Especiales Semana

Sobre ruedas

La industria colombiana está en franca recuperación y augura que seguirá floreciendo el año entrante.

28 de noviembre de 2004

Cualquier economista extranjero se sorprendería al saber que en Colombia las ventas de vehículos están creciendo a un ritmo de 25 por ciento anual. O que en los últimos 12 meses la producción de electrodomésticos aumentó en más de 18 por ciento. Lo mismo les ha ocurrido a los proveedores de insumos para la construcción, con mejores cifras en sus balances desde el año pasado. Son señales de que la industria colombiana pasará el año con buenas notas.

Hasta agosto de 2004, la producción y las ventas de la industria crecieron cerca de 5 y 4 por ciento respectivamente, según la más reciente encuesta manufacturera del Dane. La operación de las plantas se ha ampliado tanto que la capacidad de producción utilizada, que en lo peor de la crisis de finales de los 90 llegó al 61 por ciento, hoy es superior a 70 por ciento. Otro indicador diciente es el crecimiento de la demanda de energía, que entre enero y octubre de 2004 aumentó cerca de 2,4 por ciento respecto al mismo periodo del año pasado, según reportes de ISA.

Aunque la mayoría de los sectores industriales han tenido un buen desempeño, el crecimiento ha sido desigual. Dentro de los ganadores están los exportadores. Para ellos, la buena noticia de 2004 fue sin duda la recuperación del mercado venezolano, una economía que después de caer 7,6 por ciento en 2003 tendrá un crecimiento superior a 12 por ciento este año. Las ensambladoras de automóviles, por ejemplo, hasta agosto pasado habían exportado 120 millones de dólares, cuando en todo 2003 no alcanzaron a vender 15 millones. La subida en el precio del petróleo ha enriquecido la economía venezolana y ha permitido que su gobierno gaste más y, por esa vía, impulse la demanda.

A otros que les fue bien fue a los sectores relacionados con la construcción. Las cementeras esperan cerrar el año con un incremento de 5 por ciento en su producción, aunque apenas utilizan alrededor de 55 por ciento de su capacidad instalada y todavía están lejos de llegar a los picos registrados a mediados de la década pasada. Las siderúrgicas, de otra parte, han hecho inversiones para aumentar su producción, en un entorno de precios altos, presionados por la demanda mundial de acero.

También están contentos los fabricantes de bienes durables, como muebles, aparatos eléctricos o automóviles, empujados por una mayor demanda interna.

Ese mejor ánimo de hogares para renovar sus enseres contrasta con las debilidades en el consumo de productos como alimentos. Las ventas nacionales de esta industria apenas crecieron 0,6 por ciento en los nueve primeros meses de 2004 frente al mismo periodo de 2003, según la encuesta de la Andi. Todos los colombianos no han sentido la recuperación económica por igual, por lo que la demanda de buena parte de la población, presumiblemente la más pobre, todavía sigue floja.

Los industriales también enfrentan la revaluación, que no sólo golpea sus ingresos por exportaciones sino que hace más atractivo el contrabando. A la vez deberían beneficiarse de un menor costo de los insumos importados, pero el aumento en el precio de las materias primas en el mundo - por ejemplo, los derivados del petróleo- ha afectado sus ganancias.

La industria es optimista frente al 2005. El índice de confianza de los industriales que construye Fedesarrollo se ha mantenido en niveles altos, superiores a los de 2003, algo que debe terminar reflejándose en sus decisiones de inversión. En efecto, casi 63 por ciento de las empresas encuestadas por la Andi tienen previsto invertir en modernización o ensanche de sus instalaciones en 2005. Que los buenos vientos se mantengan dependerá de la estabilidad del dólar y de las tasas de interés, de que el mercado venezolano -tradicionalmente volátil- siga recuperándose y de que la mejoría en el bolsillo de más colombianos los anime a gastar en forma.