Especiales Semana

Socorro Ramírez

Candidata a la Presidencia de la República en 1978 con las banderas del feminismo socialista, hizo parte de la comisión de paz durante el gobierno de Belisario Betancur.

Luz Jaramillo Campo*
3 de diciembre de 2005

¿Por qué es importante Socorro Ramírez? Su tenacidad en todas las tareas que ha emprendido en la vida, siendo pionera y abriendo brecha para las mujeres, sin duda la pone a la vanguardia al defender ideas que sólo 20 ó 30 años después son motivo de discusión y de apertura en el país. Desde los 10 años, en su ciudad natal, Neiva, empezó su actividad hacia la gente en los barrios marginados con grupos cristianos donde, según ella lo cuenta, "les ayudaba a limpiar la casa a las mujeres". A principios de los 70 llegó a Bogotá como maestra y empezó a abrirse espacio como mujer dirigente en el sindicalismo, no existía ninguna en los cuadros directivos. Fecode era el cascarón, se dedicó a viajar por el país convenciendo a los sindicatos en las regiones de fortalecer la organización. Se puso una coraza personal y tuvo que trabajar 10 veces más que los hombres para hacerse respetar. A su vez, entró de lleno a la política militando en el socialismo. Estuvimos varios años juntas e iniciamos con reuniones en el local del partido lo que se podría llamar una segunda etapa del feminismo en el país, después de las luchas de las mujeres en la primera mitad del siglo pasado por lograr el derecho a la educación, al manejo de sus bienes, a elegir y ser elegidas. Muchas organizaciones de mujeres con diversas tendencias surgieron en el país, entre ellas las que nos cuestionaban pertenecer a un partido político y a la vez ser feministas. En 1978, a sus 24 años, Socorro se lanza como candidata a la Presidencia. La campaña fue una tribuna de denuncia política y de planteamientos, como la despenalización del aborto, la libre opción sexual y los derechos de los homosexuales. Socorro se montaba sola en un bus con un megáfono. Ponía la bandera, llamaba a la gente y echaba su discurso. Belisario la nombró en la Comisión de Paz junto con ministros y ex ministros. Las únicas personas de 'lavar y planchar' eran ella y Alberto Rojas Puyo del Partido Comunista. Nuevamente recorrió el país y, después de tanto antiestatismo de izquierda, se dio cuenta de que el Estado no regulaba nada, la diversidad, el pluralismo y la dinámica del país iban por otro lado. Cuando ocurrió la toma del Palacio de Justicia le entregó su renuncia a Belisario y empezó otra etapa de su vida, la académica. Hizo una maestría y un doctorado en París sobre relaciones internacionales. A su regreso entró al Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (Iepri), de la Universidad Nacional. Lleva 10 años investigando los problemas fronterizos desde el punto de vista de la integración, no de una línea limítrofe que nos separa, porque somos pueblos hermanos con historias y oportunidades culturales, comerciales y ecológicas compartidas. Planteamientos que expuso ante el Congreso de Estados Unidos, en Washington. Le ha entregado su alma a cada una de las etapas de su vida, pero la que ha moldeado su vivencia es la transformación que proporciona la lucha feminista. *Socióloga