Especiales Semana

A PRECIO DE ORO

La saturación de la construcción en Bocagrande y la contaminación de la bahía convirtieron los terrenos de la zona norte de Cartagena en unos de los más costosos del país.

4 de agosto de 1997

Hasta hace cinco años la zona norte de Cartagena era un terreno baldío, habitado por pescadores de los pueblos de La Boquilla, Arroyo de Piedra, Arroyo Grande y Galerazamba, que vivían en condiciones extremas de pobreza. El principal atractivo de esta zona pesquera era la exquisita comida que las mujeres preparaban en sus casas en estufas de carbón.
Este panorama, que parecía perpetuarse, comenzó a cambiar cuando las autoridades locales prohibieron por tiempo indefinido la actividad constructora en el sector de Bocagrande -por los graves problemas ecológicos y ambientales que se estaban presentando en la zona- y los inversionistas descubrieron que en la zona norte estaba el mayor potencial de desarrollo turístico y urbano de La Heroica.
Lo que nadie sabía era qué precio tenían esas tierras olvidadas del norte. Sólo en 1992, cuando Manuel Tejedor, un humilde campesino de la Boquilla, decidió legalizar su predio de 19 hectáreas luego de haberlo ocupado durante 38 años, los cartageneros se dieron cuenta del valor real de esas tierras.
Proyectos pioneros
Las perspectivas mejoraron aún más en mayo de ese año con la puesta en funcionamiento del anillo vial que descongestionó en forma definitiva la ciudad y logró conectar la antigua carretera de La Cordialidad con la nueva autopista al mar.
Ante estas favorables condiciones las brújulas de los grandes empresarios e inversionistas apuntaron hacia el norte de la ciudad, en donde, desde esa época, empezó a gestarse un acelerado proceso de desarrollo turístico y residencial.
Entre los proyectos pioneros en este sector se destaca el Hotel Las Américas Beach Resort. Este complejo hotelero está construido en un lote de 14 hectáreas en la región de La Boquilla y fue inaugurado en junio de 1994. Actualmente cuenta con 251 habitaciones con vista al mar, 400 metros de playa y la más moderna infraestructura en recreación y servicios, que lo convierten en uno de los mejores hoteles de playa de la ciudad.
Luego, y un poco más al norte, a orillas del Arroyo Guayepo, a lo largo de la vía Cartagena-Barranquilla, comenzaron a desarrollarse otra serie de proyectos de gran futuro según los conocedores. Entre ellos están el complejo turístico Boca Canoa y el condominio Los Morros, el cual pertenece al Grupo Rodrigo Puente y J. Villegas S.A.
Control ambiental
El desarrollo de la zona no ha sido más rápido debido en buena parte a la crisis de la construcción que atraviesa el país desde hace dos años. De los 40 proyectos que harán parte de la nueva zona turística y residencial del norte, entre Cartagena y Barranquilla, 15 están en construcción, 20 en estudio y los 5 restantes en operación.
Otro elemento que ha hecho lento el proceso ha sido el estricto control ambiental impuesto por las autoridades. Con el ánimo de promover un desarrollo sostenible y evitar la deforestación masiva el Ministerio del Medio Ambiente expidió una serie de normas con el fin de evitar la construcción masiva que ponga en peligro el equilibrio ecológico.
Y aunque se han presentado algunas quejas -pues algunas construcciones han tenido que ser incluso demolidas- lo cierto es que ese control que están ejerciendo las autoridades locales y nacionales ha permitido un desarrollo urbano planificado y ha dado excelentes resultados no sólo en el terreno ecológico sino también en el económico.
La valorización de las tierras no ha descendido a pesar de la crisis económica que vive el país. Por el contrario, un metro cuadrado en la zona norte de Cartagena cuesta mucho más que un metro cuadrado en el exclusivo sector residencial de los Rosales en Bogotá.