Especiales Semana

Salud sin fronteras

Desde hace algunos años un número cada vez más grande de extranjeros le debe su vida a Antioquia, gracias a un programa que promociona los servicios de salud de la región en todo el mundo.

3 de noviembre de 2002

En los ultimos años empezó a observarse en Medellín un gran número de extranjeros en las salas de espera de las principales clínicas y centros médicos de la ciudad. No se trataba de turistas desprevenidos que habían sufrido algún percance menor propio de las vacaciones. Estas personas habían viajado hasta la capital antioqueña con la esperanza de recuperar la salud perdida, a veces como último recurso.

La poca oferta de servicios médicos de calidad en Centroamérica y el Caribe, y el alto costo de los ofrecidos en Norteamérica, hizo que muchos pacientes empezaran a mirar a Medellín como una alternativa viable. El clima, el precio, la vocación de servicio y la cercanía geográfica hicieron que muchos se atrevieran a viajar a la capital antioqueña a pesar de la imagen que difundían los medios de comunicación de todo el mundo.

El pionero en la atención a pacientes extranjeros fue el Hospital Universitario San Vicente de Paúl, que para principios de la década de los 90 comenzó con los trasplantes de riñón, pero se extendió a otras instituciones y servicios, como neurocirugía, otorrinolaringología, cirugías plásticas y hasta servicios odontológicos.

Estas experiencias pronto se convirtieron en una oportunidad muy interesante. "Por iniciativa de Marta Lucía Ramírez, cuando era ministra de Comercio Exterior, un grupo de clínicas y hospitales hicimos un análisis de las ventajas competitivas y comparativas que podría tener Colombia para exportar, y en Antioquia encontramos que teníamos una muy buena posición para exportar servicios, especialmente de salud, por el alto nivel médico-científico de nuestras instituciones, por la calidad en la atención y en el servicio y por las especialidades que tenemos", dice Luis Ignacio Mejía, gerente de la Clínica Medellín.

En 1997, de la unión de entidades como el Hospital Universitario San Vicente de Paúl, la Clínica Medellín y el Centro Cardiovascular Colombiano Clínica Santa María, entre otras, nació el programa Salud sin Fronteras con el objetivo básico de promocionar a Medellín como un destino de salud.



Rapido crecimiento

Al empezar establecieron una meta anual de exportaciones de 500.000 dólares. Pero los primeros sorprendidos fueron los mismos miembros del grupo cuando para 1999 la cifra total llegó a 1.456.000 dólares. En ese mismo año el programa fue reconocido como el Mejor Proyecto Exportador durante el congreso de Analdex (Asociación Nacional de Exportadores). Durante los dos años siguientes la cifra alcanzó 1.871.000 dólares y 2.041.000 dólares respectivamente. Y si bien esta cifra aún no es muy alta las perspectivas muestran que pueden superar los 10 millones de dólares en pocos años. Eso sin contar todos los gastos de alojamiento y alimentación de los pacientes por varias semanas.

"Aquí consideramos que el conocimiento médico no puede tener nacionalidad y para nosotros es importante que una persona no se vaya a morir por una insuficiencia hepática, sea israelita, palestino, colombiano o venezolano", explica Guillermo León Valencia, coordinador de proyectos especiales del Hospital Universitario San Vicente de Paúl. Este aspecto, unido a la alta calidad de los trasplantes, hace que este tipo de intervenciones sean las más conocidas y solicitadas en el exterior.

Con el advenimiento del Atpa y el Alca se abren nuevas e interesantes posibilidades para el sector. "El Ministerio de Comercio Exterior y Proexport están tratando de que la Dian reconozca que esto es exportación, pues hasta ahora si no hay pago en el exterior por los servicios no se considera como tal", anota Valencia. Esto requiere un cambio en la legislación colombiana.

La experiencia de Salud sin Fronteras ya ha empezado a replicarse en otros lugares del país. En Bogotá, por ejemplo, Salud Capital comienza a buscar las condiciones que permitan promocionar los servicios médicos de la ciudad. Con estas perspectivas tal vez no esté muy lejano el día en que Colombia sea considerada como un oasis de salud en Latinoamérica.