Especiales Semana

SAN ANDRES

13 de junio de 1988

SIMON GONZALEZ
"LA BARRACUDA ESTABA CELOSA"
Simón es todo un personaje. Es un poeta, es un brujo, es un administrador... pero sobre todo es un loco enamorado de sus islas. Del Archipiélago de San Andrés y Providencia, del cual fue intendente desde 1982 hasta hace pocos días. Su renuncia dio mucho de qué hablar. Los colombianos tal vez pensaban que "Simón" gobernaría las islas hasta su muerte. Y lo pensaban así porque era una relacíón perfecta. Era el hombre adecuado para una tierra de ensueño y de soñadores.
Para una tierra donde todo es poesía.

Pero el hecho es que Simón González Restrepo, después de una brillante administración, se retira de su cargo.
Ahora seguirá pendiente de los destinos del Archipiélago desde algún rincón de su Old Providence, al lado de la barracuda de los ojos verdes. Por lo pronto quedan sus grandes obras, como la planta de reciclaje de basuras o la planta de desalinización.
Y de manera especial, queda su espíritu ambulante que cada día recorría los refugios de los pescadores y los talleres de los artesanos, para contagiarlos con el buen ánimo que lo caracteriza.

Simón González habló con SEMANA de estos temas románticos, y tamblén de números y presupuestos.

SEMANA: ¿Por qué se retira de su cargo de intendente?
SIMON GONZALEZ: Porque la barracuda de los ojos verdes y lágrimas azules estaba celosa. Quería que me fuera a su lado... Yo lo pensé mucho. Incluso, hace un par de meses, pedí una licencia y me fui al Tibet a meditar. Allí estuve con mis hermanos mayores y ellos me aconsejaron el retiro. Pero eso no importa: lo importante fue haber sembrado tanto durante estos seis años. En todo caso seguiré trabajando por las islas.

S.: ¿A qué se va a dedicar?
S.G.: Soy de la mar y seguiré viviendo en la Vieja Providencia. Pero por ahora soy un desempleado amoroso... solo tengo el ofrecimiento de la barracuda... Voy a esperar las sorpresas de la vida. Meditando, en el Tibet, presentí cosas fantásticas. Mis hermanos me aseguraron que vendrían cosas muy buenas.

S.: A usted, que es un poeta, ¿no lo aburrió el trabajo de oficina?
S.G.: Yo era feliz viendo balances. Yo me ponía a cantar cada vez que comprobaba que el Archipielago iba mejor. Cada vez que veía las cuentas en los bancos.
Y, en todo caso, yo siempre recorría la isla.
Durante seis años, todos los días visité las obras y conversé con la gente.

S.: Es famosa la historia del día en que hizo llover. ¿Qué otros milagros produjo?
S.G.: No son milagros.
Son hechos reales y son de todos los días. Tal vez no exista uno especial.
Pero así como ese día organicé una marcha para hacer llover, así mismo todos los logros tuvieron ese ánimo optimista y esa gran esperanza de los isleños.

S.: A propósito de logros, ¿cuál fue el mayor?
S.G.: Al recorrer la isla, uno se da cuenta que no existe un solo rincón donde no se haya hecho algo: desde colocar un techo en las casas de los pobres, hasta haber construido el Palacio de Gobierno más bello del mundo. Este es el mayor logro, haber hecho tantá poesía en las islas.

S.: ¿ Y su mayor decepción en estos seis años?
S.G.: En San Andrés ninguna. La única decepción es ver que en el resto de Colombia no se hace lo mismo.

S.: Hagamos un balance de su paso por la intendencia...
S.G.: En 1982, cuando recibi el cargo de manos del presidente Betancur, el presupuesto era de 700 millones. No había una sola obra del gobierno en funcionamiento.
En los bancos había 15 millones de pesos, y se debían 90. Las cosas han cambiado. Este año el presupuesto para el Archipiélago supera los 5 mil millones de pesos.
Además la distribución de este dinero es de admirar. Es algo que no ha logrado ningún gobierno en el mundo. El 70% está destinado a la inversión y apenas un 30% se va en funcionamiento.
Esta es la verdadera revolución. Para lograrlo basta con ser honrado con imprimirle amor a cada una de las obras y con no dejarse manejar: hay que estar siempre por encima de los partidos, e incluso por encima de la Constitución, si uno sabe que está haciendo el bien. No hay que enredarse como los políticos que creen que para hacer obras buenas hay que cambiar la Carta Magna.

S.: ¿Hay un verdadero patriotismo en las islas?
S.G.: Lo invito a presenciar en San Andrés las celebraciones del 20 de julio. Posiblemente no encuentre más entusiasmo en otro sitio. Hay que ver lo que son 10 mil jóvenes desfilando al compas del Himno Nacional en ritmo reggae.

S.: Y los continentales, ¿son patriotas con San Andrés?
S.G.: Hoy en día sí.
Considero que esa fue una de mis obras. Había que cambiar la imagen errada que se tenia de las islas. La gente pensaba que esto era, simplemente, un "sanandresito" gigante. El comercio es muy importante, claro, pero en el archipiélago hay muchas más cosas para contemplar.

S.: ¿ Volvería a aceptar este cargo?
S.G.: Yo voy a seguir en el cargo, sólo que ahora no me van a ver.

S.: Usted le dio mucho a las islas. ¿Qué le dieron ellas a usted?
S.G.: Lo mejor de todo es que-la gente se acostumbro a decirme, simplemente, Simón. Eso fue lo mejor que recibi: la sonrisa de los niños cuando me llamaban "brother Simón".

S.: ¿Cómo ve a Hidalgo May Garcia en su remplazo?
S.G.: Excelente. Yo mismo lo propuse. El fue uno de mis primeros alcaldes. Después lo nombré secretario de Desarrollo y Obras Públicas y demostró sus grandes capacidades. El conoce muy bien a la gente, y va a gobernar con la altura que merece esta hermosa región de Colombia. --