Especiales Semana

SIN PENA NI GLORIA

El reinado de Tatiana Castro pasará a la historia como uno de los más fríos y enigmáticos.

11 de diciembre de 1995

TATIANA CASTRO pasó a formar parte de la galería de las ex señoritas Colombia, un título que en algunas ocasiones es más importante que el de ostentar el de reina de Colombia. La razón: las puertas de los contratos en modelaje, televisión y actuación se abren de par en par.
Muchas de ellas -Paola Turbay, Carolina Gómez, Paula Andrea Betancourt, Luz Marina Zuluaga- son mucho más importantes que durante el propio año en que reinaron. Hoy, las cuatro tienen mucho más trabajo que cualquier otro ejecutivo colombiano. Paola, Paula Andrea y Carolina permanecen más tiempo en el exterior que en sus casas. Modelan para importantes agencias en Estados Unidos y han sido portada de prestigiosas revistas y periódicos nacionales e internacionales en los que anuncian marcas exclusivas de ropas, perfumes y relojes.
En Colombia sólo trabajan si el contrato que les ofrecen es exclusivo o cuando llegan las fiestas de noviembre y sus representantes se mueven como pez en el agua en busca de las mejores ofertas para que sus pupilas sean las estrellas de los informes especiales del reinado.
Ese será el mundo en el que comenzará a vivir Tatiana Castro. Una mujer enigmática, que pocos llegaron a conocer de verdad. Introvertiva, de pocas palabras, protagonista de un amor a lo Corín Tellado, en el cual estuvieron involucrados dos pesos pesados: el hijo de Julio Mario Santo Domingo y un petrolero texano. Ella estuvo en el ojo del huracán y cuando le preguntaron sobre esas dos relaciones contestó que había algo de cierto, pero también muchas mentiras. Al final, como en los cuentos de hadas, el texano terminó por acompañarla a Namibia a Miss Universo y después la invitó, junto con algunos de sus familiares, a pasar unos días a Houston para que se recuperara del ajetreo de un concurso en el que las mujeres colombianas se habían convertido en estrellas en los últimos tres años. Muchos pensaron que con Tatiana Castro por fin Colombia tendría otra Miss Universo que le hiciera compañía a Luz Marina Zuluaga.
Sin embargo las cosas fueron muy diferentes. Tatiana quedó a mitad de camino y las críticas llovieron de inmediato. Muchos le reprochan su timidez, su desgano y la falta de carisma para enfrentar los grandes retos. Ella se defiende diciendo que es una mujer de fuerte personalidad y de gran temperamento y que para brillar no necesita convertirse en tema central de cocteles y reuniones. Pero otra cosa muy diferente piensa la gente que vive metida en el mundo de las reinas. Muchos consideran que Tatiana fue de esas reinas que cumplieron su papel más por compromiso que por gusto. "Siempre tenía un pero para hacer las cosas", dijo uno de sus críticos.
En su año de reinado son muy pocas las cosas que hay para rescatar: apenas los compromisos oficiales que cumplió con los patrocinadores y las directivas del Reinado. El trabajo que hizo por su fundación no tuvo la divulgación suficiente y muchos creen que su labor quedó a mitad de camino. Otros la defienden con el argumento de que a Tatiana hay que saberla entender. Que hay que darle tiempo porque ella tiene mucha madera para salir adelante. Pero parece que ni su chaperona oficial, Liliana Blanco, logró descifrar la personalidad de su pupila. Al final la ex señorita Colombia decidió que la agenda y sus compromisos los manejaba ella directamente, y Liliana Blanco para evitar enfrentamientos y polémicas decidió apartarse un poco de su papel de chaperona y desde la barrera prefirió seguir el diario acontecer de la ex reina nacional.
En Cartagena, sus últimos días pasaron sin pena ni gloria. En los desfiles en los que participó fueron pocos los aplausos que recogió. Ella siempre estuvo distraída, sin ganas de participar en las fiestas del Corralito de Piedra, y prefirió la soledad y la tranquilidad de su cuarto real que guardará para siempre los secretos de la ex señorita Colombia. Quizás ese tiempo lo invirtió en hacer un balance del año que pasó y recordar con nostalgia que hace 365 días los colombianos le dieron la bienvenida al mundo de la vanidad y la fama.
Tatiana regresa de nuevo al mundo de los mortales. Quiere terminar la carrera de arquitectura que interrumpió para meterse en el mundo de las reinas. También hay planes para modelar, las ofertas de Estados Unidos y Europa están sobre el tapete. Sólo hay que saber jugar las cartas para lograr el mejor resultado. La vida le ofrece otra oportunidad, ojalá en esta ocasión le saque provecho. Ella cree que así será y que el tiempo le dará la razón porque siempre ha estado convencida de que para triunfar sólo hay que tener ganas y, según sus propias palabras, eso lo tiene de sobra.-