Especiales Semana

SEGUNDA MUESTRA TEXTIL COLOMBIANA

22 de septiembre de 1986

DE LA SEMILLA AL VESTIDO
Entre el instante simple en que un campesino arroja a la tierra las semillas que meses después se convertirán en algodón y el momento mágico escogido por una muchacha de ojos claros para lucir un traje nuevo con flores estampadas, pueden intervenir más de medio millón de colombianos vinculados de una u otra forma con la industria textil nacional.
Medio millón de colombianos empleados directa o indirectamente con todas las empresas que se ponen en movimiento con esa simple semilla que germinará y encuentran su razón de ser con el estreno de ese vestido por parte de una muchacha.
Para ese medio millón de personas (campesinos, agricultores, vendedores de pesticidas, pilotos de avionetas, vigilantes, cocineros, choferes, técnicos, diseñadores, etc.), existe un lenguaje particular que los demás, los que apenas se limitan a usar esos productos diariamente, apenas toman en cuenta a pesar de utilizarlo cotidianamente.
Es un lenguaje simple compuesto por términos como "estampados", "viscosas", "seda", "preteñidas" y centenares de palabras que tienen su significado preciso, que son usadas por industriales y comerciantes y vendedores como materialización de la labor de uno de los sectores económicos más ambiciosos e importantes de Latinoamérica.
Una rápida mirada a algunos aspectos de ese vocabulario particular permite detectar en parte lo sonoro y lo hermoso de algunas de esas palabras, y también el sentido de magia que hay en ese proceso que comienza con la siembra de la semilla y culmina o, más bien, se prolonga con ese vestido para mujer o para hombre colgando de una percha o colocado sobre un cuerpo anónimo.
Las telas, por ejemplo, tienen varias divisiones. Hay telas "estampadas" a las cuales han sometido a un proceso de dibujos por medio de rodillos especiales.
Hay otras telas llamadas "teñidas", de un solo color, las cuales como su nombre lo indica, han sido teñidas con colorantes químicos o naturales especiales.
Otras son llamadas "crudas", no están sometidas a proceso alguno, tienen el color natural, sus tonos originales.
También están las telas "preteñidas" compuestas por hilos que han sido teñidos previamente y con los cuales se arman las figuras, los dibujos.
No todas las telas tienen los mismos componentes o mezclas.
Hay telas compuestas sólo por algodón, en un ciento por ciento. Hay otras que tienen 65 por ciento de poliéster y 35 por ciento de algodón. Otras contienen 80 por ciento de poliéster y veinte por ciento de algodón.
¿Para qué les ponen más o menos poliéster a las telas? Porque el poliéster le da más apariencia de seda, más suavidad, más brillo y además se arrugan menos.
Si se quiere que las telas sean más brillantes, entonces se les aplica más "viscosa".
Las telas están compuestas por fibras y las fibras pueden ser de dos clases: las naturales y las sintéticas o artificiales.
Las fibras naturales vienen del algodón o la lana.
Las fibras sintéticas vienen del acrílico, el nylon, la viscosa y el rayon.
El proceso para la confección de las telas con fibras naturales es largo, pero sencillo.
Cuando se han recogido el algodón y la lana, se pasan por la desmotadora, una máquina encargada de quitar las semillas, el mugre y otras impurezas que trae el material.
De ahí el material pasa al proceso de "hilatura". Este se aplica también a las fibras sintéticas.
Las máquinas que logran la hilatura convierten ese material en hilazas o sea, se urde el hilo, se forman esas líneas delgadas.
Luego viene el proceso de los telares: se teje la tela o sea, nace la tela por medio del cruce y entrecruce de los hilos, en sentido horizontal (se llama "trama"), y en sentido vertical (se llama "urdimbre").
De los telares, ya con la tela formada, se pasa al proceso de acabado o sea, la tela será "estampada", será "teñida" y sometida a otros procesos con el fin de darle la apariencia que se busca, de un solo color o con dibujos. La tela queda lista para ser usada.
Colombia es de los pocos países donde se cultiva, se procesa y se logra el acabado de las telas que produce, ya que en otras naciones hay que importar las materias primas, como la lana y el algodón.
Qué significa la palabra "hilaza" se preguntarán algunos lectores: es el hilo que compone la tela y tiene distinto calibre de acuerdo con el espesor de la tela.
Las fibras sintéticas tienen distintas procedencias.
Algunas vienen del petróleo: el nylon, el poliéster, el acrílico.
Otras proceden de la madera, de la pulpa de la madera, como el rayon y la viscosa.
La industria textil recibe estas fibras sintéticas en forma de hilos gruesos que son sometidos, como ya se vio, a los distintos procesos hasta alcanzar la tela.
Hay numerosas clases de telas.
Los "driles", por ejemplo, para confeccionar uniformes de colegio y trabajo, telas gruesas, con 100 por ciento de algodón.
Los "índigos", de enorme aceptación, utilizados en la fabricación de jeans y prendas informales.
Los "preteñidos", utilizados en la confección de camisas de hombre, blusas y batas.
Las "lonas" se usan en la fabricación de zapatos, en abrasivos y marroquinería.
Las telas de algodón se emplean en ropa de cama, tela para artículos de limpieza, pañales, forros y otros productos similares.
Los "linos" también están compuestos totalmente de algodón.
Según los industriales consultados, en Colombia, teniendo en cuenta la infraestructura industrial montada, cualquier tela, por muy sofisticada que pueda ser, se alcanza a procesar y se ha dado el caso de que algunas de nuestras fábricas han recibido importantes pedidos para procesar telas muy finas y delicadas, además de costosas.
Como se puede observar, el léxico empleado por este sector industrial es interesante, llamativo y hasta los nombres de las maquinarias utilizadas también tienen un encanto, y una "abridora", por ejemplo, es una que, obviamente, abre el algodón y otra que sirve para "cardar", es la que va separando las fibras y las "hiladoras", que forman el hilo y así sucesivamente, los "telares", la "estampadora", "teñidoras", las que "traman" o fijan los dibujos, las "sanforizadoras" que evitan el encogimiento de las telas, las "revisadoras y picadoras" que cortan los rollos de telas en tamaños normales.
Una terminología casi mágica detrás de la cual, se encuentra todo un complejo industrial que proporciona trabajo directo e indirecto a medio millón de colombianos.