Especiales Semana

Que lloren y pataleen

Expresar los sentimientos es un arma que los hombres deben aprender a usar. Ayuda a prevenir enfermedades y a tener una vida emocional saludable.

2 de junio de 2012

Para los hombres no es suficiente haber nacido varones, sino que tienen que demostrarle a la sociedad machista que lo son. Viven en una lucha constante por apartarse de cualquier actitud que quepa dentro de lo que culturalmente se ha catalogado como 'femenino'. Por eso, muchas veces evitan expresar emociones que los hagan ser percibidos como vulnerables.

Según especialistas como Javier Omar Ruiz, director del colectivo Hombres y Masculinidades, esa represión puede acarrear problemas como usar la violencia como mecanismo liberador, tener dificultades en las relaciones interpersonales y hasta incrementar el riesgo de sufrir alcoholismo, drogadicción, incapacidad para manejar el estrés y poca habilidad para procesar situaciones negativas.

Al parecer, las expresiones afectivas protegen la salud. El magíster en Psicología Diego Castrillón coincide en que expresar libremente los sentimientos hace que los hombres sean menos propensos a sufrir enfermedades como hipertensión, colesterol, triglicéridos altos y otros riesgos cardiovasculares.

Seguir creyendo que un hombre lo es en la medida en que evita exteriorizar sus emociones es un problema para la sociedad. El director del colectivo explica que marcar un patrón de conducta masculina es deshumanizante, pues las emociones no son un asunto de género. Y agrega: "En un sistema patriarcal como en el que vivimos, a los hombres se les niega el mundo emocional a tal punto que se sienten avergonzados de expresarse, mientras a las mujeres se les da características de hipersensibilidad".

Pero este comportamiento machista viene cambiando, aunque a paso lento. El doctor en Psicología Carlos Parales aclara que cada vez los hombres son más desinhibidos, se preocupan más por la apariencia física, por el hogar y por pasar tiempo con sus hijos. Sin embargo, el contexto actual exige independencia, fortaleza y tenacidad a hombres y mujeres, lo que hace que esta transición sea muy lenta. "Las personas evitan ser vistas como débiles y no buscan ayuda cuando la necesitan".

Aunque Javier Omar Ruiz también cree que la situación va cambiando, dice que muchas de las pautas de crianza se mantienen. "Todavía a muchos niños les dicen que los hombres no lloran y a otros se les enseña con el ejemplo a tener poco contacto amoroso".

Por su parte, Castrillón explica que la sociedad no está preparada para tener hombres hipersensibles o que se muestren vulnerables, porque dejarían de cumplir con uno de sus roles en la pareja: la mujer lo debe percibir como un coequipero estable. "Biológicamente y en nuestra construcción social los machos deben ser los fuertes. En casi todas las culturas los hombres son la fortaleza". Según el psicólogo, no es necesario para esto llegar a la inhibición, pues neurológicamente los hombres son menos emocionales que ellas.

Los tres expertos coinciden en que los hombres actuales quieren ser distintos. Como lo explica Castrillón, "los viejos son los robles, los jóvenes son sensibles y capaces de expresar sus sentimientos sin que la sociedad tenga problema con eso, y a los que estamos en la mitad nos criaron los viejos y queremos ser como los jóvenes".