Especiales Semana

Un buen vividero

A pesar de que Norte de Santander aún no ve los beneficios del restablecimiento de las relaciones entre Colombia y Venezuela, sigue siendo el departamento productor de una de las mejores arcillas del mundo y uno de los pocos en los que todavía hay tiempo para almorzar y hacer siesta en la casa. Retos y proyectos de la región para el segundo semestre de 2011.

22 de agosto de 2011

Para bien y para mal, la suerte de Norte de Santander ha estado estrechamente relacionada con la de Venezuela, y durante años, esta región fue símbolo de las exitosas relaciones comerciales entre los dos países. Pero desde julio de 2010, cuando rompieron relaciones, se le conoce por los cien millones de dólares que le adeuda Venezuela, causantes del cierre de cerca de setecientas empresas y de un desempleo que ronda el 19 por ciento.
 
Estar en la zona de frontera le ha significado a Norte de Santander sumar a su mercado natural alrededor de veinte millones de venezolanos con mayor poder adquisitivo que el colombiano promedio, pero también depender de las buenas o malas relaciones entre los dos países y de las decisiones de un gobernante impredecible.
 
“El gobierno nacional le descargó a Venezuela el desarrollo de la región. Cuando el país vecino está bien, Norte de Santander se llena de comercio. Pero cuando la crisis llega a Venezuela, el problema se traslada a Cúcuta”, explica Rodolfo Mora, presidente de Fenalco Norte de Santander, quien está radicado en la capital del departamento desde hace cuarenta años.
 
 Lo cierto es que esta región es mucho más que el paso obligado de tractomulas y camiones que llevan mercancía nacional al país vecino (para ser precisos, el 70 por ciento de las exportaciones) o la zona donde los venezolanos vienen a comprar más barato. Es, en realidad, un territorio colombiano destacado por su producción de arcilla, caña de azúcar, cacao, palma de aceite, calzado y confecciones. Anualmente, extrae dos millones de toneladas de carbón y tiene reservas de alrededor de ochocientos millones de toneladas.
 
Sin embargo, a pesar de que hace un año fueron restablecidas las relaciones entre los dos países, su actividad comercial aún está paralizada. Y de poco sirve que allí se produzcan unas de las mejores arcillas del mundo, así como tejas, ladrillos y cerámicas, si Venezuela, su mercado tradicional, no compra. En efecto, por la cercanía y ventajas económicas, los empresarios nunca contemplaron otros mercados.
 
Es tal la dependencia que si en este momento Venezuela no compra la caña de azúcar, no está claro qué se debe hacer con ella. Tampoco se cuenta con un puente para trasladar la palma de aceitey es necesario hacerlo en ferry, lo que encarece el producto.
 
“No se verá prosperidad económica hasta que el gobierno entienda que esta es una región que debe integrarse al desarrollo nacional y no al venezolano. Es muy fácil que nosotros demos razón de lo que pasa en Bogotá, pero muy difícil que allá den razón de lo que pasa en Cúcuta”, enfatiza Mora.
 
A todo esto se sumó la ola invernal, que afectó carreteras y viviendas, y los problemas de infraestructura vial. La carretera Bucaramanga-Pamplona- Cúcuta, una de las más importantes para empresarios y productores, por ejemplo, está cerrada para tráfico pesado.
 
La violencia tampoco le es ajena a Norte de Santander. En este caso, debido especialmente a que en zonas como el Catatumbo y la Gabarra hay plantaciones de coca protegidas por grupos al margen de la ley, los cuales aprovechan la frontera para comercializar el producto.
 
A pesar de las dificultades para turistas y buena parte de su millón de habitantes, este departamento sigue siendo uno de los destinos más completos del país. Una región cosmopolita donde nadie se siente extraño. “No es el paraíso perdido, sino el paraíso escondido y una de esas pocas regiones donde todavía hay tiempo para tener vida familiar”, dice Mora.
 
Para María del Carmen Durán, subgerente financiera del Grupo Nova S.A., radicada en Cúcuta desde hace 31 años, esta es una de las ciudades donde se vive con menos estrés. Una región con cobertura de agua potable en el 92 por ciento de los municipios y alcantarillado en el 90 por ciento, que se ha venido ajustando a la modernidad y que está avanzado para convertirse en una zona de negocios.
 
“Tenemos municipios tan agradables como Salazar de las Palmas, Chinácota o Bochalema. Y Cúcuta, siendo una ciudad tan caliente, a tan solo 70 kilómetros tiene clima frío. Es un departamento con paisajes naturales, árboles y ríos como el Zulia, que se convierten en la compensación del subdesarrollo”, completa Mora.
 
Según José Miguel González, presidente ejecutivo de la Cámara de Comercio de Cúcuta, esta es una región abierta y amable, que por su ubicación geográfica atrae a un buen número de interesados en aprovechar las oportunidades comerciales que se tienen con Venezuela. Es una ciudad con una amplia oferta de parques, restaurantes y centros comerciales, y reconocida por su historia. Allí nació Francisco de Paula Santander, el Hombre de las Leyes, así como la Constitución de 1821, que le dio vida a la Gran Colombia.
 
 Es también una zona con mano de obra calificada y con la infraestructura necesaria para hacer empresa. “Cuando una firma llega con un valor agregado, tiene éxito asegurado”, señala David Ararat, presidente de Cerámicas Italia y quien vive en Cúcuta desde 1996.
 
 Norte de Santander es, para buena parte de sus habitantes, un departamento con todas las comodidades de una ciudad grande, pero sin las incomodidades de las distancias y las congestiones. “Acá todo es cerca. Es posible trasladarse sin mayores inversiones en tiempo y dinero”, enfatiza Mora.
 
Con la certeza de que después de una ruptura de relaciones la reactivación nunca será inmediata, su población confía en que la situación mejorará y los consolidará como lo que son: un polo de desarrollo.
 
Un buen pronóstico
 
Con la reforma de la Ley de Regalías, este departamento pasará de recibir anualmente 20.000 millones de pesos a 250.000 millones, buena parte de los cuales se invertirán en desarrollo tecnológico e infraestructura vial.
 
• Uno de los proyectos es la doble calzada entre Cúcuta y Bucaramanga, así como una vía transversal que atraviese la zona norte del departamento y permita llevar los productos directamente a la costa caribe.
 
• Otro propósito es declarar parque natural el Páramo de Santurbán, para evitar que se vea afectado por las multinacionales que explotan oro.
 
• Se estima que, de lograrse el pago completo de la deuda que Venezuela tiene con las empresas exportadoras, se generarán, mínimo, 20.000 empleos y aumentará la confianza para que estas vuelvan a producir.
 
• Se busca continuar en el trabajo institucional y regional de ampliar mercados para los productos del departamento, así como realizar una gran estrategia de promoción para atraer nuevos capitales.