Especiales Semana

¿Por qué son importantes las cifras?

Medirnos es reconocernos y aceptarnos. Quizá esta es la mejor razón para tener cifras de nuestro país, de nuestro entorno y de nosotros mismos.

Camilo Herrera Mora*
30 de octubre de 2011

Las cifras tienen una función fundamental: compararnos. Ninguna cifra dice nada si no está definida en términos de otra cosa. Todos los días las usamos. Están hasta en nuestro lenguaje cuando hablamos de ‘minchas’ y ‘jurgos’. Pero algunos aún desconocen que la cuadrícula de manzanas de Bogotá tiene un sentido sobre pares e impares. Y pocos saben que tomar las ‘onces’ se refería a las once letras de la palabra aguardiente.

Los números y las cifras nos hablan más allá de su mismo dato. Según el historiador Adolfo Meisel, los colombianos aumentamos nuestra altura cerca de diez centímetros en un siglo, y si bien es estupendo ser más altos nos recuerda que las tallas de ropa, los tamaños de las sillas y la altura de mesas tienen que ser revisadas.

Las cifras sobre Colombia son abundantes. Van desde tener la mayor diversidad de ranas del mundo hasta ser uno de los principales exportadores de mariposas. Todo esto es posible porque en algún momento Carlos Lleras Restrepo, desde la Contraloría, decidió unificar todas las mediciones en lo que daría el origen al Dane de hoy.

Desde entonces, Colombia ha entrado en una cultura de información en la que el Banco de la República, las Superintendencias, los Departamentos Administrativos y los despachos municipales publican de manera continua información fundamental para la toma de decisiones. Igualmente, el sector privado publica información de manera continua y esto sucede más aún en el momento en que muchas empresas comienzan a vender acciones en la bolsa.

Los números en Colombia son una necesidad para el proceso que estamos viviendo. Por ejemplo, hoy comprar un carro nuevo vale 64 salarios mínimos mensuales mientras que hace diez años valía 124.

En los colegios debemos profundizar en el uso de los números y de la matemática; el tema es necesario para el rendimiento deportivo, la cultura financiera (que nos hace mucha falta) y el fomento de músicos.

Lo que no se mide no crece. Hasta hace no muchos años no sabíamos cuántas marcas había en el país, cuántas hectáreas cultivadas, ni mucho menos cuántos desechos vertíamos a los ríos. Hoy tenemos regulación marcaria, incentivos agrícolas y tasas ambientales de contaminación.

Cada segundo alguien toma una decisión en el país y son pocos los que las evalúan con datos, olvidando que tener buena información es la mejor forma de comprar tiempo y reducir el riesgo en la toma de decisiones. Mientras que los que comprenden que seis de cada diez colombianos ganan diario y, por lo tanto, compran diario, saben cómo definir con más claridad sus propuestas y beneficiarnos a todos.

Pensando en el futuro del país debemos comprender que nuestra tasa de natalidad disminuye, que encontramos más petróleo y que estamos pasando de mano de obra no calificada a empleos de servicio al cliente especializados. El país cambia y los números nos anticipan estos procesos. Por esto no es solo fundamental tener cifras, sino saber interpretarlas y aplicarlas.
 
*Presidente de Raddar Consumer Knowledge Group