Especiales Semana

¡Quién da más!

Colombia ha hecho importantes avances en banca con las tarjetas de crédito. Los beneficios financieros y los estímulos tributarios han disparado su uso.

29 de julio de 2006

Para Iván Mateus el día comienza con la preocupación de comprarle un regalo a su novia que está de cumpleaños. Pero como no tiene un peso, recurre a su carné de salud que lo identifica como usuario de medicina prepagada y le sirve como tarjeta de crédito. "La puedo utilizar para compras en cualquier establecimiento. Además, no pago cuota de manejo y recibo la devolución de dos puntos del IVA", dice.

En términos generales, el esquema de pagos y compras se transformó. La combinación de entidades financieras y empresas, bajo la modalidad de marca compartida, ofrece mecanismos de crédito con mayor ahorro para el consumidor e incentivos en financiación. Adicionalmente, tienen los mismos valores agregados que una tarjeta comercial en cuanto a préstamos sin garantía, asistencia médica en viajes y seguros de vida.

Sin embargo, el uso del dinero plástico ha sido impulsado no sólo por los estímulos tributarios, sino por la diversidad en los portafolios de los bancos. Hoy, casi todas las tarjetas han ganado mayores usos y se han convertido en elemento cotidiano de muchos. El objetivo para los actores es claro: jalonar las ventas y ser un instrumento disponible a la hora de la decisión de compra de sus clientes.

El banco Bbva, por ejemplo, estrena su producto Visa Financia 'U', dirigida a universitarios, con cupo de crédito permanente. La organización Colsánitas, en asocio con Banco Santander, le adicionó al carné de afiliación un cupo de tarjeta de crédito para facilitarle al usuario los pagos de salud y la realización de compras.

MasterCard y Multibanca Colpatria acaban de lanzar la tarjeta 'Comprafácil', dirigida a personas con bajos ingresos y que no tienen historia crediticia. Así mismo, Bancafé esta semana ingresa al mercado la 'Cuota Fácil', con igual concepto pero con un plus: el titular puede elegir el monto de la cuota mensual. "Quisimos llegar a un segmento de la población calificado como clientes potenciales para este producto, ofreciéndoles todas las ventajas y beneficios del dinero plástico", señaló Wilson Castellanos, gerente general de MasterCard para Colombia y Ecuador.

Actualmente, según Asobancaria, existen cuatro millones de tarjetahabientes en el país que, a diciembre de 2005, realizaron compras por 10,2 billones de pesos. "Esta es una muestra real de la confianza y la seguridad que estos medios de pago generan en los consumidores", afirma la presidenta de la Asociación Bancaria, Patricia Cárdenas.

Pero no todo es color de rosa, pues es aquí donde surge la pelea entre el comercio y los bancos por el tema de las comisiones de las tarjetas de crédito. Este tire y afloje provocó que los empresarios lanzaran las tarjetas de marca propia con ofertas muy tentadoras para estimular el consumo y afianzar la fidelización en la población que no ha tenido acceso a crédito. La principal característica es que sólo pueden ser utilizadas en el establecimiento que la emite.

Carrefour, con 80.000 clientes, hace seis meses lanzó la tarjeta Visa Carrefour Colpatria. El Éxito, a finales del año pasado, diseñó su tarjeta para los estratos 2 y 3. Olímpica renovó la tarjeta CrediSao y ahora tiene la tarjeta Olímpica. Por su parte, Makro, en noviembre anterior, creó la tarjeta Makro Sufinanciamiento, destinada a los pequeños comerciantes. Carulla Vivero se alió con Ripley para tener su propia tarjeta, y la última en entrar en escena fue HomeCenter, con Falabella, que en seis meses ya ha colocado más de 120.000 plásticos en el mercado.

Si bien el boom de las tarjetas tradicionales, como de marca propia, es el resultado del afán de estos sectores por mantener o incrementar las ventas, también es indudable que representa una gran oportunidad para quienes hasta ahora no habían tenido acceso a crédito.