Especiales Semana

PERSPECTIVAS INCIERTAS

Hay incertidumbre para la industria en 1994, pero hay optimismo en ciertos sectores y empresas, según la ANDI.

23 de mayo de 1994

COMO HACE UN AÑO, CARlos Arturo Angel, presidente de la Asociación Nacional de Industriales (ANDI), mira con optimismo pesimista el desenvolvimiento de la industria manufacturera colombiana. Sin embargo, es más riguroso al apreciar el futuro. Para él está caracterizado por la incertidumbre. Esta es su visión de lo que ocurre.
Según los datos suministrados por el DANE, durante 1993 la industria creció 4.1 por ciento con trilla de café y 6.0 por ciento al excluir esta actividad. Este comportamiento no ha sido homogéneo en todos los sectores. El 40 por ciento de la producción industrial, que genera el 36 por ciento del empleo fabril, se encuentra actualmente estancada o en deterioro.
En términos generales, los bienes de consumo, que participan con el 46.7 por ciento de la producción, mostraron un crecimiento de 4.8 por ciento y en el trascurso del año registraron un bajo dinamismo. Los bienes intermedios, con 38.1 por ciento de participación, mostraron un deterioro y la producción real disminuyó en 4.3 por ciento. Contrasta con lo anterior el gran dinamismo de los bienes de capital, con crecimiento de 27.8 por ciento, y los bienes asociados a la construcción, con aumento del 10.6 por ciento .
Es importante resaltar el extraordinario desempeño del sector de equipo y material de transporte (42.5 por ciento), que ha jalonado en gran parte el crecimiento industrial. Si al total con trilla le excluimos aquel sector, el crecimiento se reduce de 4.1 por ciento a 1.7 por ciento, resultado poco satisfactorio. También han registrado una buena dinámica los sectores asociados a la actividad de la construcción. En efecto, el sector de cemento creció 10.1 por ciento; el de vidrio, 13.7 por ciento, y los objetos de barro, loza y porcelana, 13.6 por ciento.
A lo largo de 1993 se presentaron problemas de rentabilidad asociados con el proceso de apertura. De un lado, los sectores que orientan una parte importante de su producción al mercado externo se han visto afectados por el bajo ritmo de devaluación. Los que han presentado mayores dificultades son: textiles, confecciones, cuero y calzado. Su situación se deterioró a lo largo del año. En efecto, el crecimiento conjunto de estos cuatro sectores pasó de un crecimiento de 6.6 por ciento a una caída de 3.4 por ciento en 1993.
De otro lado, algunos sectores orientados hacia el mercado interno enfrentaron la competencia de importaciones, legales e ilegales, lo que les ha impedido ajustar sus precios de acuerdo con la evolución de costos. Tal es el caso de tabaco, papel, caucho y sus productos, sustancias químicas, equipo profesional y científico.
Lo anterior se reflejó en la Encuesta de Opinión Industrial de la ANDI, en la cual la apertura ha ganado importancia como problema, al pasar de 4.1 por ciento en enero, a 11.6 por ciento en junio y a 16.7 por ciento en diciembre. Si consideramos adicionalmente el contrabando y los problemas asociados a la falta de demanda, que se explican en gran medida por la sustitución de producción nacional por bienes importados, el porcentaje de respuestas que identifican la apertura como problema alcanzó el 38 por ciento.
Los resultados de la encuesta para el mes de enero de 1994 conservan esta tendencia. En efecto, la apertura representa el 21.6 por ciento, la demanda el 18.1 por ciento y el contrabando el 4.1 por ciento.

LO BUENO Y LO MALO
Algunos factores que contribuyeron favorablemente al desempeño industrial fueron el persistente auge de la construcción; el aumento del ingreso real de los asalariados, originado en la moderación de los ritmos de inflación y en el aumento temporal del ingreso por el cambio en el régimen laboral y por las indemnizaciones; la alta disponibilidad de crédito, acompañada de bajas tasas de interés; la política fiscal expansiva y la política monetaria neutra, y, en términos generales, la relativa estabilidad en el manejo macroeconòmico.
Por el contrario, incidieron desfavorablemente el bajo ritmo de devaluación; la competencia de las importaciones incluyendo las prácticas desleales de comercio; la crisis agrícola; la lenta recuperación de la economía mundial; los problemas asociados a las deficiencias en materia de infraestructura, y la ausencia de cifras confiables y oportunas, particularmente en lo relacionado con el comercio exterior.
Las perspectivas de la industria para 1994 son inciertas, así haya razones para ser optimistas en ciertos sectores y empresas. En el Plan Macroeconómico, Planeación Nacional prevè un crecimiento del PIB industrial de entre 4 y 4.5 por ciento, explicado por el aumento en el acervo de capital y la expansión de la demanda agregada.
Entre los factores que pueden estimular la actividad industrial se destacan la previsible recuperación de la economía mundial; las inversiones para el desarrollo del sector de hidrocarburos; el desempeño de la construcción, aunque quizás a menores ritmos que en el pasado; la esperada ampliación de los mercados regionales, como consecuencia de los procesos de integración, y la mejora en competitividad asociada a las decisiones de reconvertir y modernizar el aparato productivo.
La incertidumbre a que se hace alusión está fundada en el incremento en los costos de producción, asociados a la seguridad social; la caída del salario real, como consecuencia de lo anterior; las crecientes dificultades que enfrentan las economías de la región, particularmente Venezuela; la expectativa de una mayor revaluación; la persistente sustitución de producción nacional por importaciones; el menor dinamismo del gasto público, y, fundamentalmente, la pérdida de dinamismo del sector automotor, que impulsó el crecimiento de la producción durante 1993.
A ésta se suma el cambio en las reglas del juego que afecta el clima de los negocios. En contraste con la abundante liquidez del año pasado, recientemente se adoptaron medidas restrictivas al crédito, tanto interno como externo, que presionan el costo del crédito y dificultan el desarrollo en los procesos de inversión.
Y en cuanto a la pérdida de rentabilidad que caracterizó 1993, el bajo ritmo de devalúación registrado en el primer trimestre de 1994 -8.6 por ciento en promedio-, hace prever mayores dificultades en el sector de bienes transables.