.

Juan Camilo Rojas es uno de los que sacó provecho de esta tendencia. Cuando cursaba economía en la Universidad del Rosario supo que desde el último semestre podía empezar a estudiar paralelamente las primeras materias del posgrado que quería hacer después de graduarse. Así, con un semestre ganado, pudo iniciar su programa de maestría sin la necesidad de realizar los engorrosos trámites que en ocasiones implica. Y esto fue posible gracias a un programa que lleva algún tiempo funcionando en algunas universidad es del país y que ya es característico de la educación universitaria en Europa y Estados Unidos: los posgrados coterminales.

Este modelo educativo, nacido gracias a la discusión que se gestó en la academia europea acerca de cómo lograr que los alumnos alcancen sus objetivos en menor tiempo, rápidamente se convirtió en una tendencia mundial. Consiste en que un estudiante con muy buenos promedios durante la carrera puede acceder a las primeras materias de un posgrado mientras cursa los últimos semestres de su pregrado. Las instituciones educativas además validan estos estudios como pasantía o proyecto de grado. En Colombia, las universidades están autorizadas para ofrecer estas opciones gracias al sistema de créditos para la educación superior establecido desde 2002 y que permite, entre otras cosas, que los créditos de una materia de pregrado sean tenidos en cuenta en el programa de posgrado.

Juan Camilo, que concluyó con éxito su maestría, cree que la experiencia fue más que satisfactoria porque "además de que es una muy buena opción de grado, por encima de una tesis que seguramente quedará archivada, permite exigirse para dar varios pasos en uno. Se trata de hacer un esfuerzo adicional para cumplir los objetivos trazados en menor tiempo". Y para muchos el camino es aún más corto porque, si tienen claras sus inclinaciones desde muy temprano, pueden escoger como electivas del pregrado las de la maestría, con lo que se ganaría un semestre más y quedaría mucho menos camino por recorrer.

Es el caso de Andrés Felipe Sánchez, estudiante de décimo semestre de ingeniería industrial de la Universidad de los Andes, quien por asumir el reto de un programa coterminal debe cursar después de graduarse sólo un año de maestría. Según él, la participación en el programa es "fundamental porque permite sostener un vínculo constante con la institución educativa, reduce enormemente los costos y hace que, siendo muy joven, se tenga una buena ventaja en el mundo laboral al tener ya una maestría".

Para José Manuel Restrepo, vicerrector de la Universidad del Rosario, estos programas brindan nuevas perspectivas para el sistema educativo colombiano "porque demuestran que la principal preocupación ahora, como debería ser y haber sido siempre, es facilitar el desarrollo profesional de los estudiantes".

Y es que esta idea es el núcleo de las alternativas que continuamente evolucionan en el sector educativo. Otro ejemplo de esa evolución son los posgrados multidisciplinarios.

El concepto de multidisciplinariedad es cada vez más importante en el mundo laboral. Los empleadores buscan que sus profesionales tengan una formación más integral que les permita la toma de decisiones y la resolución de problemas. Y para ello es importante que se desenvuelvan satisfactoriamente en varias ramas y demuestren su habilidad y competencias múltiples.

Como lo explica Diana Rodríguez, coordinadora de mercadeo de la dirección de especializaciones de la Universidad de la Sabana, "es claro que hay áreas que requieren de muchos profesionales para ser abordadas de manera completa, y que para las empresas es más cómodo pagarle a menos gente. Por ello el mercado exige cada vez más que un profesional se pueda enfrentar a muchos esquemas de trabajo".

Es tan palpable esta realidad que Carol Frost, coordinadora de administración de posgrados de contaduría de la Universidad Externado de Colombia, asegura que "los alumnos están tomando conciencia de que los cambios son el resultado de las exigencias de la actualidad y de que necesitan aprovechar las alternativas que su universidad ofrezca".

Y es que aunque algunos creen que este tipo de esquemas alteran las costumbres educativas del estudiante colombiano, en realidad es una respuesta a lo que el mercado laboral requiere. Lo que hace la academia es reestructurarse para brindar al estudiante las mayores posibilidades de competencia en el mundo del trabajo.

Pero más allá de cualquier discusión, lo claro es que para que este tipo de alternativas funcionen se hace necesaria una verdadera sinergia entre lo que la universidad ofrece y el enfoque de estudio que el estudiante quiera trabajar. Según Carlos Angulo, rector de la Universidad de los Andes, es vital que quienes quieran asumir estos programas tengan clara su inclinación, "porque de lo contrario perderían, en el caso del coterminal, todo el tiempo que quieren ahorrar y no rendirían bien ni en el pregrado ni en el posgrado, y en el caso del multidisciplinario, la oportunidad de profundizar en otros aspectos. Por eso se hace tan importante el compromiso del alumno".

Juan Camilo Rojas, como muchos otros, interpretó bien la relación que debía tener con su estudio, porque, como él mismo dice, "más importante que lo que una universidad ofrece como alternativa es lo que un alumno con perspectivas claras pueda aprovechar".