Especiales Semana

RAFAEL URIBE URIBE

JUAN LOZANO
9 de noviembre de 1998


Rafael Uribe Uribe
Nació en Valparaiso, Antioquia en 1859. Murio asesinado de un hachazo a las puertas del congreso 1941.
Participo en las guerras civiles de 1876, 1885 y 1895 pero se destacó especialmente por su participación en las huestes liberales rebeldes durante la guerra de los Mil Días.
Despues de firmar el armisticio fue senador y diputado. Tambies represento al país en la Conferencia Panamericana de Río de Janeiro en 1907.

A CORDAMOS en darle muerte al general Uribe, para lo cual Leovigildo Galarza propuso que nos sirviéramos de unas hachuelas, pues yo tenía una y otra él, y nos vinimos directamente a la carpinteria y allí en la piedra de afilar la herramienta, afiló cada uno su hachuela", relató Jesús Carvajal, uno de los dos modestos artesanos condenados a 20 años de cárcel por su coautoría material del crimen de Rafael Uribe Uribe.
Los móviles del magnicidio, sin embargo, nunca se lograron esclarecer plenamente y es esta la fecha en la que aún se discute si Galarza y Carvajal, "obreros de tan baja extracción y de tan rudimentarin mentalidad " en las palabras de Anzola Samper, obraron por su propia cuenta o si, por el contrario =prosigue= "no fueron sino meros instrumentos de un crimen cuyos autores fueron otros individuos suficientemente poderosos y bien poseídos de la trascendencia de la muerte del general Uribe ".
Uribe, claro, resultaba incómodo para muchos sectores. Porque su voz parlamentaria recia no aceptaba mordazas, porque su pluma no conocía fronteras, porque sus seguidores del 'bloque' lo seguían con ciega idolatría, porque enfrentaba la reacción =liberal y conservadora= con coraje y lucidez, por que incorporaba a las agendas nacionales la vanguardia del pensamiento social, porque cargaba de contenidos éticos el debate económico y agrario en términos de equidad, redistribución y justicia, porque anticipaba el debate de las ideas socialistas, porque nada ni nadie amedrentaban su empeño progresista, porque estaba listo siempre para librar la batalla en el campo abierto, en el Salón Elíptico, en la faena diplomática, en la arena política, en el foro académico o en las páginas de sus propios diarios ideológicos, como El Trabajo, El Autonomista o El Liberal.
Lo cierto, en todo caso, fue que luego de haber permanecido hasta la madrugada alta del 15 de octubre de 1914, embriagados en las chicherías de ocasión de Puente Arrubla y Puente Núñez, desde el mediodía siguiente, afiladas ya sus hachuelas y ocultas entre sus ruanas, Carvajal y Galarza montaron guardia en la residencia de Uribe Uribe en la calle novena del centro histórico de Bogotá. Camino al Capitolio, solitario, desprevenido, sin guardia ni retaguardia, el general de las mil batallas se desplomó contra el pavimento, bañado de sangre y herido de muerte después de recibir sendas descargas de las hachuelas en su rostro y en su craneo.
"Yo he podido renunciar, como en efecto he renunciado, de una vez por todas y para siempre, a ser revolucionario con las armas, pero no he renunciado a ser un revolucionario y agitador en el campo de las ideas.
Cada mañana toco tropa a las que he venido profesando, y pasada la revista revaluadora, doy de baja sin pena a las que hallo inútiles para el servicio y las reemplazo por otras jóvenes y robustas". Ese era Uribe Uribe.
Conocido su itinerario vital tejido a golpes de guerra civil, construcción política y firmeza periodística, inspirador de la revitalización ideológica de su partido después de la Guerra de los Mil Días y opositor vertical a la poderosa Regenera ción de Núñez y Caro, su más entrañable legado se asocia con el sustrato conceptual para el liberalismo popular sobre el cual se habrían de edificar grandes plataformas de acción de su partido que le permitieron, durante muchas décadas en este siglo, portar airoso la antorcha de la justicia social, la libertad y la igualdad.