Especiales Semana

Piedad Córdoba

La política, los derechos de las mujeres y las minorías son las obsesiones de esta mujer que aspira a la Presidencia de la República.

Lariza Pizano*
3 de diciembre de 2005

Una mujer hecha sentimiento". Con esta frase que le sirve de eslogan, Piedad Córdoba define su carácter. Una mujer de 50 años profundamente emotiva y romántica, capaz de guerrear y dar las más fuertes batallas cuando sus convicciones políticas se lo indican. Con un discurso impecable es capaz de cautivar grandes auditorios. Aun así se encuentra, como ella lo reconoce, en el terreno donde habitan las minorías de izquierda y donde militan los más radicales opositores al gobierno del presidente Álvaro Uribe. Así lo demostró en el pasado congreso liberal, cuando su rebeldía la llevó a anunciar la construcción de un movimiento de disidencia dentro de su partido. Porque no está de acuerdo, según ella, con las viejas formas de hacer política y con las visiones cortoplacistas y cómodas de ejercer el poder. Esta abogada, graduada de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín, se dejó llevar por la política desde muy joven. Desde cuando fue concejal de la capital antioqueña entre 1987 y 1989, siempre ha estado en cargos de elección popular. Primero, como diputada de Antioquia; después, como representante a la Cámara por ese departamento, y -hasta hace poco- como senadora de la República. Hace unos meses perdió su curul, cuando el Consejo Nacional Electoral determinó que había tenido lugar un fraude en las pasadas elecciones parlamentarias. Sin embargo, dejó ver su talante paisa. Decidió armar 'Poder Ciudadano', una fuerza liberal que promoverá candidatos a la Cámara en diferentes regiones del país y que promoverá el programa social que ella defiende. "Recuperaremos para la lucha la plataforma política del partido... a través de la oposición radical al sistema paramilitar y neoliberal, promoviendo coaliciones y alianzas con los sectores democráticos y resistentes al gobierno autoritario y a su reelección", señala. Entre las obsesiones de Piedad Córdoba siempre han estado los derechos de las mujeres y las minorías. No en vano, por eso realizó una especialización en derecho organizacional y de familia. Y ha liderado en el Congreso iniciativas para estos sectores: un proyecto de ley para sancionar la violencia intrafamiliar, otro que creó la Dirección de Equidad para las Mujeres, y uno adicional que aumenta las penas para los delitos sexuales, entre otros. A pesar de sus posiciones nacionalistas y de izquierda, Piedad Córdoba fue promotora de la reforma constitucional que en 1997 reestableció la extradición de colombianos. Y fue, además, una de las más duras críticas del proceso de paz con las Farc que se adelantó durante el gobierno de Andrés Pastrana, y en su momento dijo que "el Caguán no iba a llevar a nada". Sus posiciones contra el proceso se endurecieron aun más después de que fuera secuestrada por Carlos Castaño, en 1999. Quienes conocen a Piedad saben que su principal virtud es la fuerza. Y que tiene empuje para rato. Quedarse sin curul no la desanimó. Al contrario, la imppulsó para liderar su propio movimiento político y para confiar en que puede tomar decisiones en el largo plazo. Como la de aspirar a la Presidencia en el período 2006-2010, propósito en el cual seguirá invirtiendo buena parte de su cabeza, su intuición de mujer y, como ella misma lo destaca, todo su sentimiento. *Editora política de SEMANA