Especiales Semana

Por un país soñado

Colombia es un país de contrastes, pero cada vez hay más razones para creer en él. Aquí van varias de ellas.

27 de marzo de 2005

Colombia ha sido una Nación forjada por las adversidades. Pero en medio del conflicto, de la pobreza y la corrupción siempre ha tratado de salir airosa para fortalecer su institucionalidad y su democracia. Como cualquier lugar del mundo ha tenido mejores momentos que otros. A veces avanza dos pasos y se devuelve tres, pero nunca pierde su norte: conformar un Estado más incluyente y participativo. Pero basta mirar detenidamente algunos rasgos que hacen que este país sea más que un mapa, para descubrir que hay razones para creer que esta Nación -los colombianos y sus instituciones- jamás se dejará doblegar.

Muestra del empeño de la sociedad y sus instituciones por avanzar es la Constitución de 1991. A pesar de la controversia que ha suscitado en distintos sectores, su mayor valor es ser el resultado de un proceso de participación popular que les abrió las puertas a diversos grupos sociales, políticos e, incluso, a ex militantes guerrilleros (M-19) que decidieron dejar las armas para construir un país mejor desde la civilidad. Esta Constitución, con debilidades y fortalezas, acercó a los colombianos al Estado, les dio herramientas para ejercer sus derechos y acatar sus deberes.

Históricamente, el país ha hecho una defensa judicial de la supremacía de la Constitución. En esta tarea, la Corte Constitucional -que tiene un reconocimiento internacional que los colombianos no imaginan- ha tenido un rol fundamental. Ha ejercido con independencia y decisión, en procura de garantizar los derechos constitucionales a los ciudadanos, por encima de decisiones políticas e intereses particulares. Esto, como dice el magistrado Manuel José Cepeda, "contribuye al mantenimiento de la democracia y a la resolución pacífica de los conflictos", y es una razón para creer que no vamos tan mal como puede parecer.

Varias cosas han amenazado la gobernabilidad democrática de Colombia. El interés armamentista de muchos, la búsqueda del poder económico, político y social, la censura de prensa de algunos momentos, la misma corrupción. Hechos que inevitablemente desembocan en miseria y miedo. Pero siempre aparecen caminos para salir adelante. Para eso muchos colombianos trabajan en solitario, con sus comunidades, con la gente de sus regiones en medio de la pobreza y la guerra.

Este especial habla de ellos, que trabajan con las uñas, dando muchas veces lo que no tienen y exponiendo la vida misma.

Hay millones de colombianos que le hacen frente a la adversidad, que trabajan para que este país salga adelante. Pero aquí solo hay espacio para contar algunas historias.

Ellos, todos, las generaciones por venir y las presentes, la institucionalidad y el empeño en conformar entre todos un Estado más incluyente y justo son razones suficientes para creer en Colombia y dar todo por ella.